CICLISMO

Pedaladas de historia

reportaje El ciclismo aragonés arranca en 1849, con el pionero Manuel Ricol Giner. El escritor navarro Juan Osés rescata en un libro la historia de este deporte en la Comunidad que ha luchado por su reconocimiento.

Adolfo Bello fue campeón de España en cateorías inferiores y triunfó en Francia.
Pedaladas de historia

La historia del ciclismo aragonés se alimenta de pequeños y grandes relatos. Pedaladas de recuerdos y hazañas que no convienen nunca olvidar. Subido a la bicicleta de la literatura, el prolífico escritor navarro Juan Osés documenta la memoria de una Comunidad en una modalidad que le ha enamorado. Su apasionante camino a golpe de pedal le ha llevado a hacer una parada en Aragón, meta de una carrera que ensalza en un libro que arranca en 1849, con el pionero Manuel Ricol Giner, y culmina en 2010. 'Contra el cierzo' es una obra que reivindica «al pariente pobre» del ciclismo español. «Los ciclistas aragoneses han luchado contra el viento por su reconocimiento. Es muy injusto el trato que han tenido muchos protagonistas de su historia. El gran mérito ha sido la voluntad y tesón de sus nombres, personas de gran categoría que llevaron este deporte a un gran nivel, pese al esfuerzo supremo por avanzar por su reconocimiento», desarrolla Juan Osés.


El ejemplar, de 450 páginas, toma cuerpo gracias a la riqueza de datos, detalles, anécdotas y fotografías que trufan 161 años de vida del ciclismo aragonés que ha recopilado en el último lustro. Y espera, ansioso, ver la luz si Aragón se siente atraída por su crónica. Un testimonio que cobra valor tras la desaparición el martes pasado del legendario José Lahoz, con el que Osés mantuvo profundas conversaciones para moldear los distintos capítulos que componen el volumen. «Era un bravo corredor de pequeño formato, con mucho nervio y voluntad. Empezó a competir con 17 años con los mejores en carreteras españolas y en cualquier terreno hasta la década de los 50. Era muy popular: subía, esprintaba, bajaba, un todo terreno. Ocupó un papel fundamental en el nacimiento de la Vuelta a Aragón, cuya primera edición, en 1939, protagonizó junto con Abadía, Salazar, Cabrera, Abad y Cabestrero. Hay un antes y un después en el recorrido del ciclismo aragonés con Lahoz», evoca Osés.


El diario arranca en 1894. «Nace Manuel Ricol Giner en Castellote, Teruel. Luego vivió en Barbastro. Fue un auténtico pionero. Entonces el ciclismo no existía como tal. Había algún velocípedo sin pedales... Como un homenaje a este hombre inicio el libro. El 27 de julio de 1886, por inspiración suya se constituye en Barbastro la tercera sociedad velocipedista de España. Luego batió en 1893 un récord nacional de 100 kilómetros sin desmontar de la bicicleta. Toda una proeza», relata Osés. A finales del siglo XIX no había carreras como se interpretan ahora, se programaban excursiones. «Fue una época de aventuras. La gente del campo no veía bien las bicicletas y tomaban a los ciclistas como 'diablos montados sobre caballos de hierro'».


La lectura da un salto hasta 1909, cuando el jacetano José María Javierre disputa el Tour de Francia más frío y lluvioso de la historia, bajo el nombre de Joseph Habierre, convirtiéndose en el primer español en el pelotón. Lo hace como independiente, sin equipo ni asistencia. Acaba en el puesto 17º y en la siguiente edición vuelve a correr para terminar en la 24ª posición: «En 1914 se enroló en el batallón senegalés y partió hacia el frente de batalla. Un año más tarde volvió a casa condecorado, pero con el cuerpo lleno de metralla».


Los dedos de Oses en el teclado del ordenador se detienen en 1917, cuando empieza el éxodo de los ciclistas aragoneses a Barcelona. «Son asimilados al ciclismo de aquella región y los aficionados locales los considerarán suyos, mientras que en el resto del país se les conocerá como catalanes. Leopoldo Puyol, Manuel Alegre, Julián Español... El ciclismo aragonés ha estado muy pisoteado porque nadie reivindicaba a sus corredores», se lamenta el escritor navarro.


Luces y sombras


Otra etapa que centra su atención es el nacimiento del Iberia Sport Club (1924), una entidad que «no ha dejado de estar en primera línea en cuanto a la organización de carreras y en promover el ciclismo en Aragón». En 1926 se organiza la primera edición del Circuito Ribera del Jalón que gana Benito Milián, conocido como el hombre locomotora «un gran corredor que, con seguridad, hubiera llegado muy lejos si no hubiera muerto poco después en accidente de carretera tras de hacer estragos en las carreteras catalanas».


La actividad del Iberia se multiplica, como la salida de un puñado de buenos ciclistas de la tierra como José y Ricardo Catalán, Ginés, Abad, Marín, Procas, Santiago Mostajo, Vicente Buisán -el aragonés de Limoges-, Valeriano Riera, que también participó en el Tour de Francia, el llorado José Lahoz... El velódromo de Torrero concentraba la actividad ciclista con presencia de grandes especialistas nacionales y extranjeros. La primera edición de la Vuelta a España, en 1935, tuvo final en esta instalación deportiva: Mostajo y Ginés pusieron el acento aragonés (ganó Mariano Cañardo).


La lectura se acelera a la velocidad que imprimen Casorrán y Escolano de la década de los 40, y Santiago Mostajo, Mariano Corrales -gran pistard- y Adolfo Bello -cabeza visible del CC Ebro y de la Asociación de Ex Corredores Ciclistas-, en los 50. «Especialmente reseñable la figura de José Escolano (que da nombre a una glorieta en el barrio de Delicias), un ejemplo de tesón, constancia y fortaleza participando en cientos de escapadas. No era técnico pero tenía garra como la que exhibió Fernando Escartín», detalla Osés.


Tiempos inolvidables con la presencia de legendarios ciclistas internacionales como Bobet, Koblet, Van Steenbergen, Magni, Van Looy por las carreteras aragonesas. Y años (60) que se tornan oscuros, «un profundo bache del que ha costado mucho levantar la cabeza para retornar al sitio que se merece», admite Juan Osés. La historia más reciente se escribe en imágenes en color: Carlos Hernández, Escartín, Cañada, Vicioso... También merece un apartado especial Javier Castañer, recordman aragonés de la hora con la segunda mejor marca nacional por detrás del gigante Miguel Indurain, implicado en este trabajo literario de Juan Osés. «Me ilusiona porque, como muchos, soy un apasionado de la bicicleta y estamos en una Comunidad que gusta del ciclismo. Pero hay que acordarse de su gente como ha hecho Osés en este libro y valorarle el esfuerzo», reclama Castañer.