REAL ZARAGOZA

Imposible convencer a nadie

El Real Zaragoza no fue capaz de cerrar ayer ningún refuerzo. La cesión del medio centro sevillista Romaric se rompió a las 23.35. No logró colocar a Paredes, Babic y Songo'o. Pennant, cedido al Stoke; y Pavón, al Arlés.

Agapito Iglesias y, tras él, Pedro Herrera durante la pretemporada.
Imposible convencer a nadie
M. T.

No hay más refuerzos. Se acabó el plazo de fichajes y traspasos y la cintura del Real Zaragoza quedó en evidencia. En preocupante y lamentable evidencia. En una tarde de locos, con tintes surrealistas, en la que el Real Madrid fue capaz de modificar el horario de cierre (las 18.00) de las ventanillas de la Federación Española para intentar ejecutar el traspaso de Van der Vaart al Tottenham inglés y a Agapito se le estropeó tres veces la página web hasta acabar inútil en un día de máxima necesidad, los dirigentes de la SAD aragonesa se quedaron con un palmo de narices mirando al tendido cuando el reloj dio las 12 de la noche.Agapito, Herrera y Prieto, tanto monta, monta tanto, completaron un día histórico para los anales del viejo zaragocismo. Con sus artes, famosas en todo confín dentro del mundillo de los representantes, clubes y dirigentes de todos los rincones, fueron incapaces de convencer a un solo futbolista, a un solo equipo, a un solo apoderado, para que llegase algún refuerzo más al corto e incompleto vestuario que dirige José Aurelio Gay.

Al final del plazo de contrataciones, la trinidad ejecutiva zaragocista solo supo consumar tres de de los ocho deberes imperativos que tenían pendientes para el último día: se marcharon prestados Goni al Real Madrid-Castilla de Segunda B; Pennant, al Stoke City inglés (en un peculiar trato, solo vigente hasta el mes de enero); y Pavón, al Arlés-Avignon, debutante colista de la liga francesa, que suma cero puntos en cuatro partidos y donde juega su amigo Álvaro Mejía.

No es que no supieron ni pudieron traer ese defensa polivalente que se buscaba desde hace semanas; ni que les resultase imposible finalizar un trato positivamente con los delanteros a los que se había guiñado el ojo en los últimos días; ni que, pese a tener atado durante medio día al sevillista Romaric, la operación saltara por los aires a falta de escasos minutos para finalizar el día. Es que tampoco lograron dar acomodo a tres de los cuatro apartados con los que no han contado en todo el verano. Aquí siguen, ya se verá en qué condiciones y con qué tipo de reacciones, Paredes, Babic y Songo'o.

La jornada definitiva del mercado veraniego concluyó pues con un profundo aire de decepción en la burbuja del zaragocismo. Durante el día, el goteo de noticias propició la desmoralización progresiva. El sueco Rosenberg -que dejó definitivamente el Werder Bremen- prefirió irse al Racing de Santander a media tarde, dando la espalda a los gestos seductores del agapitismo. Pasadas las 21.30, el Atlético de Madrid no quiso ni escuchar una nueva súplica de Agapito, Herrera y Prieto para que les cediera al brasileño Diego Costa. El ecuatoriano del Manchester City Felipe Caicedo (ex del Málaga), también tanteado, se decidió por el Levante. Por la mañana, el defensa chileno Waldo Ponce también hizo oficial su decisión de irse a Santander ante las extrañas y variables maniobras de índole económico llevadas a cabo por los dirigentes zaragocistas en la última semana (algo que ya había ocurrido en enero).

Pero, sin duda alguna, el estrambote final, el colofón definitorio del valor, la fama y el peso específico que tiene ahora mismo el Real Zaragoza en los ambientes futbolísticos mundiales, llegó en las últimas cinco horas del día. Sevilla y Zaragoza arrancaron la jornada negociando la cesión del medio centro costamarfileño Ndri Romaric, un tanque de 1,87 de estatura y 90 kilos de peso (cuando está en forma), del que el Sevilla quería deshacerse como fuera. A Romaric, desahuciado por su entrenador y muy criticado por la afición del Pizjuán, no le perdonan su carácter díscolo, sus salidas nocturnas y sus habituales sobrepesos al regreso de cualquier periodo vacacional. El presidente sevillista José María del Nido fue implacable: el Zaragoza debía acoger al jugador cedido por un año, sin ninguna opción de compra y haciéndose cargo de toda su ficha, que asciende a 1,5 millones netos. A las 19.00, Agapito, sorprendentemente, dio el sí a la operación. Y la noticia corrió como la pólvora por Sevilla. Mientras la nueva era asegurada tajantemente en la ciudad andaluza, el silencio del Zaragoza llamaba la atención sorprendentemente . Era una estrategia.

A las 23.30, Agapito intentó cambiar el pacto y pidió a Del Nido que se hiciera cargo de una parte de la ficha, por si colaba. Pero el sevillista dinamitó la operación a su favor y la dejó desactivada. No había tiempo para más y Agapito se quedó sin capacidad de maniobra.