Las jugadas de estrategia, un recurso de primer orden

El Real Zaragoza desatascó el choque ante el Recreativo mediante una falta. El cuadro aragonés ha anotado el 25 por ciento de sus goles a balón parado.

Encuentro entre el Real Zaragoza y el Recreativo de Huelva
Las jugadas de estrategia, un recurso de primer orden
Guillermo Mestre

Partido atrancado. Fútbol espeso en ataque. Dificultades para que los puntas vean la portería rival. Nervios crecientes dentro y fuera del césped... y llega el primer gol a través de una jugada de estrategia, a balón parado, que cambia radicalmente el panorama y rompe la barrera psicológica del 0-0 o del resultado adverso contra el reloj.


Esta historia genérica, todo un clásico del mundo del balompié desde su creación, la vivió el Real Zaragoza el pasado sábado frente al Recreativo, al que acabó ganando con solvencia una vez que desatascó el marcador mediante una falta directa transformada en gol por Jaime. Esta acción estratégica ocurrió en el minuto 50 y permitió al Zaragoza consumar un triunfo tranquilo (2-0 al final) donde la fluidez de su juego ganó enteros en calidad y solvencia con los cimientos del tanteador favorable.


El episodio no es nada nuevo. Se trata de un mecanismo de victoria viejo como el propio deporte del fútbol. Si no hay clarividencia en las combinaciones y el adversario plantea una defensa férrea, las jugadas de pizarra son la pócima mágica para llevarse muchos puntos y éxitos a lo largo de una liga.


El del domingo ante el Recre fue el séptimo partido –de los 22 dirimidos hasta ahora– en el que el Zaragoza ha sacado provecho de este modelo de goles. Y solo en uno (frente al Tenerife en casa), el acierto en la estrategia resultó inútil. En los otros seis, fue mano de santo para acabar sumando cuatro victorias y dos empates, o sea, para cosechar 14 de los 34 puntos que porta hoy en sus alforjas el equipo.


Nueve han sido los goles firmados a balón parado, el 25 por ciento de los 36 tantos que hacen del Zaragoza el segundo mejor anotador de la categoría, solo superado por los 40 de Las Palmas. No es un mal porcentaje, pero tiene bastante margen de mejora.


Tres de ellos han llegado a través de la vía más fácil y menos meritoria tácticamente dentro del apartado del balón detenido: los penaltis. Borja Bastón anotó dos (uno en Lugo y otro al Girona) y Willian José el otro (al Betis). Solo Eldin (frente al Llagostera) desperdició una pena máxima, afortunadamente de manera anecdótica ya que se acabó ganando 0-1 ?en Palamós y no causó quebranto.


Los epígrafes que más definen la calidad y el potencial real de un equipo en la estrategia son los goles de falta –directa o de remate indirecto o consiguiente– y los tantos a la salida de un córner. El Zaragoza ha marcado así seis hasta ahora (un 16 por ciento del global). Solo uno ha venido desde el saque de esquina. El que abrió el triunfo en Alcorcón (1-3 al final) y que rubricó Bastón de cabeza en una jugada ensayada con Pedro y Rubén. Este apartado se queda muy escaso para un equipo que aspira a lo más alto. Como consecuencia de golpes francos, son cinco los anotados hasta este martes. De chut directo, dos: el de Willian José en Lugo, que supuso el 3-3 final y dio un punto de oro, y el citado de Jaime hace tres días frente al Recre. Y de remate indirecto, los otros tres. El 1-2 momentáneo de Lugo que remachó Bastón tras una falta lanzada por Willian al palo. El inservible de Rubén al cabecear una falta lanzada por Pedro ante el Tenerife. Y el autogol de Alberto Aguilar que abrió la goleada a la Ponferradina.


Sin pedir el grado de acierto del Atlético de Madrid (prácticamente la mitad de sus goles son de cabeza tras pelotas detenidas), lo cierto es que el Zaragoza debería ser más rentable en sus múltiples córners y faltas sobre las áreas rivales.