Rutas ciclistas de larga distancia sobre una Bicicross BH

Manuel Pliego y su bicicleta de niño ha conseguido realizar etapas como la ruta Logroño-Calatayud.

Manuel Pliego durante una subida al Moncayo.
Manuel Pliego durante una subida al Moncayo.
@TrepadoraE

Si usted era niño durante los 70 ó los 80 recordará las míticas Bicicross BH. Para quienes no, se trataba de una bicicleta que pesaba más de 20 kilos, llevaba unos muelles que no servían como suspensión sino de mero adorno, y que contaba con un sillín apto para dos viajeros, idóneo para ligar, o simplemente ir más cómodo.


Este vehículo de dos ruedas podría ser una pieza de coleccionismo, o de paseo para aquellos que profesan devoción por la cultura 'hípster'. Manuel Pliego fue más allá dándole un uso para el que a priori no está prescrita: Rutas de larga distancia por carretera.


Pliego, un logroñés nacido hace 43 años era aficionado al ciclismo: “De más pequeño no me perdía una vuelta ciclista. Ahora los niños quieren ser como Cristiano Ronaldo, yo me pedía ser Laguía, Sabino Angoitia, Lejarreta…”.


A pesar de esta afición tan temprana, Pliego se decantó por el balón porque “tenía que cumplir familiarmente”, dice en referencia a la tradición de su parentela. Más adelante cambió el esférico por uno más pequeño, el de la pala de frontón aunque “el ciclismo lo sufría y lo llevaba en silencio”, recuerda.


Por fin se decidió al deporte de las dos ruedas, sin embargo, un desafortunado accidente le apartado del ciclismo durante una larga temporada. Retomó el deporte con una bicicleta de carreras participando en quedadas cicloturistas donde no consiguió encontrar su sitio “no me veía capaz de seguirlos y yo tampoco quería”.

El furor por lo vintage hizo mella en Pliego que hace un par de años echó mano de la que fuera su bicicleta de la infancia, una Bicicross BH a la que quitó el polvo, subió el sillín, infló las ruedas… y sin más, se lanzó a pasear por la ciudad.A Tarazona por una barra de pan

Como anécdota, Pliego recuerda cómo empezó comprando el pan en Navarra y acabó adquiriéndolo en Tarazona y después en Utebo con su ‘nueva’ bicicleta.


De linaje riojano, Pliego tiene predilección por las rutas a lo largo y ancho de la comunidad aragonesa. “Suelo ir a entrenar a Tarazona. He subido repetidas veces a la cumbre del Moncayo”, cuenta sobre sus aventuras sobre el sillín de cuero de su Bicicross que se ha ganado el nombre de ‘La Trepadora’.


Calatayud es otro de sus destinos, también Huesca, y recuerda con especial cariño una de sus rutas más recientes en la que concluyó etapa en la misma Plaza del Pilar de Zaragoza, algo que califica de “experiencia única”.


“Tengo una gran atracción por Aragón, siempre está presente en mis rutas” apostilla al ser preguntado por su relación con la comunidad aragonesa. Otra de las rutas de las que más orgulloso se siente es la que realizó desde el hospital de Logroño en el que trabaja ‘Viamed Manzanos’ hasta su homónimo zaragozano, el de Montecanal a la que denominó como ‘Ruta de la salud’.


“No quiero que parezca que soy un Superman”, rehusa pese a lo cual reconoce que pedalear en su bicicleta de un plato y un piñón es muy duro: “Un ciclista profesional me dijo: ‘Si no lo veo no lo creo’”.