MUNDIALES DE ATLETISMO

Natalia Rodríguez, descalificada, se queda sin su polémico oro en 1.500

Natalia Rodríguez, descalificada, se queda sin su polémico oro en 1.500
Natalia Rodríguez, descalificada, se queda sin su polémico oro en 1.500
AFP

Con una incertidumbre insoportable, lágrimas por toda la tensión contenida, entre los abucheos del público de Berlín, con la bandera de España en sus manos pero sin poder celebrar su hazaña porque temía "ser apedreada", Natalia Rodríguez se proclamó campeona del mundo de 1.500 metros, pero fue descalificada por el juez de la carrera. Un oro polémico que habría tenido un enorme valor para la treintañera corredora tarraconense y para el atletismo femenino español. Oro de ley para Natalia que al final se quedó en nada, con reclamación de la Federación Española de Atletismo rechazada casi tres cuartos de hora después por el jurado de apelación.


Se enganchó Natalia en la última vuelta con la etíope Gelete Burka al intentar pasarla por la 'cuerda' y la africana cayó al suelo. Directa la española hacia el título mundial que ni mucho menos veía garantizado. Cruzó la meta muy preocupada. Sin festejarlo, mientras la etíope estaba tendida en la pista y la afición silbaba a la española. "El estadio se ha vuelto loco. La gente se ha quedado con eso", se lamentaba Natalia una vez confirmada su descalificación. Convencida de que no sólo la caída de Burka, sino también la actitud del público, había sido decisiva, letal para ella. No le sirvió disculparse ante Burka, coger a la etíope del brazo y besarla la mano mientras la africana estaba boca abajo sobre el tartán. "Tenía una sensación desagradable, contradictoria, porque ella también era favorita", reconocía la atleta catalana, que no pudo 'disfrutar' de su título ficticio ni 20 minutos.


Estaba destinada al título mundial, más preparada que nunca para subir a lo más alto del podio, como ya había demostrado en las semifinales, tras las cuales aseguró aspirar "a todo", sin descartar ni siquiera l oro. Sabía que lo tenía en sus piernas y en su cabeza. Que era superior a todas sus rivales, pero tuvo la mala suerte de que Burka se cruzó en su camino. Ya es desgracia. Se quedó sin el premio por el que tanto había luchado, siempre pensando en las muchas veces que su padre se quedó en paro. El golpe recibido en los Mundiales de Berlín, dos años después de haber sido madre y regresar a la élite para ser sexta en los Juegos de Pekín, fue durísimo. Pero ella tenía "la conciencia muy tranquila". Campeona moral. Defendió con coraje su título en la pista y lo perdió en los despachos. Así relataba la 'jugada' fatídica: "A falta de 250 metros vi que había suficiente espacio para adelantar y cuando ella me vio se cerró y me desplazó hacia fuera. Hubo un forcejeo y ella cayó. Si no hubiera caído no hubiera pasado nada. Yo estaba tranquila, porque soy de las atletas que si no lo veo claro no adelanto. Vi que había paso. Creo que no he cometido ninguna falta, pero sí que veía la posibilidad de que me descalificaran".


La madrileña Nuria Fernández, al final cuarta por su descalificación, no dejaba de defender a Natalia y reivindicar su oro nada más acabar la carrera: "`Ha ganado Natalia! La rusa ha repartido por todos los lados. Una carrera perra es lo que tiene.


Burka quería meterse a toda cosa. Es defensa de una para defender la 'cuerda'. Si no es campeona es para ". Fue Nuria quien le dijo a Natalia que se fuese a por la bandera española para celebrarlo. Sin embargo, la catalana no tenía ganas de fiesta, después de escuchar tantos pitos y ver peligrar ese oro. Apareció, tras intentar consolar a Burka, con los ojos llorosos, con una sonrisa forzada, porque se veía más descalificada que ratificada como campeona, pese a los ánimos que le intentaba dar Nuria.

"He trabajado muy duro"


"No puedes celebrarlo. Me he dicho: `Cómo dé la vuelta de honor me apedrean! Yo creo que no es antirreglamentario. Vi que había hueco, que había sitio suficiente. Ella (Burka) se echó al lado y se enganchó conmigo. Ahora puede pasar de todo", insistía Natalia, que incluso se vio obligada a pisar la hierba para seguir corriendo y llegar victoriosa a la meta por delante de la bahreiní Maryan Yusuf Jamal, que finalmente se quedó con 'su' oro. En ese momento, cuando ya había pasado un cuarto de hora desde el término de la carrera, se acercó el jefe de prensa de la Federación, Gerardo Cebrián, y le comunicó a Natalia que ya podía considerarse la nueva campeona del mundo. La española sonrió un poco, aunque todavía sin demasiadas ganas, con la cara aún desencajada: "Estoy contenta. A ver si ahora no me apedrean Después del sexto puesto del año pasado (en los Juegos) me veía en lo más alto. He trabajado muy duro para esto". Aún no las tenía todas consigo. No se lo acababa de creer.


Faltaba la decisión definitiva, la oficial, la más dolorosa para Natalia, y el deporte español, que acarició tres medallas en los Mundiales de atletismo y se quedó en las dos de Marta Domínguez (oro) y de Jesús Ángel García Bragado (bronce). A las 17.42 horas se anunciaba en el estadio que Natalia quedaba descalificada y que Yusuf Jamal ocupaba su lugar, ya sólo a expensas del recurso federativo. "Vamos a ver si hay suerte", exclamaba Natalia con la boca pequeña. Con escasas esperanzas, por no decir nulas, de que la reclamación prosperase. No hubo marcha atrás. La catalana volvió a aparecer ante la prensa para dar de nuevo su versión del incidente.


Ya más serena, sin lágrimas. Bastante había llorado ya durante la tarde más amarga de su vida deportiva.