Popovic, muchos años jugador profesional y hace ya una década entrenador, avisa del riesgo de distorsión que puede –y suele– generar en un grupo, más o menos consolidado, la introducción de uno o más elementos que puedan no casar convenientemente con el statu quo que funciona positivamente desde julio y agosto.

"Yo siempre digo que, en estos casos, quien venga ha de hacerlo para mejorar la competitividad del grupo. No podemos acabar perjudicándonos de cara al futuro como consecuencia de un fichaje mal hecho", advierte.

Popovic quiere medir al milímetro todos los matices de cualquier nueva incorporación que pueda llegar en las próximas semanas para paliar las bajas de larga duración de los lesionados Jaime y Wilk. "El ambiente en el vestuario es fantástico. El equipo es excelente en este sentido y yo me siento feliz como entrenador de este grupo", repitió ayer un par de veces en su comparecencia ante los medios previa al choque de mañana ante el Elche.

"En la situación en la que nos encontramos ahora nosotros, fichar por fichar, creo que puede hacernos más daño que aportar buenas cosas", subraya el preparador serbio para no dejar lugar a ninguna duda sobre la circunstancia que quiere prevenir.

Un vestuario no es un elemento mecánico. No se trata de una acumulación de piezas metálicas coordinadas con la frialdad de un motor hidráulico o movido mediante un combustible. Un equipo de fútbol está compuesto por personas, por sentimientos, por diferentes caracteres humanos, por individuos que piensan, disfrutan y padecen. Por sangre y afectos.

Y Popovic, que se muestra enormemente satisfecho por la implicación y la actitud de sus pupilos en los momentos más peliagudos vividos por el equipo en este arranque de temporada, no quiere que la introducción en el colectivo de una pieza errónea pueda derivar en un cortocircuito o un colapso ulterior.

"¿Qué podemos traer ahora? Es una buena pregunta que yo no puedo contestar con claridad. No hay nada claro en este sentido", responde con el conformismo al que invitan las dificultades financieras y logísticas con las que el Real Zaragoza está escrutando los escaparates del mercado a estas alturas del curso.

"Los refuerzos que podemos fichar ahora mismo son, bien jugadores sin equipo, o bien futbolistas que no están jugando nada. Los que puedes querer, que en España hay muchos, los pides y no te los dejan. Los clubes de Primera, los que te pueden ayudar, no te los van a dejar", abunda Popovic sobre lo que está encontrándose Ángel Martín González, el director deportivo, en sus primeras aproximaciones en busca de los recambios pretendidos.

"Estamos mirando. No tenemos el asunto cerrado. La dirección deportiva está en ello cada día. Estamos tratando de buscar una solución porque, por desgracia, las lesiones de Jaime y Wilk son para mucho tiempo", recalca para evidenciar que no se bajan los brazos en los despachos nobles de la SAD y que, quizá, en cualquier momento puede surgir por sorpresa el fichaje urgente que se desea pescar.

Pero, de inmediato, el técnico zaragocista señala cuál puede ser el devenir más lógico de los acontecimientos tras los primeros indicios extraídos después de varios paseos por las oficinas de diferentes clubes de Primera División. "Si se puede encontrar algo, fenomenal. Bienvenido. Pero, si no se puede, tendremos que esperar hasta enero", asume Ranko Popovic.