5 consejos para recuperar el parqué y la tarima de casa

Calzar los muebles con fieltro o sustituir el cepillo por la mopa son algunas de las claves para lucir un suelo impoluto.

La madera de tarimas y parqués es un material muy delicado que requiere de cuidados especiales.
La madera de tarimas y parqués es un material muy delicado que requiere de cuidados especiales.

Son muchos los trucos y consejos que existen para tener una casa impecable, dado que la limpieza es un aspecto fundamental para mantener un entorno agradable y libre de bacterias y ácaros. Aunque en ocasiones estas tareas pueden resultar costosas, dedicar un breve tiempo diario a las diferentes estancias y espacios de una casa (un día se puede hacer una limpieza de armario, otro la cocina…) es sinónimo de confort en el hogar.

Igual que para lucir unos electrodomésticos que parezcan siempre nuevos son necesarios productos adaptados a cada uno de ellos, la madera es un material muy delicado que requiere también de cuidados especiales. Lo recomendable es lijar, barnizar y tratar la madera cada 10 años, pero existen algunos trucos que se pueden practicar en el día a día y evitan un excesivo deterioro ante el paso del tiempo.

Para la limpieza diaria, es más aconsejable utilizar una mopa que un cepillo cotidiano, puesto que la fricción de las cedras, que generalmente son de plástico, pueden dañar el suelo. Además, con la mopa se limpia mucho más rápido y se llega mejor a esquinas y rincones.

El agua y la humedad son los principales enemigos de la madera. Si cae algún líquido, hay que secarlo con rapidez con papel de cocina e incluso usando un secador sobre la zona afectada, para evitar que se filtre por las juntas. En cualquier caso, esto no significa que no se pueda utilizar la fregona: conviene hacerlo cada 10 días, solo con productos adaptados a la madera (o una mezcla suave de agua y jabón, nada de vinagre) y muy bien escurrida.

Si hay alguna mancha resistente que no se ha ido con agua y jabón, se puede frotar con un algodón empapado en quitaesmalte o alcohol, frotando con suavidad. Si aun así, la mancha no desaparece, se puede probar con un destornillador envuelto en una tela o un trapo, para hacer más fuerza a la hora de rascar sin dañar la madera.

Para que no se raye innecesariamente, conviene calzar las patas de sillas, mesas y sofás con pegatinas de fieltro. Así, cuando haya que moverlos, evitaremos que se produzcan estas marcas prácticamente imborrables. Estas pegatinas son muy útiles también para los grandes muebles, aunque no se muevan con tanta frecuencia.

Si notas que alguna de las piezas cruje al andar sobre ella, un buen truco es esparcir un poco de talco por encima y repartirlo con un cepillo en torno a la pieza en cuestión. El polvo se colará por las juntas y actuará como almohadilla, haciendo desaparecer estos molestos ruidos. Déjalo actuar durante unos minutos (puedes pisarlas suavemente para que asiente mejor) y después limpia el suelo con el producto habitual que uses de manera habitual.

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