La otra cara del circuito
Un dispositivo humano de cerca de 7.000 miembros trabaja durante todo el fin de semana para que la cita alcañizana se consolide como una de las pruebas de referencia.
Alcañiz vive su gran día. Después de dos jornadas de entrenamientos libres y clasificatorios, el circuito de Motorland acoge las carreras del Gran Premio Movistar de Aragón. La decimocuarta cita de un campeonato que llega hasta el trazado turolense en un momento clave, en el que todavía no está nada decidido en ninguna de las tres categorías. Durante todo el fin de semana, la localidad alcañizana ha dado la bienvenida a miles de aficionados al motor llegados desde cualquier punto del mundo, hasta convertirse los tres últimos días en la capital mundial del motociclismo. Para el correcto desarrollo de la competición, un dispositivo cercano a las 7.000 personas trabaja para que la cita aragonesa continúe consolidándose como una de las pruebas de referencia dentro del panorama internacional.
4.000 empleados de los equipos en liza, 1.300 agentes de la Guardia Civil, 450 periodistas cubriendo el evento, 500 encargados del circuito, 440 comisarios de carrera y 90 canales de televisión de todo el mundo son algunas de las cifras que registra el paso del Gran Premio Movistar por el circuito de Alcañiz. Además, un equipo de bomberos, seguridad, médicos, enfermeros, auxiliares, azafatas o miembros del Centro de Coordinación Operativo (CECOR) trabajan junto al resto de personal para que la competición se desarrolle sin ningún contratiempo.
Cuando todavía no ha amanecido, el circuito empieza a convertirse, aproximadamente desde las 6.30 de la mañana, en un incesante goteo de trabajadores que comienzan a ocupar sus respectivos puestos de trabajo. El despliegue se sustenta a partir de un encargado cuya función consiste en velar por el correcto funcionamiento del resto de miembros. Una de esas personas es Ivonne Santander, responsable de los paramédicos de DYA Zaragoza. "Nuestra labor es estar instalados en cada curva del trazado y estar pendientes de todos los corredores. Si el piloto se cae nosotros le atendemos ante cualquier problema que pueda tener en la pista", explica. Bajo su responsabilidad, este colectivo está formado por un total de 39 personas distribuidas a lo largo de todo el trazado. Junto a ella, Joaquín Campillo se encarga de cubrir la logística de los paramédicos. "Mi función es ocuparme del avituallamiento de los técnicos que están en pista, y de estar disponible ante cualquier necesidad que puedan tener como hidratarse, ir al servicio o desplazarse a otro punto. Por la mañana, antes de que empiecen todas las carreras, también compruebo que cada uno está ubicado en el sitio que le corresponde y correctamente uniformado", relata.
El control en los accesos es constante, incluso varios kilómetros antes de llegar a Motorland, con el único fin de garantizar la correcta seguridad de todos los asistentes. Francisco Aguilar es uno de los miles de auxiliares repartidos por todo el circuito. Ubicado en uno de los párquines se encarga de gestionar la entrada de los vehículos. "Lo que se pretende es controlar al público y evitar que alguien se cuele. Sobre todo intentamos orientar a los fans a su llegada", afirma.
El volumen de trabajo es incesante durante toda la jornada. Más de doce horas de actividad ininterrumpida en el que empleados, afición, invitados, miembros de todas las escuderías y medios de comunicación comparten un espacio donde se respira motociclismo por los cuatro costados.
La localidad de Alcañiz echará el telón potr la tarde a un nuevo Gran Premio Movistar de Aragón. Una séptima edición que, al margen del habitual protagonismo que desprenden los rostros más conocidos de la parrilla, deja tras su paso una notable nómina de nombres anónimos que, con su trabajo y dedicación, convierten el circuito de Motorland en una de las pruebas más importantes dentro del calendario.
