Deportivo de diseño con un rugido seductor

Con menos de cuatro metros de longitud, dos de anchura y una altura muy reducida, el musculoso diseño del 4C acapara miradas allí donde pasa.

Alfa Romeo 4C
Alfa Romeo 4C
Fernando Lalaguna

Desde que fuera presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra en 2013, el 4C, fruto de la experiencia adquirida por Alfa Romeo con el modelo 8C Competizione, ha sido objeto de todo tipo de galardones por parte de la prensa y el público en general. Como aquel, rememora el pasado más deportivo de la marca italiana, recuperando la serie de acrónimos empleados en los años 30 y 40 en modelos de éxito en competición.


Producido en la factoría de Maserati ubicada en Módena, el biplaza italiano representa la esencia de la conducción en estado puro. De tamaño compacto, motor central, tracción trasera y una corta distancia entre ejes, no persigue la deportividad extrema a base de contar con una potencia elevada, sino, sobre todo, a costa de reducir su peso. La marca ha recurrido a materiales de última generación para conseguir una cifra en báscula de solo 895 kg, lo que unido a sus 240 caballos arroja una relación peso potencia de menos de

4 kg/CV y una elevada agilidad. Todos sus componentes se han diseñado pensando en aligerar el conjunto, desde el chasis, fabricado en fibra de carbono y de solo 65 kilos de peso, a los frenos, pasando incluso por las lunas del vehículo, de menor espesor al habitual.

Motor gasolina turbo

En el plano mecánico, el 4C incorpora el motor de gasolina 1.7 turbo de inyección directa, ya empleado en la versión Quadrifoglio Verde del Giulietta, asociado a una caja automática secuencial de doble embrague seco, denominada TCT, de excelente velocidad de respuesta. Las prestaciones del conjunto cortan la respiración, con una cifra de aceleración de 0 a 100 km/h en solo 4,5 segundos y una velocidad máxima de 258 km/h. Sin concesiones al confort, la ausencia de dirección asistida, el reglaje de sus suspensiones o los potentes frenos de disco perforados de cuatro pistones, firmados por Brembo, aportan un toque especial, poniendo en conexión directa al conductor con la carretera. Con un paso por curva muy elevado y una capacidad de aceleración y frenada excelentes, exige también un buen nivel de destreza al volante, especialmente ante firmes en mal estado, por la viveza de sus reacciones. Un cóctel de sensaciones avivado por el potente rugido que emana tras la espalda de sus ocupantes, fruto del turbocompresor y el diseño específico de sus escapes, capaz de embriagar los sentidos.


Por si todo ello fuera poco, el diseño del 4C cautiva las miradas de todo aquel que se cruza en su camino. Un interior casi de carreras, con un cuadro de instrumentos totalmente digital y unos espectaculares asientos, la musculatura de la carrocería, las grandes tomas de refrigeración laterales o el empleo de ruedas de diferente diámetro en ambos ejes logran girar más cabezas a su paso de lo que conseguiría algún famoso del séptimo arte. En definitiva, un deportivo muy exclusivo que despierta los sentidos, a un precio razonable, desde 53.990 euros, con muy pocos rivales, considerando todo lo que ofrece.


Volver al suplemento de motor.