Los cultivos de maíz transgénico se reducen por primera vez desde su llegada a Aragón

Los cultivos de maíz convencional y para consumo humano son mayoritarios por primera vez en mucho tiempo en el campo aragonés.

Un agricultor realiza las labores de preparación de la tierra para la siembra de maíz.
Los bajos precios hacen prever una caída histórica del cultivo de maíz en Aragón
Heraldo

Aragón ha sido durante años el mayor productor de maíz transgénico de Europa. Y lo sigue siendo, pero su presencia en el campo aragonés ha caído considerablemente en las últimas campañas. Según los datos facilitados por la DGA con arreglo a las declaraciones de la PAC, Aragón cuenta en la actualidad con 26.768 hectáreas cultivadas con maíz MON 810, la única variedad genéticamente modificada implantada en España, que se utiliza exclusivamente para pienso, y cuyo peso en el mundo agrario de la Comunidad ha sido muy importante debido a su inmunidad a la plaga del taladro, una oruga que hasta la introducción de las semillas transgénicas asolaba los maizales del Valle del Ebro.


El número actual de estas hectáreas es sensiblemente inferior al de hace solo una campaña, cuando se contabilizaban más de 32.000, y mucho más reducidas que las estimaciones que en su momento llegó a dar el Ministerio de Agricultura (54.400 hectáreas en el año 2013), aunque los datos procedentes del Gobierno Central siempre han sido tildados como “poco realistas” por los ecologistas y otros colectivos reacios a los OGM, al realizarse en función del número de semillas vendidas, y no de las superficies declaradas.


Sea de una forma u otra, lo cierto es que su superficie ha descendido por primera vez desde su introducción a comienzos de siglo en contraposición a lo que ha ocurrido con los cultivos de maíz tradicional, aquel dedicado exclusivamente al consumo humano y otras aplicaciones. Si hasta hace escasos tres años se consideraba que aproximadamente el 65% del maíz cultivado en Aragón era transgénico, hoy su porcentaje se reduce hasta el 43%, dejando al maíz tradicional de nuevo a la cabeza, una situación que no se daba en más de una década.


Pero, ¿qué ha pasado hasta llegar a esta situación? Según explica José Manuel Penella, Secretario General de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón, este cambio de tendencia se debe a diversos factores. El principal, el económico. “El precio de los cereales en los últimos años ha entrado en una tendencia bajista y, por contra, varias empresas han comenzado a explotar en España el uso de maíz para consumo humano, es decir, no transgénico, ofreciendo primas a los agricultores que lo cultivan, lo que ha hecho que muchos se sumen a ello”, señala.


Dos empresas que aplican esta política en la comunidad son Syral y Liven Agro. Ambas utilizan el maíz para la elaboración de snacks, semolería e incluso en el caso de Syral para aplicaciones farmacéuticas.


Pero el económico no es el único motivo que explica este ascenso del maíz para consumo humano y el descenso de los transgénicos. Según señalan fuentes del sector agrario, en los últimos años la plaga del taladro -que llegó a ser endémica en el Valle del Ebro- ha tenido una menor presencia, lo que ha hecho que junto con los mejores precios muchos agricultores hayan dejado de usar transgénicos.


Con todo, la presencia de cultivos genéticamente modificados en Aragón sigue siendo importante, y de hecho se estima que la reducción de la presencia de taladro en el último lustro tiene mucho que ver con su presencia. “El maíz genéticamente modificado que se usa en Aragón tiene un único fin, evitar la plaga del taladro. En cada plantación de este tipo hay una zona denominada refugio donde se planta maíz convencional para ver las afecciones del taladro y dejar también espacio a esta especie”, explica Miguel Gutiérrez, responsable del la Unidad de Tecnología Vegetal del CITA.


En su opinión, los vaivenes en los cultivos de transgénicos y de maíz en general también responden a diversos factores. “Si se ven las gráficas de cultivos de maíz se puede observar una tendencia de dientes de sierra, porque el cultivo de maíz es muy variable en función de los años con sequía por ejemplo, como ha sido este último”, cuenta.Transgénicos: entre las críticas y el desconocimiento


Con todo, los transgénicos siguen siendo uno de los focos que ponen los ecologistas a la hora de remarcar la situación de Aragón. Su uso ha traído siempre sospechas por parte de algunos sectores de la opinión pública al acusarse a estos cultivos de antinaturales y perjudiciales para la salud.


Hoy por hoy, cada vez son más los países de la Unión Europea que han rechazado cultivar transgénicos, dejando a España, con Aragón a la cabeza, como el primer productor de la eurozona. Eso sí, aunque el cultivo de transgénicos está vetado de un modo u otro en muchos territorios bajo la órbita de Bruselas, la Unión Europea sí que importa cada año transgénicos elaborados en otras regiones económicas.


Sin ir más lejos, la Comisión Europea autorizaba la pasada semana la comercialización de varios nuevos organismos genéticamente modificados de maíz de Syngenta para alimentación y pienso en la Unión Europea. No se permitirán cultivar en territorio europeo, pero sí su comercialización durante un periodo mínimo de diez años.

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