Crisis económica

Grecia avanza hacia un acuerdo con la troika, que no termina de cerrarse

Atenas aspira a que los socios europeos le concedan una prórroga de entre uno o dos años, en línea con los márgenes concedidos a España y Portugal.

Grecia avanza para cerrar un acuerdo con la troika sobre los ajustes adicionales a asumir para recibir un próximo tramo de ayuda financiera internacional, un consenso que no termina de fraguarse y que, aunque anunciado por Atenas en dos ocasiones, ha sido desmentido por Bruselas. 


Atenas y la tríada formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional ultiman los detalles de la revisión del segundo rescate financiero a Grecia, lo que supondrá nuevos compromisos para un país que se resiste a asumir más medidas de austeridad.


El cierre del acuerdo entre Grecia y la troika, que incluye nuevos recortes presupuestarios por valor de 13.500 millones de euros, así como una serie de reformas estructurales y de flexibilización laboral, es necesario para desbloquear un nuevo tramo de la ayuda internacional al país, valorado en 31.500 millones.


Los ministros de Finanzas de la zona del euro instaron a Grecia a resolver los "asuntos pendientes" para finalizar con agilidad las negociaciones, tras mantener una conferencia telefónica en la que analizaron la situación del país.


Los socios de la moneda única "tomaron nota" de los progresos logrados, pero rebajaron las posibilidades de que se tome una decisión rápida que permita el desembolso de la ayuda antes del 12 de noviembre, fecha de la próxima reunión prevista del Eurogrupo.


El primer ministro de Grecia, Andonis Samarás, anunció este martes que había alcanzado el esperado consenso con la troika, información desmentida por la Comisión Europea, mientras que fuentes comunitarias indicaron que aún es necesario cerrar varios "flecos" sueltos.


Pese a este nuevo jarro de agua fría, el Gobierno griego sigue adelante para cumplir las exigencias de la troika, y hoy logró que Parlamento heleno ratificara su plan para facilitar las privatizaciones de activos públicos.


Sin embargo, la votación ha evidenciado las discrepancias que existen dentro de la coalición gobernante, en especial entre los conservadores de Nueva Democracia, liderados por Samarás, frente a los socialistas del Pasok y la izquierda de Dimar, que se oponen a la reforma laboral exigida por la troika.


Las diferencias dentro de la coalición suponen un desafío de cara a las cruciales votaciones que el Parlamento afronta la próxima semana, en las que los diputados deberán ratificar los ajustes presupuestarios para 2013 y una serie de reformas estructurales y de flexibilización laboral.


Los presupuestos, presentados por el Ejecutivo, prevén que la economía griega se contraiga el 4,5 % en 2013, es decir, un sexto año consecutivo de recesión en el que la deuda pública se incrementará hasta el 189 % del PIB y el déficit se situará en un 5,2 %.


En los últimos años, la política de consolidación fiscal exigida por la troika y llevada a cabo a base de recortes sociales ha supuesto un descenso del déficit desde cerca del 15 % en 2009 hasta el 9,4 % en 2011, y se prevé que descienda al 6,6 % en 2012, según la última versión revisada de las cuentas.


En vista de los esfuerzos realizados y del impacto que está teniendo la recesión económica en las cuentas públicas, Atenas espera lograr una mayor flexibilidad para cumplir con los objetivos macroeconómicos marcados por Bruselas.


En concreto, Atenas aspira a que los socios europeos le concedan una prórroga de entre uno o dos años, en línea con los márgenes concedidos a España y Portugal.


Por su parte, los sindicatos griegos han convocado una huelga general de 48 horas para los días 6 y 7 de noviembre para así mostrar su rechazo a las nuevas medidas de austeridad previstas por el Gobierno.


Los griegos también están convocados a participar en la huelga general contra las reformas impulsadas desde Bruselas organizada el próximo 14 de noviembre en varios países europeos, como Italia y España.