La esperada puesta a punto de Magna automoción

La multinacional, que ya tiene acondicionada la nave en el polígono de Pedrola, sigue preparándose para arrancar en cuanto le sea posible la estampación en caliente de piezas.

Instalaciones de Magna en el polígono El Pradillo de Pedrola
La esperada puesta a punto de Magna automoción
Aránzazu Navarro

Calladamente y paso a paso. Así va el montaje de la nueva planta de Magna en el polígono El Pradillo de Pedrola. Con gente ya contratada –matriceros que les han ganado a otras auxiliares ofreciéndoles mejor remuneración y otros operarios a los que sigue formando– y con la puesta a punto de parte de las máquinas que ya les han llegado, Magna sigue acondicionando sus instalaciones para arrancar el proceso productivo de estampación en caliente. La fabricación de piezas para varios modelos de Volkswagen y previsiblemente para el nuevo Corsa que GM lanzará en 2019 son algunos de los proyectos para los que sigue preparándose.


Sin haber colocado todavía ni el logo ni la firma de Magna a las puertas de la nave y haciendo gala de un hermetismo difícil de entender en una época en que la transparencia es un valor para empresas y Administración, la nueva planta de Magna prepara su puesta a punto. Prueba de ello son los operarios que se veían entrando y saliendo de la nave este mismo martes, así como el trasiego de camiones y los abundantes coches estacionados a su puerta.

Proveedores y personal de otras empresas confirmaron que hace meses trabajan para Magna en la puesta en marcha de su maquinaría, aunque la mitad de la nave esté todavía sin ocupar. Según fuentes del sector, el proyecto se habría ralentizado respecto a la previsión inicial por la dificultad de encontrar el personal adecuado y algún que otro tropiezo como el cambio de ubicación al principio, al haber dejado suspendidos –después de iniciarlos en enero de 2016– los trabajos para preparar unos 20.000 metros cuadrados de terrenos municipales del polígono y trasladarse posteriormente a una nave ya construida propiedad de una firma de capital riesgo vacía y que anteriormente ocuparon distintas empresas de logística.


Desde entonces, se urgieron los permisos municipales para obtener la licencia de obras para el acondicionamiento de dicha nave, así como la licencia de actividad. "Les corría bastante prisa. Imagino que porque con una inversión tan importante, cuanto antes empiecen a producir y por tanto a amortizarla mejor", señalaron fuentes conocedoras de un proyecto industrial que más de un año después de que se anunciase su llegada sigue envuelto en un gran secretismo.Sin inauguración oficial

Este mismo martes, el Gobierno de Aragón rehusó dar ningún detalle ni del calendario de inicio de la producción ni de la fase en que se encuentra la contratación por parte de Magna, en la que ha mediado el Inaem. Es la empresa la que debe hablar, dijeron, pese a haber sido el propio presidente, Javier Lambán, quien confirmó el pasado 28 de abril la inversión de 30 millones y la creación de 150 puestos de trabajo por parte de Magna en una primera fase. Unos planes de puesta en marcha que la DGA, argumenta, corresponde anunciar a la empresa, que hasta ahora ni siquiera ha comunicado su desembarco en Pedrola, evidente hoy por la actividad que se ve en la planta, y que probablemente tampoco vaya a tener inauguración oficial.


Al parecer, la política de Magna pasa porque solo clientes, proveedores y trabajadores, que han de firmar una cláusula de confidencialidad, conozcan lo que se hace de puertas para adentro. De hecho, para garantizar esa privacidad, tras la visita de Lambán, a finales de abril, a una auxiliar de automoción Arcelor Mittal Tailored Blanks, cercana a Magna, la compañía hizo colocar una garita de seguridad para controlar el acceso a posibles demandantes de empleo y otros curiosos.

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