Se cumplen 15 años del "¡Rafa, no me jodas!"

El 29 de septiembre de 1996 en La Romareda, el juez de línea Rafa Guerrero levantó la bandera y decretó penalti a favor del FC Barcelona y expulsión del central zaragocista Xavier Aguado.

Rafa Guerreo y Mejuto González durante el encuentro de 1996.
Se cumplen 15 años del ?¡Rafa, no me jodas!?

Parece que fue ayer pero este jueves se cumplen 15 años de unas palabras que han calado hondo en el ideario colectivo, aquella célebre frase de '¡Rafa no me jodas!'.


Y es que los recuerdos son así, caprichosos, por que el árbito de aquel encuentro, Mejuto González, que se alteró cuando Rafa Guerrero levantó el banderín señalando penalti y expulsión a favor de FC Barcelona en La Romareda frente al Zaragoza, nunca pronunció esas palabras. El colegiado de aquél histórico enfrentamiento dijo: " Vaya joder Rafa, me cago en mi madre".




El Heraldo de Aragón publicaba así la crónica del encuentro el día 30 de septiembre de 1996


Mejuto hunde al Real Zaragoza en la promoción


Alejandro Lucea. Zaragoza

Los árbitros persiguen al Zaragoza en una temporada, en la que de no haber sido por los errores de aquellos, que le han perjudicado gravemente, el equipo aragonés estaría mucho mejor clasificado en la tabla.


Lo que le ocurrió ayer fue especialmente grave. Mejuto González provocó un escándalo que no tuvo peores consecuencias por que el público de La Romareda ya está curado de espantos y de ver pasar por aquí a los más ineptos del gremio.


Su actuación fue insidiosa desde el principio, porque tuvo dos criterios muy distintos para enseñar las tarjetas. Al Zaragoza le cargó enseguida de ella mientras que hubo jugadores del Barcelona, como Luis Enrique, a quienes con idéntico  merecimiento se las perdonó.


Los hombres de Víctor Fernández, sin embargo, superaron ese obstáculo y con un mejor juego que su rival, habían logrado abrir un importante camino hacia la victoria. En el minuto. 53 dominaba el conjunto local por tres goles a uno, llegaba con facilidad al área rival, mientras que los barcelonistas no conseguían superar la línea defensiva aragonesa. En ese momento Mejuto González cambió la trayectoria del partido.


Los errores que cometió fueron tan graves que marcarán su carrera. Será difícil que olvide una tarde tan nefasta en la que su incompetencia no dejó lugar a dudas.


Fueron unas decisiones que han enviado al Zaragoza a la zona de promoción. En el minuto 53 da validez a un gol de Ronaldo, a pesar de que éste parte en posición de fuera de juego. Es el 3 a 2.


En el 65 se produce una jugada que pasará a la pequeña historia del fútbol. El balón está en posesión de Juanmi, cuando Couto le da una patada a Aguado, los jugadores salen hacia el campo del Barcelona y Solana empuja con la mano suavemente a Couto, que se tira aparatosamente al suelo. El colegiado, a indicación de Rafael Guerrero, su juez de línea, expulsa a Aguado y señala penalty; cuando en todo caso deberla haber indicado la .falta prevía de Couto sobre Aguado. Popescu convierte el castigo en el 3 a 3 y el Zaragoza queda en inferioridad numérica.


El encuentro está roto. Ya sólo es cuestión de tiempo, que el Barcelona consiga el triunfo, que gracias al apoyo arbitral le coloca en el primer lugar de la clasificación.


El partido tiene un antes y un después del desastre arbitral. El Zaragoza jugó una hora de excelente buen fútbol. El  planteamiento, al dejar en el banquillo a Morientes y sacar a Higuera, fue acertado. Se trataba de apurar la velocidad para desbordar a la defensa del Barcelona con un juego más vertical, más explosivo por las bandas.


Se conseguía porque Aragón y Poyet daban entidad al centro del campo. El segundo sumaba además sus peligrosas incorpora iones al área. Kily González trabaja bien por la banda izquierda, únicamente Radimov aparecía más apagado por la derecha, lo que sumado a que Garitano no es un defensa nato facilitaba las penetraciones de Figo, que fue, hasta que el árbitro cambió el signo del partido, la única arma ofensiva que le funcionaba al Barcelona.


El equipo azulgrana jugaba bien el balón desde atrás, pero toda su estrategia se estrellaba en la sólida línea defensiva  zaragocista, en la que los centrales eran insuperables y Belsué no daba opciones por su banda.


El gran arma del Zaragoza era su pareja atacante. Higuera, sensacional en los desmarques, y López que mostraba todo la brillantez y peligrosidad de su fútbol, combinaban un contragolpe endiablado. Poyet abrió el marcador, López firmó con la colaboración de Luis Enrique el 2 a 2, que rompía el empate logrado por Figo. El propio Gustavo López en una acción que puso en pie al graderío sellaba el 3 a 1.


Toda estaba bien encamina do. Sólo Mejuto, con un arbitraje lastimoso, rompió el partido, y convirtió una justa victoria en una derrota y en un escándalo.