ALPINISMO

Una ascensión con historia

Montañeros franceses y españoles subirán hoy a la Gran Facha. El evento se remonta al año 1941.

Una misa en la cima de la Gran Facha pone fin a los actos.
Una ascensión con historia
PEDRO ESTAúN

Un accidente montañero ha dado lugar a una peregrinación que tiene más de medio siglo de vida y que reúne a amantes de la montaña de los dos lados de los Pirineos.


Esto no pudieron imaginárselo el matrimonio Chevalier y Vincent Petit cuando subieron por primera vez aquel 14 de octubre de 1941». Son palabras de Pedro Estaún, presidente español de la Asociación de Amigos de la Facha. Y es que la subida al Gran Facha tiene un origen especial. El matrimonio Chevalier, devotos de la Virgen de Lourdes, ascendieron a la Gran Facha el 14 de octubre de 1941. Durante el descenso, Maïte Chevalier tuvo una caída de la que logró salvarse al clavar su piolet en la nieve. El año siguiente se organizó una expedición a este monte pirenaico para dar gracias por la salvación de Maïte ascendiéndose con una imagen de la Virgen por la que sentían admiración los Chevalier.


Las peregrinaciones a la Gran Facha desde territorio francés se organizaban todos los años. En 1947, justo durante la celebración anual que celebraban los montañeros franceses, 3 jóvenes del club Montañeros de Aragón ascendieron por la vertiente española del monte y se unieron a la celebración. Desde entonces surgió un hermanamiento que dura hasta nuestros días. Este año este ascenso se realizará durante la mañana de hoy, aunque los actos comenzaron ayer. Esta pasada noche franceses y españoles se reunieron en el refugio Edouard Wallon para pasar juntos las horas previas a la subida. El 5 de agosto como día de la subida se instituyó en el año 1965 por ser el día de Nuestra Señora de las Nieves.


Esta edición del ascenso a la Gran Facha será especial ya que se conmemorará el 70 aniversario del accidente del matrimonio Chevalier. Una vez que lleguen a la cima se realizará una ceremonia religiosa y una civil en recuerdo a los caídos en la montaña. «A los que suben por primera vez a un 3.000 se les nombra caballeros o damas de la montaña», explica Estaún. Todas estas actividades en un ambiente de «confraternización, sentido ético, teniendo en cuenta el valor de la montaña y un respeto mutuo». Es tal la importancia de la ascensión que Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, subirá este año por sexta vez a esta cumbre pirenaica a conmemorar la salvación de Maïte.