Barcoj devuelve 484.200 euros por sus 'gastos B' en Caja Madrid

Asegura que las tarjetas eran una "asignación retributiva complementaria"

El exdirector general de Caja Madrid y Bankia Ildefonso Sánchez Barcoj ha entregado un cheque en la Audiencia Nacional por valor de 484.200 euros, correspondiente a los cargos que realizó con la 'tarjeta B' que tenía asignada en la caja de ahorros, al objeto de que se "elimine cualquier daño que pudiera haber sufrido" esta entidad. 


Así consta en un escrito al que ha tenido acceso en el que el número dos de Miguel Blesa, que ya devolvió los 90.879 euros que gastó con la tarjeta opaca de , señala que es "rotundamente falso" que interviniera en "la creación de las tarjetas, en la oportunidad de su uso, en la determinación de las personas a las que habría de asignarse, en el límite económico anual y en la forma con la que habrían de ser utilizadas". 


Sánchez Barcoj, que declarará mañana, jueves, ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu junto al expresidente de Bankia Rodrigo Rato y al de Caja Madrid Miguel Blesa, también niega en su escrito que su 'tarjeta B' no tuviera "una relación contractual previa" con la entidad y señala que él no era responsable de las retenciones que deberían haberse practicado por estos gastos.

"Asignación retributiva complementaria"

Sánchez Barcoj, que niega haber cometido cualquier tipo de irregularidad, defiende que las tarjetas constituían "una asignación retributiva complementaria especialmente destinada a compensar los gastos que hubiese de soportar en el desarrollo de sus funciones, sin perjuicio de disponer con libertad del excedente hasta el límite asignado" que, según asegura, "siempre" respetó. 


Además, señala que este complemento retributivo a través del uso de la tarjeta que se le asignó, "sin haberlo pedido", representa "un aumento muy poco significativo y por tanto proporcionado y regular de su retribución económica". 


Tras apuntar que su plástico le fue entregado "en el ámbito de la relación jurídica de contrato de trabajo que mantenía con Caja Madrid", el lugarteniente de Blesa asegura que su integración en el Departamento de Auditoría Interna impedía que pudiese tener "cualquier intervención con el procedimiento de emisión y con el funcionamiento de las tarjetas". 


De igual modo, niega que las 'tarjetas B' dependieran de la Dirección Financiera de la entidad, a la que accedió en mayo de 2007 y agrega, en este punto, que el origen de este sistema de remuneración se remonta a "la década de los ochenta". 


En relación con la fiscalidad de la 'tarjeta B', el abogado de Sánchez Barcoj, Jesús Castrillo, señala que la realización de las correspondientes retenciones "no era una función asignada" a su representado y que "la práctica resultante no podía ser desconocida de la Inspección, que revisaba las cuentas de la entidad y permanecía de forma permanente en ella". 


También señala que, si existe "alguna insuficiencia en su declaración del IRPF", su cliente estaría dispuesto a "abordarla y a atenderla una vez que se le señale, por quien corresponda, la cuantía de la retención y la cuota complementaria presuntamente defraudada", que en ningún caso, según subraya, superaría el umbral de 120.000 euros del delito fiscal.


Intentó entregar el dinero en julio 

La entrega del cheque se ha producido después de que Sánchez Barcoj intentara restituir la cantidad gastada a la Fundación Obra Social Caja Madrid. Según asegura, se puso en contacto con su director general, José Guirao, "antes del 10 de julio" y se mostró dispuesto a "seguir sus intrucciones" ante la posible reclamación de las "disposiciones efectuadas". 


El escrito explica que la Fundación le mostró en todo momento "su desconocimiento sobre las decisiones que se pudieran tomar al respecto" y no le indicó los pasos a seguir para devolver el dinero a pesar de que insistió en varias ocasiones durante el mes de julio y el de septiembre. 


Sánchez Barcoj también asegura que después de enterarse, a través de "la explosión mediática" que generó el caso, que existían informes de auditoría y del FROB que apuntaban a "un uso irregular" de las tarjetas, dirigió un burofax a la Fundación y le pidió que le informara "con urgencia" de la cantidad que debía devolver.