La industria aragonesa vuelve a carburar tras perder un 10% de su peso en la economía

Las empresas están aumentando su producción, aletargada durante la crisis.

La industria aragonesa está empezando a salir del sopor que ha mantenido durante la crisis. Aragón cosechó durante el cierre del 2014 el mejor final de año en los índices de producción industrial desde 2007, creciendo hasta un 4,7%, tres veces más que la media nacional y generando 9.500 empleos de un año para otro.


Unos datos positivos y defendidos a capa y espada por el Gobierno pero que si se bajan a la tierra -y en concreto, a los terrenos de los polígonos industriales- guardan una mejoría aún muy incipiente.


“El sector se está reactivando, obviamente, pero no es debido a la creación de nuevas iniciativas, si no a que la capacidad productiva de las industrias había bajado mucho durante la crisis y ahora se están volviendo a habilitar líneas de producción que estaban cerradas por la falta de la demanda”, señala Juan Pedro Márquez, presidente de la Federación de Polígonos Empresariales de Aragón (Fepea), uno de los entornos de la actividad que más refleja visualmente lo que supuso el parón de la recesión económica.


Las imágenes de polígonos prácticamente desérticos, especialmente en las zonas rurales, se ha hecho ya con un hueco en el particular álbum iconográfico de la crisis, estampa que ahora se empieza a olvidar en algunos de los polígonos del área metropolitana de Zaragoza, pero que tardará en borrarse completamente debido “a la excesiva oferta que se produjo durante los tiempos de bonanza”.


Pese a esto, desde el sector se señala que la mejoría, una vez tocado fondo, es más que palpable. La estabilización de la planta de GM en Figueruelas y el crecimiento de la industria manufacturera en el último trimestre del curso pasado son prueba de que ya se ha dejado atrás el panorama “desolador” comenzado hace más de un lustro, y que ha restado irremediablemente peso a las plantas y fábricas en la economía aragonesa.


Solo desde 2010, el índice de volumen encadenado de la industria aragonesa -valor recomendado por Europa para medir la producción real- cayó hasta 2014 un 10% en contraposición al sector servicios, que creció cerca de un 6%. Un cambio en la pauta económica provocado principalmente por el descalabro de la construcción y su arrastre sobre todas las empresas asociadas, y que también ha dejado su huella en el PIB aragonés. Así, la industria cada vez representa menor porcentaje en los casi 33.000 millones de euros que produce la Comunidad cada año, pasando de aglutinar un 21% de todo este montante en 2008 a poco más de un 15% según los últimos datos.


En el apartado del empleo, el aumento de la producción y la reducción del número de EREs de extinción también ha provocado que el sector industrial aragonés entre en 2015 con los mejores datos. Hasta 9.500 personas más estaban trabajando en el sector según los dato de la EPA con respecto al año anterior, momento en el que se toco fondo con solo 88.500 trabajadores en las plantas y fábricas de la Comunidad después de haberse albergado a más de 122.000 hace seis años.


“La mejoría en la contratación ha llegado con el aumento de la demanda interna, que poco a poco es más sólida. Además, es un empleo que llega sin nuevas inversiones, ya que se produce en las líneas o los turnos que las empresas habían tenido que desactivar al no poder dar salida a su producción”, señala Márquez.


Desde los sindicatos, no obstante, se explica que el empleo actual en la industria -habitualmente más sólido que en otros sectores- ha caído durante el ciclo de la crisis en temporalidad y menor seguridad. Prueba de ello es que durante 2014 la mayor parte de los contratos ligados al sector llegaron por parte de Empresas de Empleo Temporal.


La Comunidad de Calatayud, un viaje de ida y vuelta

La comarca de la Comunidad de Calatayud es un fiel ejemplo de la caída e incipiente repunte que ha tomado la industria en Aragón.


Hace ya casi dos años, el pueblo de Ateca amanecía con la noticia de que la multinacional Mondelez iba a cerrar su fábrica centenaria de chocolate para llevar la producción de los icónicos 'Huesitos' a Polonia. Un mazazo para un pueblo que ya había perdido parte de su red industrial y que suponía la pérdida de los más de 100 puestos de trabajo con los que contaba la planta.


Finalmente, tras casi seis meses de protestas, la compra de la fábrica por parte de Chocolates Valor aseguraba que la barrita siguiera haciéndose donde nació, aunque reduciendo su plantilla en más de un 50% en base a prejubilaciones y traslados.


Una situación que también se ha vivido en la misma capital bilbilitana, donde apenas un mes antes se anunciaba el cierre de la industria Kimberly-Clark, dedicada a la fabricación de pañales y con más de 200 trabajadores. Sin embargo, a finales de 2014, Calatayud recibía dos nuevas noticias: Industrias Monzón llegaba en la ciudad con un plan para crear 53 empleos en los mismos terrenos que había dejado vacíos Kimberly, e Indeplas Sistemas ampliaría su plantilla progresivamente a lo largo de este año.


Todo un revulsivo para la cuarta ciudad de Aragón, una de las más azotadas por la crisis económica.