Una batalla de velocidad y estrategia sobre ruedas

Este deporte, todavía desconocido en España, cuenta con un equipo en Zaragoza. Las 'Sicarias del Cierzo' luchan dentro y fuera de la pista por seguir compitiendo y ganar adeptas (y adeptos).

Una imagen de un partido de roller derby
Una imagen de un partido de roller derby
Sicarias del Cierzo

Velocidad, patines, contacto, estrategia... El 'roller derby' todavía es un deporte desconocido en España, pero va sumando adeptas -y algún adepto- en numerosas ciudades, entre ellas Zaragoza. Su origen se remonta a la primera mitad del siglo XX, aunque por aquel entonces la exhibición pesaba más que la competición, mientras que el roller derby actual resurgió en Austin (Texas) a principios del XXI. Una década después ya se había extendido por ciudades como Madrid, Barcelona o Tenerife, y en 2012 llegó a Zaragoza con el nacimiento del único equipo aragonés: Sicarias del Cierzo.


“Es un deporte de contacto, originalmente femenino, que parece más agresivo de lo que en realidad es. Es una disciplina muy limpia en la que hay una competitividad sana, jugamos para disfrutar. Y lo hacemos”, asegura Irene Caro, una de estas 'sicarias del cierzo', quien destaca que “no solo importa la fuerza o la velocidad, sino también la estrategia”.


El roller derby se juega sobre patines de ruedas -de los clásicos, en paralelo- en una pista ovalada, similar a la del ciclismo en pista o del patinaje de velocidad, pero lisa, y cada equipo compite con cinco patinadoras, cuatro bloqueadoras y una jammer (anotadora), que gana un punto cada vez que pasa legalmente a una bloqueadora contraria. Estas jugadoras, por su parte, intentan empujar a las oponentes fuera de los límites de la pista o entorpecer sus movimientos para permitir el paso de su anotadora e impedir que les adelante la contraria. Algo así como una carrera sobre patines en la que todo vale. Aunque, por supuesto, no todo vale.


Sus complejas normas - “el reglamento tiene unas 80 páginas”, explica Caro- prohíben empujar o golpear con las manos, codos, cabeza y pies, y tampoco está permitido el contacto por detrás, por encima de los hombros o por debajo de la mitad de los muslos. En el roller derby no se elude el contacto, pero es un deporte limpio en el que no se permite ningún tipo de comportamiento antideportivo y en el que las rivales se convierten en compañeras en cuanto acaba el partido. Por si acaso, hasta siete árbitros controlan que nadie se salte las reglas.




Una breve y sencilla explicación de las nociones básicas del roller derby.



La filosofía es parecida a la del rugby, que siempre se define como “un deporte de animales -o bárbaros- jugado por caballeros”, aunque en este caso lo practiquen muchas más mujeres que hombres. De hecho, el roller derby surge como una disciplina femenina, pero los hombres se han acabado sumando y en España ya hay algún equipo masculino. “Nosotras de momento solo somos chicas, pero nos encantaría que también vinieran chicos e incluso poder formar equipo”, asegura esta jugadora de las Sicarias del Cierzo, que también representan a la comunidad zaragozana de roller derby en su página de Facebook.


Algunas de las deportistas proceden de otras disciplinas de patinaje, como el de velocidad, pero muchas comienzan desde cero con el roller derby. “Muchas no patinaban desde que eran pequeñas, y no pasa nada, todas han aprendido. Lo bueno de este deporte es que no hacen falta unas grandes condiciones físicas, ni unas características determinadas, ya que cada persona se puede adaptar a algún puesto. Todo el mundo puede jugar y aportar algo. Por ejemplo, una chica pequeña y rápida jugaría de anotadora y una lenta y más corpulenta sería una buena bloqueadora”, indica esta jugadora.

Más batallas fuera de la pista


En la actualidad, unas 15 patinadoras -han llegado a ser 25- luchan no solo contra otros equipos de cualquier parte del país, sino también para encontrar más gente interesada en este deporte, para conseguir un pabellón en el que entrenar en Zaragoza o para encontrar financiación que les permita pagar todos los gastos que generan la organización de partidos y los desplazamientos. “Un partido puede suponer un coste de unos 600 euros, ya que hay que jugar contra equipos de otras ciudades y pagar desplazamiento, alojamiento, traer árbitros de otras ciudades...”, explica Caro.


Éste es uno de los motivos que todavía no ha permitido la creación de una competición de este deporte, integrado en las federaciones de patinaje, por lo que los diferentes equipos de España organizan partidos amistosos o encuentros nacionales de clubes para entrenar o competir. Hay incluso una selección española que el año pasado jugó en Mundial de Roller Derby celebrado en Dallas (EE.UU.).


Las Sicarias del Cierzo, que entrenan dos días a la semana en Garrapinillos, llevan tiempo reclamando un pabellón para poder entrenar en Zaragoza. “El desplazamiento es una pérdida de dinero y tiempo que también hace que gente que está interesada no se anime”, asegura Caro, quien denuncia que “no nos dejan entrar con los patines, cuando hay otras disciplinas de patinaje, como el artístico, que no tienen restricciones”.

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