MONTAÑA

Restañar las heridas

Carlos Pauner y Javier Pérez pasaron ayer revisión en el Clínico tras regresar el viernes del Manaslu. Pérez tiene congelaciones "de segundo grado" que no entrañan problemas

Javier Pérez (izquierda), Carlos Pauner (centro) y el cirujano Ismael Gil Romea, del Clínico, observan los dedos dañados del zaragozano.
Restañar las heridas
oliver duch

Se marcharon al Manaslu en perfectas condiciones, y han vuelto con un aspecto que anima a una rápida recuperación. Aunque el dolor va por dentro. Carlos Pauner y Javier Pérez han estado 40 días peleando con valentía por una cima que se les ha resistido. Han terminado cansados y maltratados, con el alma quebrada por el esfuerzo baldío. El viernes pasado regresaban del Himalaya y descansaban en casa. Por delante, un fin de semana para olvidar el trago amargo, reponer fuerzas, curar heridas...

 

Ayer tocaba cita con los médicos. El encuentro en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza supone un antes y un después para los himalayistas. Pauner y Pérez se sometieron a varias pruebas tras exponer el cuerpo a unas condiciones de altura extrema, especialmente Carlos, que realizó un doble esfuerzo supremo por hollar la octava cumbre del planeta (8.163 metros). Aunque la peor parte se la llevó Javier, con congelaciones en los dedos del pie derecho. "Fue en el primer intento, los días 27 y 28 (de abril). Hicimos noche a 7.100 metros, el último campo de altura; no subimos sacos porque pensamos que iba a estar más equipado. La primera noche me entró un frío enorme en los pies; no dormí nada bien. El segundo día salimos a cima a las dos de la madrugada, quizás un poco tarde. No me encontraba bien, decidí no subir, y bajar al campo base catorce horas después. Entonces me di cuenta de que no notaba los dedos. Los tenía blancos", recordaba ayer el zaragozano Javier Pérez.

 

La presencia en el campo base del Manaslu de los doctores del Clínico José Ramón Morandeira y María Antonio Nerín, que acompañaron a los alpinistas aragoneses a la 'Montaña del Espíritu', para seguir su evolución física, y que permanecen aún en el Nepal dando conferencias sobre medicina de montaña, fue providencial. Así lo reconoce Ismael Gil Romea, cirujano de la Unidad de Congelaciones del Clínico, que ayer exploró, junto con el doctor Miguel Rivas, responsable del servicio de Urgencias, los dedos del pie de Pérez, que tomaban un color negruzco.

 

"Gracias al tratamiento (baños de agua caliente y anticoagulantes), las lesiones, que son de hace 20 días, no son graves: congelaciones de segundo grado. Ya se le ha hecho la gammagrafía de control y, en principio, no van a entrañar demasiados problemas. Quizá algún pequeño retoque, pero poca cosa. La presencia de los dos doctores ha sido vital, porque estas lesiones, sin un tratamiento adecuado, podrían haber tenido consecuencias peores", explicaba Gil.

 

La jornada en el Clínico para Pauner y Pérez empezó ayer a las nueve de la mañana. Primero, la analítica; después, la exploración visual que está asociada a un innovador programa de investigación "que no se ha hecho aún en el mundo", resaltaba el médico adjunto del servicio de Oftalmología, Javier Ascaso, denominado 'Tomografía Óptica de Coherencia'.

 

"Los mayores problemas de los escaladores de altura son los edemas cerebral y pulmonar. A nivel retinal también hay edema, y queremos valorarlo con esta sofisticada tecnología que ve cambios que nosotros no apreciamos", explicaba el especialista. "Lo que queremos saber y valorar es, teniendo en cuenta que el ojo no es más que una prolongación del cerebro a nivel del nervio óptico, cómo la altitud influye en esa capa de fibras nerviosas de la retina", completaba el facultativo. El jacetano y el zaragozano han regresado del Manaslu "aparentemente, bien". Aunque Ascaso no puede quitar de su retina la imagen de los ojos de Pauner tras la doble expedición de 2008 al Dhaulagiri (su octavo 'ochomil') y el Lhotse (donde sufrió un edema cerebral): "Entonces vino con unas hemorragias tremendas".

 

El jefe del servicio de Cardiología del Clínico, Alfredo del Río, les efectuó un electrocardiograma completo, y el proceso médico culminará con un ecocardiograma, las pruebas de esfuerzo (ergometría) y la resonancia cerebral.