TRAS LA DERROTA CONTRA EL ATHLETIC

Marcelino, destituido como entrenador del Real Zaragoza

Marcelino, en el momento en el que abandona ayer La Romareda
Marcelino, destituido como entrenador del Real Zaragoza
JUAN CARLOS ARCOS

Marcelino García Toral es desde anoche el último eslabón de la ya larga cadena de entrenadores destituidos por la actual dirigencia del Real Zaragoza. El técnico asturiano fue destituido tras una larga y tensa reunión de casi tres horas celebrada en las viejas oficinas del club, en la esquina de la tribuna principal con el fondo norte. Diez minutos antes de la medianoche, el presidente, Eduardo Bandrés, y el director general, Gerhard Poschner, lo hicieron público en una rueda de prensa.

Bandrés fue el encargado de notificar en un solemne párrafo la drástica decisión de los directivos zaragocistas: "Reunido el Consejo de Administración y una vez escuchadas todas las opiniones de sus miembros; una vez reunido también todo el cuerpo técnico del club y tras escuchar al propio entrenador, el club ha tomado la decisión de cesar a Marcelino García Toral como entrenador del primer equipo del Real Zaragoza", fue el arranque de su comparecencia.


El presidente dividió en dos las causas que han sustentado esta postura, que tanta contestación ha encontrado entre la afición y que quedó de manifiesto horas antes durante el partido de ayer frente al Athletic. "Hay dos tipos de argumentos. Uno, los resultados, que es siempre algo incontestable. De 16 partidos oficiales que hemos disputado, únicamente hemos ganado tres. El balance es todavía es más negativo si nos referimos a los últimos 11 partidos, donde solo hemos ganado uno. Y en segundo lugar, si hacemos la progresión hacia el futuro de nuesta situación, de 42 puntos disputados, llevamos 12. La previsión final sería alcanzar 34 puntos al final de temporada que, inexorablemente, nos llevaría al descenso. Son datos indiscutibles que condicionan decisiones", explicó.


Fuera de este terreno puramente matemático, Bandrés también esgrimió importantes justificaciones entresacadas de la conversación última mantenida con Marcelino en la reunión de anoche. "El entrenador nos ha manifestado que no se encuentra convencido de poder revertir la dinámica del equipo trabajando como hasta ahora. Entendemos, viendo como habla, que no sabe cómo cambiar esa dinámica. Él solo habla de trabajar, trabajar y trabajar. No de trabajar más, no trabajar tampoco mejor y, sobre todo, no trabajar distinto. Entendemos que, cuando uno quiere que las cosas cambien, habrá que hacer algo diferente porque, si hacemos lo mismo, mal se puede cambiar", continuó apuntando Bandrés.

No todo quedó ahí. "Somos conscientes de la necesidad de reforzar la plantilla y, específicamente, atendiendo a lo que ha sido su demanda en las últimas semanas, le hemos propuesto el fichaje de un delantero, de un '9', como una decisión que el club va a tomar. Se le ha preguntado si, en esas condiciones, él se veía capaz de revertir la situación, de jugar este partido con nosotros con la disposición de ganarlo. Tampoco la respuesta ha sido en este caso satisfactoria", abundó antes de desembocar en la resolución adoptada por los dirigentes del Real Zaragoza. "En esas condiciones, con la experiencia de los resultados hasta este momento y ante la falta de respuesta positiva del entrenador, no hemos tenido más remedio que proponer su cese visto que el entrenador, pese a todas estas afirmaciones, tampoco se ha mostrado dispuesto a presentar voluntariamente su dimisión. Le hemos propuesto que lo hiciera y el ha dicho que no. Que quede claro", dijo Eduardo Bandrés.


Tras anunciar brevemente Gerhard Poschner que José Aurelio Gay, el preparador del filial de Tercera División, se hace cargo del equipo interinamente hasta que el área técnica se decida a contratar un entrenador definitivo, Bandrés contestó a las preguntas de la prensa sobre los temas más afilados de la dura tarde que ayer vivieron los directivos en el palco.

 

"Estamos afectados, claro que nos afecta lo que ha ocurrido. Somos personas", admitió el presidente. Bandrés considera que la fractura social que tomó cuerpo ayer en La Romareda no les genera miedos en el club y se mostró confiado en revertir ese negativo ambiente en el futuro: "No tomamos las decisiones por la popularidad de las mismas, sino porque creemos que son las adecuadas. Si el siguiente entrenador que venga logra cambiar la dinámica del equipo, cambiará también la recepción del público a todo lo que está pasando. Nosotros estamos convencidos de que lo ocurrido es posible cambiarlo", aseveró.

Rueda de prensa de Marcelino

Bandrés apuntó que la estruendosa rueda de prensa que protagonizó Marcelino el viernes en la previa del partido no ha sido decisiva para decidir su destitución. Pero, en su valoración de la misma, sugirió que sí ha tenido un peso importante. "Fueron unas declaraciones injustas, inoportunas e irresponsables. Cuando un equipo tiene un partido tan transcendental 24 horas después, yo creo que el técnico tiene que pensar en cómo afrontarlo no pensando en cómo abrir otro partido distinto al del terreno de juego. En La Romareda ha parecido que se disputaban dos encuentros diferentes. Y eso es perjudicial para el equipo. Hemos sentido que había una parte importante de la afición que no estaba animando al equipo porque se había creado un clima precisamente para que no lo hiciera. Y eso es inaceptable. Tengo un escrupuloso respeto al público, pero no tienen toda la información. Si hubieran asistido a las reuniones que hemos tenido con el entrenador en la última semana, las cosas serían diferentes", incidió.


Con gesto serio, con rostro afectado por la tensión acumulada en las últimas horas, Bandrés se levantó y no admitió más cuestiones pese a que las había entre la prensa. Y nació otra nueva era.