REAL ZARAGOZA

Territorio complicado

Con solo seis victorias en 29 encuentros, el Reyno de Navarra es un campo ingrato para los intereses del Real Zaragoza. El último triunfo blanquillo se produjo en la 2003/04.

Javier Aguirre conoce bien al Osasuna y al Real Zaragoza porque ha entrenado a los dos
Reajustar la defensa
EFE

Real Zaragoza y Osasuna no son dos rivales más. La relación entre ambos equipos es tan compleja como íntima. Antiguos amigos que, desde hace unos años, tornaron en enemigos casi irreconciliables. Una rivalidad que, desgraciadamente, en ocasiones supera el ámbito deportivo, especialmente entre las facciones más radicales de ambas aficiones.


Esta especial atmósfera ha dotado de cierta importancia extra a los partidos que ambos conjuntos disputan entre sí. Un espaldarazo moral que enriquece a los ya habitualmente apetitosos tres puntos que hay en juego. Ganar o perder tiene especial valor, algo que ambos equipos conocen y por lo que luchan.


Así, durante los últimos años, el conjunto aragonés ha acusado grandes dificultades para conseguir la victoria en el Reyno de Navarra. El último triunfo blanquillo en el feudo osasunista se remonta a la temporada 2003/04, cuando el equipo zaragozano se impuso por 0-1 gracias a un tanto de David Villa desde el punto de penalti. Seis triunfos en 29 partidos es el escaso bagaje que acumulan los aragoneses en tierras navarras.


La profunda renovación acaecida en la plantilla zaragocista hace que muchos de los actuales jugadores no conozcan la presión extra que supone jugar en el feudo rojillo. Da Silva y Mateos, probablemente la pareja de centrales encargados de defender la portería zaragozana, así lo han reconocido en rueda de prensa. Sin embargo, los dos defensas coincidían en señalar que ya han sido convenientemente avisados de la dificultad intrínseca al partido del domingo. No en vano, Javier Aguirre ha vivido el partido desde ambos lados.


La pasada temporada, con el león rampante plasmado sobre su característica gorra, el técnico azteca no pudo pasar de un gris empate a cero. Al menos en la forma ya que las tablas resultaron positivas en cuanto al punto cosechado y rompían una racha de dos derrotas consecutivas para los aragoneses en el campo rojillo. Las malas noticias, sin duda, llegaron en el partido de vuelta. Con una Romareda hasta los topes, la afición esperaba, tras una sorprendente victoria en el Bernabeu, celebrar la ansiada permanencia de su equipo. En cambio, los blanquillos presenciaron una dolorosa derrota por 1-3.


Esta temporada la situación de ambos conjuntos es diferente. Tras conseguir su segunda victoria, el Real Zaragoza vive instalado en la confianza que otorga un equipo en clara trayectoria ascendente. Un ambiente positivo y, en parte, optimista que dista del existente en Pamplona. Osasuna, con siete puntos, solo dos menos que los aragoneses, parece menos fiero que otros años. Los de Mendilibar buscan el punto de inflexión que catapulte a su cuadro lejos de las posiciones calientes de la tabla.