Pemex rompe alianza con Repsol después de casi tres años de desacuerdos

Pemex confirmó que las acciones que aún tiene en Repsol serán colocadas en el mercado en agosto.

La petrolera mexicana Pemex vendió el miércoles la mayor parte de su participación en Repsol y puso fin a una larga alianza con el grupo español después de casi tres años de desacuerdos y polémicas por el control corporativo.


La compañía pública mexicana colocó el miércoles el 7,86% del capital de Repsol a 20,10 euros por acción y presentó su dimisión como miembro del Consejo de Administración, después de que su participación en el la petrolera española quedara reducida a un 1,4 %.


Petróleos Mexicanos atribuyó la desinversión a sus "diferencias" con el equipo directivo, la "baja rentabilidad" de las acciones del grupo español y el hecho de que no se materializaran los "beneficios mutuos" previstos en un acuerdo firmado entre las dos empresas hace dos años.


El director general de Pemex, Emilio Lozoya, anunció el miércoles que las acciones que aún conserva en Repsol serán colocadas en el mercado una vez que se liquide un crédito con vencimiento en agosto y que fue utilizado hace tres años para la ampliación de su participación en esa petrolera.


En una rueda de prensa celebrada en la sede de la compañía en la capital mexicana, Lozoya explicó que un factor decisivo en la salida de Repsol fueron las fuertes discrepancias con el Consejo de Administración encabezado por Antonio Brufau.

A pesar de que Pemex era el segundo socio más importante de Repsol, solo tenía uno de los 16 asientos en el Consejo de Administración, por lo que su "injerencia era muy limitada", afirmó.


Además, dijo, ni México ni Pemex, socio del grupo español desde 1990, formaban "parte del Plan de Negocios de Repsol presentado por su actual administración" a finales de marzo, lo que evidenció "su falta de interés en los fundamentos sobre las cuales se formó esta alianza".


Lozoya también criticó las altas remuneraciones que se otorgaban a los directivos, similares a las de las petroleras más rentables del mundo, en momentos en que Repsol se encontraba en el nivel más bajo de sus ingresos.


Las desavenencias entre Pemex y la dirección de Repsol comenzaron a mediados de 2011, cuando la empresa mexicana se alió con Sacyr, entonces presidida por Luis del Rivero, para sindicar sus acciones e intentar arrebatar el control del grupo a Brufau.

Pero dicho propósito se frustró tras la destitución de Del Rivero como presidente de Sacyr en octubre de 2011, y en enero de 2012 las dos petroleras firmaron un acuerdo de estabilidad, que incluyó el compromiso por 10 años de Pemex de no bajar del 5 % ni exceder el 10 % del capital de la española.


El titular de Pemex recordó que el "objetivo original" de la inversión en Repsol era impulsar la transferencia de tecnología, lo cual "no se materializó".


Asimismo, consideró bajo el rendimiento para Pemex, que se situó en el 5 % anual incluyendo los dividendos, una cifra inferior al retorno mayor al 10 % que tuvieron otras importantes petroleras.


En la última década, añadió, las acciones de Repsol dejaron una plusvalía del 30 %, lo cual es "muy insatisfactorio" comparado con los resultados de empresas internacionales de energía, que obtuvieron el 94 % en el mismo periodo.


Lozoya destacó que la alianza con Repsol es ahora "un capítulo cerrado" que permitirá a Pemex concentrarse en su gran reto, que es desarrollar esta industria en beneficio de los mexicanos.


Explicó que los 2.091 millones de euros (2.845 millones de dólares) obtenidos con la venta de las acciones serán dirigidos hacia otros proyectos con mejores opciones para generar valor.


"Pemex seguirá abierto a las alianzas internacionales que le permitan elevar su capacidades financieras, humanas o tecnológicas, que se puedan explotar, quizá fuera de México, pero primordialmente en el país", aseguró.


Gracias a la reforma energética aprobada en diciembre pasado, cuya legislación reglamentaria aún está pendiente de ser procesada en el Parlamento, Pemex tendrá la oportunidad de tener "no uno, sino muchos socios", apuntó.


Aunque la desinversión se produce a unos días de que el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, realice su primera visita de Estado a España, la compañía aseguró hoy que "no es un tema de la agenda bilateral".


Sostuvo que la relación México-España "es profunda y amplia", y la reciente inversión de Pemex en el astillero Barreras, donde compró el 51 % de los títulos, "es un ejemplo" de ello.


"La diferencia es que Pemex tiene la mayoría (del astillero gallego) y la autonomía para que esta transferencia tecnológica se ejecute en beneficio de la empresa y de México", añadió Lozoya.