El fútbol sala nunca ha sido un deporte de masas, pero hace dos décadas Zaragoza vivió un episodio que se vio en las televisiones de medio mundo. Ocurrió en un partido entre el equipo local, el Pinturas Lepanto, y el Caja Segovia, cuyo entrenador se convirtió en el protagonista de una sorprendente y polémica acción. En la última jugada del igualado encuentro, en la que Monjonell corría hacia la portería rival para tratar de romper el empate, Luis Fonseca decidió cortar la jugada por lo sano. Le hizo una zancadilla que le costó la tarjeta azul -descalificación- y provocó la indignación de la plantilla zaragozana, la afición y todos los defensores del juego limpio.

“Me acuerdo perfectamente. Las imágenes de aquella jugada salieron por todos los canales de televisión”, asegura Santi Herrero, uno de los protagonistas de aquel partido. “Al principio nos quedamos un poco sorprendidos, ya que no sabíamos si le había hecho la zancadilla o Monjonell se había salido del campo y habían chocado, pero cuando vimos su reacción de enfado ya vimos que Fonseca lo había hecho queriendo”, indica el exjugador, quien reconoce que jamás vio algo parecido durante toda su carrera como deportista.

Tras la zancadilla, Monjonell voló varios metros y comenzó una tangana entre los miembros de ambos equipos. "Fue una jugada tan antideportiva y en un momento de tanta tensión que era normal que se perdieran los nervios", confiesa Herrero.

La crónica publicada en HERALDO DE ARAGÓN del polémico partido entre el Pinturas Lepanto y el Caja Segovia.

“Restaban cinco segundos para el final, Monjonell se escapaba en solitario por la banda en ocasión manifiesta de gol. Cuando el ala catalán atravesaba la zona del banquillo del equipo visitante, Luis Fonseca , entrenador del Caja Segovia, invadía la pista y con la pierna derribaba al jugador del Lepanto. La pareja arbitral vio la acción, descalificaron al técnico segoviano y decretaron saque neutral”, asegura la crónica de aquel partido, publicada en HERALDO DE ARAGÓN el 31 de marzo de 1996. Pese a que han pasado más de 20 años, seguro que ni los protagonistas de aquel partido ni los 2.500 espectadores que lo vieron en directo -era el final de la época dorada de este equipo, que ganó una Liga, una Copa y una Supercopa y fue finalista del Campeonato de Europa- han olvidado la jugada.