El comité de Opel, en la encrucijada

Los sindicatos analizan cómo retomar hoy la negociación de un convenio que ha tenido un mal inicio por los drásticos recortes que la dirección ha puesto encima de la mesa

El Nuevo SUV Compacto Citroën C3 Aircross, que se fabrica en la factoría zaragozana de Figueruelas, ha obtenido el premio Autobest 2018 como Best Buy Car of Europe, el mejor coche para comprar en 2018. Este modelo, cuyo lanzamiento tuvo lugar en agosto, es uno de los 7 finalistas del prestigios título europeo de Coche del Año (Car of the Year). El ganador del Coche del Año 2018 se anunciará el próximo 5 de marzo, en el Salón de Ginebra, informó Citroën España.
El C3 Aircross, fabricado en Zaragoza, premio Autobest 2018
Citroén

Hoy el comité de empresa de Opel España tiene que mostrar sus cartas en una partida, la del nuevo convenio, en la que se presenta muy difícil ganar. Con una diferencia en coste laboral por hora del 17,2% frente a la planta hermana, PSA Vigo, que le ha asignado el grupo francés, poco margen le queda para negociar. Menos, cuando por activa y por pasiva le han venido advirtiendo de que solo «invertirán en plantas cuyas condiciones de competitividad lo hagan posible».

Así, de ser la ‘joya de la corona’ en competitividad dentro de Opel Europa cuando era propiedad de GM ha pasado a ser la ‘cenicienta’ que ha de ajustar sus condiciones laborales para que le lleguen proyectos a futuro. Y por si fuera poco con este giro de 180 grados, a los sindicatos se les hecho saber que Figueruelas es la que mejor librada sale del plan de reestructuración de casi 1.200 despidos en las plantas europeas para ajustar su capacidad. La factoría zaragozana es la única que queda fuera del recorte de Opel gracias a haber lanzado este año dos modelos fruto de la alianza entre Opel y PSA y contar con abundante carga de producción que la obligará a pasar de trabajar los 15 turnos actuales a 18. Por tanto, Opel ha expresado claramente que mientras las otras factorías europeas perderán empleo, Figueruelas sufrirá, pero únicamente una rebaja de condiciones.

Un mal menor para la compañía pero mayúsculo para una plantilla que lleva años haciendo sacrificios para unos gestores que han sumado pérdidas millonarias y que ahora, ya en manos de PSA, vuelven a reclamarles una nueva vuelta de tuerca en costes.

Los sindicatos deben resolver esta difícil encrucijada en la que además la dirección les quiere hacer aparecer como los ‘malos’ al estar poniendo en peligro el futuro de la planta si no son capaces de llegar a un acuerdo que garantice la competitividad y la asignación de nuevos modelos.

Conscientes de que tendrán que ceder, igual que la dirección, el comité ya avanzó ayer que antes de reunirse con Opel «la parte social nos hemos citado previamente para ver las posiciones de los diferentes sindicatos en explorar las posibilidades de presentar una propuesta».

Asimismo, UGT ya dijo ayer que «se van a hacer todos los coches y que no se va a dejar de fabricar ninguno en la planta de Figueruelas», lo que quiere decir que habrá que trabajar más, probablemente todos los sábados del año que viene. Lo que hay que dirimir ahora es a qué precio y en qué condiciones. Máxime, cuando la dirección es la que ha puesto ya líneas rojas en rebaja salariales y de pluses, como lamenta

CC. OO. al entender que este ha sido «un mal inicio de negociación» y que la propuesta planteada por Opel en términos generales sigue siendo «inasumible».

Figueruelas es competitiva. Es ‘vox populi’. Lo saben las instituciones, los trabajadores, las auxiliares y en general todo el sector, pero PSA le exige serlo más para asignarle producto. Es la cara y la cruz de un convenio que va a hacer sudar mucho la camiseta al comité de empresa. Ya cuando Opel presentó su propuesta de drásticos recortes, el comité reunió a la plantilla en asambleas para ver si contaba con su respaldo a la hora de rechazarla. Ahora tendrá de nuevo que sondear a los trabajadores para ver hasta dónde están dispuestos a llegar. La presión de Opel de cerrar aunque sea un principio de acuerdo hoy tampoco ayuda a aliviar la presión que la representación de los trabajadores soporta en una posición harto complicada.

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