La agencia Moody's aplaza la revisión de la nota de España a dos meses vista de las urnas

La mantiene en un aprobado medio desde febrero de 2014, peo no ve claro el fruto de las reformas y es menos optimista que el Gobierno de Rajoy.

Cambio de planes de última hora y un posible nuevo respaldo a la política económica del Gobierno que tendrá que esperar. La agencia de calificación Moody's optó por aplazar la revisión del 'rating' de la deuda soberana española sin fecha fija y lo hizo a poco más de dos meses vista para las decisivas elecciones generales del próximo 20 de diciembre, que pueden provocar cambio de inquilino en La Moncloa.


En un escueto comunicado conocido a última hora de este viernes, la firma con sede en Londres deja fuera de su última actualización a España -junto a Corea del Sur y República Checa-, además de una veintena de gobiernos locales y regionales de la Unión Europea. Y no abunda en mayores explicaciones al respecto.


Fuentes del mercado, sin embargo, apuntan que aunque Moody's ve signos de mejora en la economía española, no termina de tener claro si procede en estos momentos una subida de su nota, puesto que se descarta por ahora lo contrario. Está situada en un aprobado medio (Baa2) con perspectiva positiva desde febrero de 2014, cuando la elevó un escalón apreciando cierta mejora en el país, pero desde entonces no la ha vuelto a dar un empujón. Las otras dos grandes agencias, Fitch y Standard & Poor's, tienen esa misma deuda soberana un puesto por encima (BBB+, aprobado alto), aunque la segunda acaba de ascenderla y la primera lo hizo ya en abril de 2014.


Otros países de la zona euro con problemáticas parecidas a la de España están bajo el mismo listón de Moody's. Italia mantiene su 'rating' (Baa2) y la deuda soberana irlandesa está incluso un puesto por debajo (Baa1). Los tres países que, según la lista de calificaciones, aún presentan un "riesgo moderado" de ver frustradas sus expectativas de recuperación económica y financiera. Portugal, Grecia y Chipre, por su parte, siguen en la zona de 'bono basura', con riesgo "alto o muy alto".


En su último informe sobre la economía española, publicado el 23 de septiembre, esta agencia elevaba al 3,2% la previsión de crecimiento en España para 2015 y la mantenía en el 2,7% para 2016, una y tres décimas menos, respectivamente, de lo que prevé el Gobierno. Lo hizo apuntando a "la demanda interna, el consumo privado y la inversión" como "los principales motores de la economía", pero generando a la vez dudas.Resultados aún inciertos


"Todavía no hay certeza sobre si las reformas estructurales implementadas estos años -advertía Moody's- llevarán a un potencial de crecimiento económico considerablemente más fuerte (menor al 2%)". Y es que respecto al paro, por ejemplo, afirmaba que aunque la creación de puestos de trabajo "se ha recuperado recientemente, el desempleo altamente estructural sigue siendo un lastre para el potencial de producción".


Y sobre el déficit, en el también ha incidido la Comisión Europea recientemente porque no termina de creerse que España cumpla las metas previstas para 2015 y 2016, también se mostraba claramente precavida. Sus estimaciones de un desfase en las cuentas públicas equivalente al 4,5% del Producto Interior Bruto (PIB) para este año y de un 3,5% para el próximo superaban, sobre todo en 2016, las estimaciones del Ejecutivo:_4,2% y 2,8%. La causa:_que los Presupuestos del Estado para 2016 -que previsiblemente recibirán la aprobación final del Parlamento la semana próxima- son , en general, "expansionistas", un término crítico usado por las agencias y los mercados para referirse a que el gasto público puede resultar excesivo.


Aunque lo que más parecía preocupar a Moody's era el panorama político, otro de los motivos que le han llevado a aplazar su actualización de la nota de la deuda sin fecha clara, aunque desde el mercado se apunta que probablemente espere ya al resultado de las urnas el 20-D. "El entorno político fluido de España -en referencia a la aparición fulgurante de Podemos y, ahora más, Ciudadanos- introduce algunos elementos de incertidumbre a la dirección política en los próximos años", afirmaba entonces. Y aunque no esperaba un "cambio perjudicial" en las políticas económicas, sí constataba que "puede ser más difícil aprobar leyes en el próximo Gobierno" puesto que requerirá de distintos apoyos.

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