TRADICIÓN

"El Pilar era la Ofrenda y las motos"

Fernando López del Río es un zaragozano cuya pasión por las motocicletas le ha llevado a compilar en un libro datos, imágenes y testimonios de las carreras que se celebraban en el Parque Grande para las fiestas del Pilar.

Fernando López del Río posa entre motos, su hábitat preferido.
"El Pilar era la Ofrenda y las motos"
ESTHER CASAS

"Hubo un tiempo que el Pilar se reducía a la Ofrenda de Flores, la Feria de Muestras y las carreras de motos". Así lo recuerda hoy Fernando López del Río, un zaragozano apasionado de las dos ruedas cuya afición le ha llevado a recopilar datos y anécdotas sobre esta cita hasta escribir un completo libro que ha decidido ampliar en la actualidad, y el cual espera poder editar alguna vez.


"Las carreras se realizaban en el Parque Grande, en un circuito de un kilómetro y medio que se adecentaba para la ocasión. A la cita venían todos los campeones del Mundo del momento, así como los principales fabricantes", recuerda con cierta nostalgia. Y no es para menos, ¿acaso alguien puede imaginar en estos días a Jorge Lorenzo surcando a toda velocidad el corazón de la ciudad?


La cita se inauguró en 1948, para celebrar la primera reunión de la Asamblea Nacional de Motociclismo. El germen de una prueba que se tornaría en imprescindible en el calendario de las carreras. "Tras la disputa del 'Continental Circus' (equivalente al actual campeonato del Mundo) todos los pilotos se desplazaban a España para cerrar la temporada en el triángulo que formaban Jerez, Madrid y Zaragoza", afirma López del Río mientras muestra un listado interminable de campeones que corrieron en la capital aragonesa. Desde John Surtees a Ángel Nieto.


La competición, hoy olvidada de la agenda pilarista, era uno de los puntos fuertes de la, por entonces, escasa programación. "Se llegaban a reunir 15.000 espectadores para presenciar las pruebas", recuerda este zaragozano. Finalmente, la cita se tuvo que dejar de celebrar cuando, en 1974, las máquinas comenzaron a alcanzar una potencia que desaconsejaba su uso en recintos tan cerrados como el Parque Grande.


Trazado casi intacto

"La pista que se utilizaba es la que casi aun se conserva. Para hacerse a una idea, era el recorrido que ahora realiza el tren que lleva a los niños. Se trataba, por lo tanto, de un circuito muy ratonero, con miles de quiebros y que precisaba de mucha técnica. El asfalto se solía levantar, las motos alcanzaban velocidades muy altas y el público estaba casi encima. Fue un compendio de circunstancias el que llevó a que no se celebrase más", explica.


"Hubo un intento de sacarlas a las afueras de la ciudad en 1976 llevado a cabo por los hermanos Soroa (dos pilotos zaragozanos de la época). Primero en Cogullada y luego en Mercazaragoza, pero aquello no arraigó del todo y acabaron por desaparecer definitivamente en 1987", termina por matizar.


No obstante, el ADN motero parece intacto en los zaragozanos, como lo demuestra la gran afluencia que desde la capital hubo al pasado Gran Premio de Aragón en Motorland, al que por supuesto López del Río no faltó. "Se puede decir que el ambiente que había en Alcañiz era similar al que se vivía años antes en Zaragoza", afirma no exento de cierta añoranza.


Una situación que podría explicar el curioso hecho de que la semana festiva en la actualidad se inaugure de manera oficiosa con otro evento sobre dos ruedas: el ya tradicional 'Trial indoor'.