UN ZARAGOZANO EN SUDÁFRICA

"La gente de aquí madruga mucho"

Vicente Casanova, en Sudáfrica
"La gente de aquí madruga mucho"
V. C.

Arrastramos todavía el cansancio del viaje de llegada a África. He observado que la gente en África madruga mucho, sin tener necesidad de ellos. Se echan a las carreteras y comienzan a caminar o se sientan en los arcenes. Buscan alguien que les dé un trabajo temporal para sacar el jornal del día o de la semana. Tras desayunar fuimos al aeropuerto de Johannesburgo para tomar vuelo con destino a Livingstone. Vamos a Zambia porque los próximos días estaremos entre este país y Zimbawe. Ya que estamos tan lejos, aprovecharemos estas jornadas que nos dejan los chicos de Del Bosque para conocer este trozo del planeta.


Los trámites en los aeropuertos son algo más lentos que en Europa porque aquí el ritmo de vida es otro, y no es un tópico. El personal de seguridad nos felicita en cuanto identifica que somos españoles. Les seguimos cayendo simpáticos a los Bafana Bafana. Para entrar en Zambia nos cobran el equivalente a 90 euros (comprando un pack de 2 entradas porque mañana volveremos a salir y entrar).


Hemos tenido el segundo contacto con la comida africana en serio. Seguimos con más de lo mismo, mucha brasa o “barbacue” como la llaman aquí. Creo que ya habremos probado más de una decena de animales diferentes. Hoy hemos probado el cocodrilo (sabor parecido al pollo), impala (estos antílopes pequeños que se comen los leones en los documentales) y algún cuadrúpedo más que no conseguí identificar ni preguntándolo 3 veces. Cosas de los idiomas. Acompañan la carne mucho con vegetales, casi todos conocidos por nosotros (pimiento, zanahoria, etc.). No hay ningún valiente que se atreve a beber el agua que nos sirven, por temor a coger una diarrea. Todos bebemos cervezas locales, que no son malas, ni tampoco buenas. Eso sí, diré que la cerveza aquí se sirve casi del tiempo, o sea mucho menos fría de lo que nos gustaría.


Qué pocas horas llevamos en el África real (fuera de la gran ciudad) y ya hemos visto con nuestros ojos impalas, cebras, hipopótamos, monos vervet y multitud de pájaros multicolores. Por la tarde nos hemos acercado a ver el atardecer al río Zambeze (que significa grandioso). Es imponente, muy muy ancho (como 8 veces el Ebro cuando va de crecida buena en primavera). También muy caudaloso. Hay unos barcos que hacen travesías para ver el atardecer en el río, tuvimos la fortuna de ver uno precioso. El cielo cubierto de nubes y un agujero rasgado donde se colaba el sol. Paisaje imponente que he intentado sacar en mi fotografía, sin ser fotógrafo. Complicado. Las aguas del río están apestadas de cocodrilos y hemos visto más de media docena de hipopótamos.


El domingo se notaba que la mayoría de la gente iba con sus mejores galas para los servicios religiosos. Un contraste curioso. Ves salir a la gente de unas viviendas humildes y engalanadas, peinadas y contentas para ir a misa. Por caminos de tierra que se pierden en el horizonte. Como estamos en zona de riesgo de malaria, ya estamos tomando desde ayer una pastilla diaria para evitar caer enfermos. La tendremos que seguir tomando mientras estemos por esta zona y luego los 7 días siguientes porque puede ser que te haya picado el mosquito. Cuando cae el sol, las sociedades occidentales nos dormimos. Aquí no es así, en África me cuentan que es cuando la vida animal se despierta. Muchas veces he comentado a mis amigos que envidio la creatividad de los gitanos y los negros. Me ratifico. Es impresionante la variedad de peinados que esta gente hace con unos pelos indomables.


Esto es otra vida. Me pido un té para escribir estas líneas y pretendo pagar cuando me lo sirven y el camarero me dice que no me cobra aún, que disfruté del té y de la noche (aquí anoche ahora a las 18h.) que ya le pagaré luego... Hoy me ha costado encontrar el acceso a Internet y he tenido que pagarlo en un sitio para turistas al increíble precio de 15€ por una hora de conexión. Es una barbaridad. ¿Puede ser el acceso a Internet otra gran barrera para que el tercer mundo se aproxime al primero? En mi opinión, sí. Estoy escuchando los sonidos de la noche africana, decenas de cantos diferentes que se mezclan tejiendo una sintonía armoniosa. De fondo oigo los acordes de “No llores por mí Argentina” (verídico como que soy de Ejea), las notas parece que se dejan ir muriendo en la noche africana ¿Llorarán por la pronta despedida de la albiceleste? No lo sé, pero a mí me lo parece. Esto es un momento por los que merece la pena vivir, seguro. Sólo echo en falta a mi brava, mi madre me acompaña.


Mañana nos vamos de safari, prometo una buena entrega, o no.