balonmano

Rugidos ante el León

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Stankovic desenfunda.
Rugidos ante el León
HERALDO

Extraviado desde el saqueo de Lemgo y la eliminación europea, el CAI Aragón se encontró por fin en Antequera. Hallazgo a tiempo. La intensidad y belleza de las sensaciones acaecidas a lo largo de la travesía no merecían un insípido final de fiesta en la Liga Asobal. Los puntos sumados en el Torcal antequerano rescatan al club aragonés de la mediocridad a la que parecía condenarse después de perder con el Ciudad Real y el Granollers, y de hacer el ridículo ante el Cuenca. Regresa el conjunto naranja al surco que con tanto esfuerzo se ha labrado a lo largo de meses. Ahora, todavía con sólidas opciones de alcanzar la quinta plaza, recibe esta noche al Reale Ademar León, actual inquilino de la cuarta plaza (21.00, pabellón Príncipe Felipe). Resta un calendario complejo. Los rivales que quedan al otro lado de la orilla (Ademar, Reyno de Navarra y Barça) reúnen un elevado potencial. Eso sí, la variable esencial de la ecuación reside en el comportamiento del equipo que gestiona Ortega.

La visita a Antequera reportó bastante más que dos puntos. Además de la equivalencia reflejada en la clasificación de la Asobal, en la pista del pabellón Fernando Argüelles se apreció otro CAI Aragón del que hizo la risa ante el Cuenca. Larsson volvió a portar el timón, y Grebenar sumó desde su flanco. En el lado opuesto, Stankovic y Maqueda confirmaron su estado. Además, por fin Arrhenius fue factor. Por encima de todos, Cartón volvió a endulzarnos las terminales nerviosas con sus roscas de mermelada, y Malumbres demostró que con portero es mucho más sencillo ganar. El resto no restó en ataque y apretó los dientes en defensa.

Hoy aguarda el Ademar: Alilovic, Bicanic, Buntic, Doder, Castresana... Muy buenos jugadores que, además, saben a qué juegan. Esencialmente, porque detrás se aprecia la mano de un entrenador, Jordi Ribera. No nos podemos quedar con la imagen que el año pasado ofreció Ribera en la pista y en la sala de prensa del pabellón Príncipe Felipe. Apenas constituyen una anécdota en el currículo de un hombre esencial para interpretar el balonmano español moderno. Un mal día lo tiene cualquiera. Quien más o quien menos, todos, alguna vez hemos metido el garrón. Ese día, Ribera encajó mal la derrota que lo apartaba del liderato tras la exhibición de Zaky, autor de 14 goles (sí, sí, 14, récord Asobal del pasado curso). No es justificable su comportamiento, pero su carrera tampoco debe sintetizarse en esa negra noche. Detrás hay una formidable trayectoria desde la dirección de la selección juvenil catalana en Objetivo 92 (Barrufet, Núñez, Masip, Grau...). Su paso por el Arrate, Gáldar, Bidasoa y ahora Ademar León desvelan su aportación a este juego, su trabajo exhaustivo, su rigor. Todos los jugadores que ha dirigido hablan de un minucioso conocimiento del balonmano. Testimonios tan cercanos como los de Óscar Mainer o Iñaki Malumbres lo reiteran. Lamentablemente, la sabiduría que ellos disfrutaron puede sufrirla hoy el equipo naranja. Se impone un esfuerzo extraordinario en un partido que, a priori, cabe etiquetar con el mismo calificativo.