LA TEMPORADA

La guinda era rojilla

Junyent entra a canasta.
La guinda era rojilla
PEDRO ETURA / A PHOTO AGENCY

Una segunda vuelta para enmarcar tenía que tener una guinda y esa fue rojilla. No podía ser de otra manera. El CAI tenía que derrotar al Sant Josep para convertirse en campeón de la LEB y los hombres de Abós no fallaron. Eso sí, esa victoria, la que certificaba la imbatibilidad rojilla en su pabellón, se hizo de rogar. Porque el conjunto catalán no regaló nada y hasta el último minuto el equipo aragonés no pudo amarrar el partido y el ascenso. Mención especial a los veteranos, quienes una noche más ejercieron de maestros de ceremonias y llevaron al equipo de su corazón a poner la guinda al pastel.


Era fundamental estar tranquilo en un día tan decisivo. Y en eso, la experiencia es un grado. Esa calma solo se lograría encarrilando el partido rápidamente y eso lo hicieron los veterano. Un espectacular Paolo Quinteros y un increíble Darren Phillip fueron los encargados de anotar las primeras canastas, lograr las primeras rentas en el marcador y evitar la ansiedad tanto de sus compañeros como de la grada. Y es que dos triples del argentino y un par de buenas acciones del británico al poste bajo ponían un esclarecedor 10-3.


Pero si las armas del CAI estaban claras, las del Sant Josep también. Se buscaban balones interiores para Middleton o el tiro exterior de Devries. El americano hizo daño y sacó dos rápidas faltas a Junyent, mientras un espabilado Joaquín Ruiz ya daba instrucciones a Hettsheimeir para frenar al pívot visitante.


Afortunadamente, el físico de Middleton ya no es el que era y la tercera falta de Devries dejaron todo mucho más plácido para un CAI que vio el hueco y se metió por él camino del triunfo y de la ACB.


Con esos dos peligros mermados el cuadro gerundense tiró excesivas 'piedras' y los 'viejos' de este CAI tiraban del carro. Porque a Paolo y Dp se le unió la garra del gran capitán Lescano. También el acierto de un Hettsheimeir que había arrancado demasiado fallón.


Ni la zona iba a frenar a los de Abós camino del ascenso, ya que las transiciones rápidas de Phillip (benditos y medidos pases) y un triple de Barlow ponían el +16 en el electrónico poco antes del descanso. Ya no faltaba nada para celebrar la fiesta.


Tuvieron que pasar 20 minutos más de juego, y algunos de verdadero sufrimiento, especialmente cuando el Sant Josep llegó a ponerse a solo seis puntos mediado el último cuarto a causa de un bajón rojillo con motivo de la dichosa ansiedad.

Los triples no entraban, Abós pedía calma y solo con los 'jefes' en cancha el CAI pudo asegurar el éxito. Primero merced a un buen David Barlow que reboteó con agresividad y anotó algunas canastas de méritos. Y también gracias a un Quinteros que en el tramo final pidió el balón, acertó y despertó la gran fiesta.


La grada tenía su recompensa y se volcó con los suyos en ese instante y en la entrega del trofeo de campeón que volvió a levantar el gran capitán.