Desaparición del CAI-C.C. Aragonés

Amargo cumpleaños

El Club Ciclista Aragonés, que camina hacia su 60 aniversario, dice adiós a 27 temporadas de competición.

Ángel Vicioso, a la izquierda de la imagen, uno de los ciclistas formados en el CAI-C.C. Aragonés
Vicioso se estrena en Italia
BICICICLISMO

 El Club Ciclista Aragonés llora la pérdida de sus joyas más preciadas: los equipos de la escuela, cadete, júnior, élite y sub-23, una potente sección de competición que ha lucido con orgullo durante 27 temporadas el nombre de CAI en el pecho de sus maillots. El Club Ciclista Aragonés se lamenta por el adiós de unas escuadras que han servido de trampolín a corredores de la talla de Fernando Escartín -podio en el Tour de Francia-, David Cañada -ganador de una crono por equipos en la carrera francesa-, Ángel Vicioso -acumulador de triunfos y vencedor en una etapa del Giro-, Eduardo Hernández; a veteranos ilustres como Casajús, Ruiz Francés, Ramón Cored; y a más recientes como Jorge García, Sergio Pérez, José Miguel Elías… 27 temporadas ininterrumpidas de caídas, retos y victorias, de pasión por el ciclismo. Esto es lo que, al margen de los resultados, siempre ha caracterizado a una entidad que el próximo año celebrará su 60 cumpleaños más amargo. «La vida sigue y, con ella, el amor por la bicicleta que nos une», anuncia el Club Ciclista Aragonés, nombre que no se borra del mapa aragonés.


«Seguimos, pero centrados en el cicloturismo. Nuestros equipos en el pelotón nacional han sido la seña de identidad, pero sin patrocinador, sin nadie que quiera apostar por el trabajo que habíamos hecho... es difícil seguir. Esperemos que será un paréntesis, mantenemos la esperanza de que en un futuro podamos recuperar el espíritu que nos ha hecho grandes», afirma José Pelegrín, nueva cabeza visible de la institución.


Después de más de un cuarto de siglo en la primera línea, el Club Ciclista Aragonés decidió echar el pie a tierra. La crisis se ha llevado el trabajo de profesionales y técnicos con ciclistas que brillaban en el último peldaño formativo, antes de pasar a saborear las mieles del campo profesional. Una meta al alcance de unos pocos privilegiados que requiere de este tipo de equipos, escuelas donde las futuras estrellas aprenden el oficio. El final de la larga relación que ha mantenido con Caja Inmaculada, la que le permitió crecer en el mundo del deporte, han retirado a un clásico de las carreteras.


«Hemos hecho cosas muy importantes en la Comunidad. En el club, la parte más importante era la labor con la cantera, el fruto que maduraba en las distintas escuadras hasta los 22 años. La esencia del club era la competición, el entusiasmo de tener chavales que se subían a la bicicleta y pedaleaban por hacerlo lo mejor posible, por ganar. La crisis se ha llevado todo», se queja Salvador Andrés, que durante más de una década ha estado al frente de la entidad.


Salvador puso punto final a su mandato como presidente y Pelegrín ha cogido el testigo. «Hay una junta directiva con ocho románticos y yo soy la cabeza visible. Pero todos estamos unidos por el mismo fin: reflotar el club en la medida en que podamos. Este pedazo de historia de Aragón no podía desaparecer. Sigue la sección de cicloturismo, que también participa en pruebas de nivel internacional, y vamos a tratar de reestructurar la base como objetivo más inmediato», explica Pelegrín.


El Club Ciclista Aragonés celebrará el próximo año su 60 aniversario. Una efeméride que no irá acompañada de fiesta, ni de la clásica puesta de largo de las plantillas con aplauso emocionado de las familias, ni de los gritos de ánimo de una afición que reconoció el esfuerzo de los más jóvenes en el asfalto... «La junta tiene voluntad de volver a recuperar el estilo del club: solidario, compañero, familiar. Tenemos entusiasmo y ganas, y hay contactos con gente para que colabore para recuperar la cantera. Es el primer paso para que la estructura siga progresando. Tenemos que ser optimistas», reclama Pelegrín.


«Siempre cuesta decir adiós, aunque un poco menos cuando echas la vista atrás y divisas una trayectoria que te enorgullece. A pesar de que desaparezcan equipos y carreras, con el paso de los años esta etapa se verá como un bache superado. Será así mientras se mantenga el espíritu luchador que caracteriza al ciclista», relata el Club Ciclista Aragonés en su perfil de Facebook, que se eliminará la próxima semana, donde se agradece «a todos los que, de uno u otro modo, habéis hecho posible esta pequeña gran aventura que ahora culmina». Una triste despedida: «De corazón, ¡gracias!».