Abengoa prescindirá de un tercio de su negocio para evitar la quiebra

La firma se centrará en ingeniería y construcción y venderá los biocombustibles.

Exterior del complejo de Abengoa Water en la localidad sevillana de Dos Hermanas.
Abengoa encara una semana decisiva para perfilar un pacto que evite su quiebra
José Manuel Vidal/Efe

Dos meses después de declarar el preconcurso de acreedores, y a otros dos de que cumpla el plazo legal antes de que quiebre, el consejo de administración de Abengoa estudió este lunes el plan de viabilidad propuesto por Alvarez&Marsal con el que la dirección de la compañía pretende convencer a la banca para que acepte la reestructuración de su deuda. La radiografía propuesta será la de una multinacional completamente diferente a la que se conocía hasta ahora en tamaño, actividades y modelo de negocio. Lo hará para sobrevivir y para que "la compañía siga siendo rentable y viable", según informó este lunes por la noche a la CNMV en un hecho relevante.


El plan de viabilidad propone "unos niveles de ingresos en los próximos años del orden de dos terceras partes de los obtenidos en 2014". Es decir, unos 4.600 millones de los 7.000 que facturó ese ejercicio, según sus propias cuentas, dejándose por el camino otros 2.300 millones. Para ello, los dirigentes de la ingeniería especializada en renovables tendrían que realizar un conjunto de desinversiones, a través de la venta de buena parte del negocio.


A nivel operativo, el grupo "se centrará en las actividades de ingeniería y construcción con tecnología propia o de terceros", según consta en el documento de saneamiento. Además, la corporación pretende llevar a cabo "la venta de activos no fundamentales, incluyendo todos los de biocombustibles de primera generación".


El objetivo de los gestores pasaría por actuar, sobre todo, en el plano internacional, donde genera un 88% de su actividad. Algunas de las filiales como las de Brasil, Costa Rica o Turquía, tendrían que echar el cierre. A donde no podrá llegar el plan de recortes de Abengoa es a su filial de Estados Unidos, ahora llamada Atlantis -antes, Yield-. La matriz, que controla un 43% de esta compañía norteamericana después de haber tenido que desprenderse de un 4% después de que sus bonistas canjearan deuda por acciones, mantiene esta propiedad como aval de cara a diversos créditos concedidos por los bancos.


De forma indirecta, el resultado implicaría el despido de una parte de la plantilla, aunque la firma no realiza ninguna mención en el comunicado enviado a la CNMV sobre esta cuestión. En la actualidad, Abengoa cuenta con más de 28.700 personas en nómina -de ellas, 7.000 en España-, de las que podría tener que desprenderse de hasta un 25%. Ya había paralizado la prórroga de hasta 500 contratos temporales.


Sin embargo, Abengoa se enfrenta ahora al escrutinio de la banca acreedora, que lo revisará a través de KPMG para proponer una solución global en torno a la viabilidad de la compañía, su modelo de negocio y la reestructuración de la deuda que alcanza, sólo a través de créditos, los 9.000 millones. El presentado este lunes "no tiene por qué ser el plan definitivo", destacaron fuentes cercanas a la negociación. Se prevén semanas muy duras.


En cualquier caso, las expectativas generadas entre los inversores ante el estudio de este plan por parte de la cúpula de Abengoa provocaron la reacción del mercado con una subida del 35% en el caso de los títulos de tipo 'B' -los que habían cotizado en el Ibex-35 hasta que se inició la actual crisis-. En los dos últimos meses, el valor ha sido pasto de los especuladores. Desde el 25 de noviembre, los títulos de Abengoa 'B' han perdido un 76%.

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