Un desafío sin precedentes

En sus 107 años de historia, el Huesca jamás había visto tan cerca la oportunidad de ser de Primera.

El Levante - Huesca, en imágenes.
El Levante - Huesca, en imágenes.
Rafael Gobantes

En sus 107 años de historia, el Huesca jamás había visto tan cerca la oportunidad de ser de Primera. Ni siquiera los futboleros más longevos de la ciudad presumen de haber vivido un desafío de la dimensión de este ‘play off’. El quinto puesto de 1950, cuando el club se denominaba Unión Deportiva Huesca, figura como la mejor clasificación obtenida hasta la fecha. Pero la plantilla que por aquel entonces lideraba el internacional Tomás Hernández, más conocido como ‘Moreno’, quedó a las puertas de disputar la liguilla de ascenso.

Tres puntos separaron a los azulgranas de la cuarta plaza que ocupó el San Andrés y, a partir de ahí, se abrió un periodo de decadencia que trajo el descenso a Tercera en 1953 y la disolución de la entidad solo tres años después. De esta forma, el máximo exponente del fútbol oscense interrumpía su recorrido por tercera vez -antes habían desaparecido el Huesca Fútbol Club (1927) y el Club Deportivo Huesca (1936)-, dejando a la capital altoaragonesa sin equipo hasta comienzos de la década de los 60, cuando se fundó la Sociedad Deportiva Huesca.

En su debut bajo la actual denominación, el club logró ascender de Primera Regional a Tercera División y, tras un largo periplo en esa categoría, llegó el primer trofeo nacional: la Copa de España de Aficionados, en 1974. Delgado; Ausaberri, Pepín, Royo, Pedro, Calvo; Cruz, Ferrer, Palacino, Ortega y Arrayet formaron la alineación que derrotó al Real Zaragoza B en la final de este torneo de que, bajo el amparo de la Real Federación Española de Fútbol, enfrentaba a los campeones regionales amateur.

Por aquel entonces, ya se había producido la restructuración de las categorías del fútbol español y la Sociedad Deportiva Huesca competía en Segunda B, donde permaneció hasta una nueva crisis institucional que trajo el descenso a Tercera y una deuda de 50 millones de pesetas (300.000 euros).

Durante las décadas de los 80 y 90, el equipo fue alternando ambas divisiones, hasta que en la campaña 1999-2000 conquistó un segundo puesto en Tercera que dio lugar a uno de los episodios más emocionantes que se han vivido en el El Alcoraz. El estadio, abarrotado, llevó en volandas a los suyos en el encuentro decisivo ante el Mirandés y se logró ascender a una complicada Segunda División B en la que militaban los filiales de Barça o Espanyol.

Un año duró la alegría y, tras volver a perder la categoría, El Alcoraz acogió otra épica eliminatoria, en la temporada 2003-2004 y frente al Eibar. En la ida, el Huesca se impuso (1-0); en la vuelta, disputada en Ipurúa, el bloque altoaragonés no se dejó sorprender y se trajo la victoria (1-2) que lo acabó de catapultar, una vez más, hacia Segunda B.

Las destituciones de Ángel Chamarro y Fabri propiciaron la llegada al banquillo de Juan Antonio ‘Anquela’, quien, tras conseguir la mejor clasificación del Huesca en Segunda B -décimo puesto, con 49 puntos- fue remplazado por el Miguel Sola. Así, se puso fin a la primera etapa del preparador andaluz al frente de un conjunto que todavía tardó varios años en acometer el asalto definitivo hacia Segunda.

Los seguidores oscenses no olvidan el triste desenlace de la temporada 2007. El equipo quedó a las puertas de ascender a Segunda, después de caer en la última ronda de la liguilla ante el Córdoba. Solo un año después, y haciendo honor al lema de ‘Fieles, siempre sin reblar’, los azulgranas volvieron a entrar en el ‘play off’ para derrotar al Écija en la final. Para la posteridad, un soberbio tanto anotado por Roberto, que lanzó a miles de personas a las calles de celebración.

Se abría así un periodo de cinco años consecutivos en Segunda, que concluyeron en el verano de 2013, con otro descenso de categoría que se consumó frente al Recreativo de Huelva y con Jorge D´Alessandro en el banquillo. Pablo Alfaro llegó para sustituirle; David Amaral tomó las riendas a mitad de campaña; y David Navarro terminó en séptima posición, a tres puntos de la meta que sí se alcanzaría en la temporada siguiente.

Bajo el mando de Luis García Tevenet, el Huesca se proclamó campeón de su grupo de Segunda División B por vez primera en la historia, clasificándose para la fase de promoción. El Huracán Valencia fue en esta ocasión el rival definitivo hacia Segunda División. La ida se saldó con empate (1-1); en la vuelta, Tyronne y David Mainz sentenciaron a los valencianos.

Aquella tarde de 28 de junio supuso un punto de inflexión en la entidad. El club se consolidó en la categoría de plata durante la pasada temporada, y en la presente ha proseguido con su ascensión meteórica, hasta hacer soñar a la hinchada con un proyecto de Primera. Cuatro asaltos restan por delante. El primero de ellos, esta noche (21.00) en un Alcoraz que volverá a registrar un lleno hasta la bandera.

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