TENERIFE 57-67 CAI ZARAGOZA

La ACB ya no se escapa

La victoria del CAI en Tenerife, en un partido horrible, deja a los rojillos con pie y medio en la elite. A los de Abós les basta con ganar un partido y cualquier tropiezo del Melilla les daría automáticamente el título y el ascenso.

La ACB ya no se escapa
La ACB ya no se escapa

El CAI_Zaragoza es virtualmente equipo de ACB. Mucho tendrían que torcerse las cosas para que no fuera así, pero después del triunfo de ayer en Tenerife, quedó bastante claro que la elite ya no se les escapa a los rojillos. En un nefasto encuentro en el que los de Abós solo funcionaron a ratos, derrotaron al cuadro canario y se colocan con pie y medio en la mejor liga de Europa. Los rojillos solo necesitan ganar un partido de los dos que les restan para lograr el título y el ascenso, y, además, cualquier tropiezo de su rival directo, el Melilla, en los tres duelos que le faltan, también significaría el primer puesto final para los zaragozanos. Dos años después, y solo una campaña tras el descenso, el CAI_volverá a su sitio. Ya no se escapa.


Lo bueno se hace esperar. Y, sobre todo, cuando la tensión atenaza a los protagonistas. Les guste o no, cuando el ascenso se ha acercado el CAI_ha demostrado que es humano. La máquina que destrozó a múltiples rivales en los últimos meses tiene sentimientos y con la gloria tan al alcance de la mano los nervios aparecieron. La primera parte de los rojillos ayer en Tenerife fue, por momentos, deplorable. Hubo instantes en los que no se defendía, en los que no se peleaba el rebote y en los que en ataque ni se tomaban buenas decisiones ni se acertaba en los lanzamientos. Menos mal que el adversario era el conjunto canario que tampoco tiene una plantilla como para tirar cohetes. Si no, la cosa se hubiera puesto aún más fea.


Y eso que de inicio dos mates, uno de Barlow y otro de Junyent ponían un esperanzador 0-6 en el electrónico. Un espejismo. O mejor dicho, un problema. Porque los aragoneses dio la sensación que lo vieron todo hecho y dejaron de jugar a su nivel. DP estaba desaparecido, Quinteros daba una de cal y otra de arena, y la defensa flojeaba peligrosamente.

El desmadre era tal que con el 15-13 Abós pidió tiempo muerto. Se le podía ir todo de las manos y cortó por lo sano poniendo una zona 2-3 ante un equipo con mal porcentaje de tres. Y no fue del todo mal en un encuentro muy loco a ratos y con unos errores y una inseguridad impropios de esta categoría.


Con esa defensa zonal la intensidad visitante se reactivó y los tinerfeños tardaron casi cuatro minutos en anotar en el segundo parcial. Pero al CAI le costó más de dos, por lo que el choque era horrible, de los de olvidar y no volver a ver.

Menos mal que los interiores zaragozanos comenzaron a luchar el rebote y cuando se jugó con criterio el balón en ataque se sacaron canastas cómodas merced a un dubitativo pero efectivo Junyent. Es más, la obsesión del técnico de tener casi siempre en cancha al australiano Barlow tuvo su recompensa. Y es que el ‘aussie’ parece que vive en su mundo y eso de la ansiedad y los nervios no le afectan. Su sangre fría fue la que otorgó a los rojillos un triple justo antes del descanso para lograr una renta de cinco puntos, y otro en la reanudación para iniciar la escapada.


De hecho, ayer se vivieron situaciones inesperadas. Algunos aragoneses sorpredentemente no miraban el aro y optaban por darle la responsabilidad a otros. Ese fue el caso durante muchos minutos de Phillip. El británico parecía inquieto e inseguro. Pero una figura de su nivel tenía que aparecer en una cita tan decisiva. Y lo hizo poco después.


Encadenó una canasta más falta, un triple y otra de dos para poner a los suyos +15 y dejarlo casi todo visto para sentencia. Sin embargo, cuando el partido estaba para que el CAI ‘matara’ a su rival, la tensión se volvió a apoderar de sus jugadores.

Se falló un claro contragolpe y el Tenerife enchufó dos triples que atontaron a los rojillos, cuya defensa zonal ya no presentaba las dificultades anteriores. Con ese panorama el conjunto de Iván Déniz llegó a colocarse solo a tres nada más arrancar el cuarto y definitivo parcial.


Entonces apareció la figura salvadora de Rafael Hettsheimeir. El brasileño cerró el rebote como los grandes. Nadie se canteaba y los balones que rebotaban en el aro siempre acababan en sus manos. Eso, ante un equipo tan fallón como el canario resulta vital.


Y no solo se limitó a rebotear sino que en los instantes decisivos anotó unas cuantas canastas que resolvieron la cita y metieron casi de lleno a su equipo en la ACB.


Alegría en el grupo, fotos con seguidores rojillos sobre el parquet tinerfeño y una contenida celebración minutos después. Saben que no se les va a escapar, pero prefieren esperar al momento justo del ascenso para celebrarlo como Dios manda. Lo peor ya ha pasado y lo único que hay que hacer es esperar o ganar el viernes al Sant Josep. Hoy mismo el CAI_puede entrar por derecho propio en la ACB. Tan solo hace falta una derrota del Melilla.