De la amenaza de desaparición... a la Fundación Zaragoza 2032

El Real Zaragoza ha vivido uno de los años más extraños de su historia: en Segunda, al borde de la desaparición y con la llegada de la Fundación Zaragoza 2032 en el último momento.

Miles de zaragocistas tomaron la calle para pedir la supervivencia del Real Zaragoza
De la amenaza de desaparición... a la Fundación Zaragoza 2032
A. Navarro

El año 2014 ha dejado de todo menos normalidad en el Real Zaragoza. Ha sido un curso extraño, marcado por la Segunda División y, sobre todo, por los acontecimientos extradeportivos que amenazaron muy seriamente con la desaparición del club hasta la llegada de la Fundación Zaragoza 2032, que rescató a la entidad cuando quedaban pocas horas para que la posibilidad de defunción ya fuera más que real. Se marchó, por fin, Agapito Iglesias, y se cerró un capítulo negro en la historia del Real Zaragoza. Con la llegada de la Fundación, se renovó la esperanza para afrontar un camino que sigue siendo sinuoso, con una deuda de más de 100 millones de euros, la necesidad de lograr un convenio con Hacienda y la obligación de regresar a Primera División, el único escenario en el que puede sobrevivir el club, tanto a nivel económico como social.


El año comenzaba con Paco Herrera en el banquillo y el equipo cerca de la zona de promoción, y en los primeros partidos del año llegó a escalar hasta la cuarta plaza gracias a una buena racha, que se diluyó pronto entre los numerosos problemas extradeportivos que contribuyeron poco a la progresión del equipo. Uno de los más recordados será la relación entre Movilla y García Pitarch, que acabó con el despido del jugador del Real Zaragoza, quien se tuvo que marchar junto a Paredes. El directivo estaba enfrentado con ambos después de que en diciembre les hubiera invitado a salir del club. Sin embargo, se negaron a marcharse y denunciaron al Real Zaragoza por impago de su nómina. El culebrón, que duró un par de meses, acabó con el despido de ambos y la salida de José Mari, con el que tampoco contaban.


Entre zancadillas y tropiezos, el Real Zaragoza no lograba remontar el vuelo. Se acabó estrellando y el golpe se llevó por delante a Paco Herrera tras una irregular trayectoria y siete partidos sin ganar que dejaron al equipo aragonés más cerca del descenso a Segunda B que del ascenso a Primera División. En esas circunstancias llegó Víctor Muñoz, el último técnico que había ganado un título con el Real Zaragoza, y que afrontaba su segunda etapa pese a sus diferencias con Agapito Iglesias, quien no contó con el aragonés cuando compró el club en 2006, optando por Víctor Fernández.


Con Víctor Muñoz se acabó la ruinosa racha, pero el Real Zaragoza no llegó a aspirar en ningún momento a luchar por el ascenso y se acabó conformando con no sufrir demasiado y acabar la liga sin pensar en la terrible posibilidad de acabar en Segunda B, que en algunos momentos fue bastante más real que el ascenso. El conjunto blanquillo finalizó la temporada sin lograr su objetivo, el de regresar a Primera, pero con una amenaza mucho mayor. El Real Zaragoza debía saldar sus deudas con los jugadores y Hacienda para poder seguir en Segunda División, por lo que si no llegaba alguien dispuesto a pagar más de seis millones de euros antes de agosto, el club descendería administrativamente a Segunda B y podría desaparecer.


Con el presidente de la LFP, Javier Tebas, advirtiendo del riesgo, y el 31 de julio como fecha límite para solucionar la situación de emergencia, llegó el verano, que se convirtió en un auténtico culebrón para el Real Zaragoza. Agapito Iglesias, con muchos problemas judiciales y siempre en el ojo del huracán, había decidido vender el club para centrarse en su compleja situación personal, y fue el director general del club, Jesús García Pitarch, el primero en ofrecerse de forma pública para hacerse con el control de las acciones del soriano, un movimiento que acabó con el divorcio entre Iglesias y el dirigente.


Venta al grupo aragonés


El constructor comenzó a moverse y en mayo ya negociaba con un grupo de empresarios aragoneses, a los que acabaría vendiendo el club en una extraña maniobra después de haber entablado conversaciones con varios grupos interesados en comprar el Real Zaragoza. Finalmente fueron Mariano Casasnovas, Javier Lasheras, Luis Gamón y compañía quienes lograron el acuerdo, aunque en ningún momento pusieron el dinero que necesitaba el club para solucionar sus problemas. Su intención era revender las acciones a otro grupo dispuesto a invertir en la SAD, pero después de un mes y medio de búsqueda y negociaciones el club seguía sin dinero y cada vez más amenazado.


Negociaron con un grupo de inversores mexicanos, con los que incluso llegaron a anunciar un principio de acuerdo -vinculado a la firma del convenio con Hacienda-, apareció un presunto jeque árabe y también un supuesto empresario alemán de origen pakistaní que generó tanta expectación como polémica en Zaragoza. Kadir Sheikh llegó de la mano del exjugador Nayim y de varias personas vinculadas con Aragón y el Real Zaragoza. Manifestó su intención de comprar la entidad -hizo lo mismo con el Mallorca-, mostró avales y documentos para probar su fortuna, e incluso Gamón se llegó a reunir con él y prometió que si llegaba con el dinero le vendería las acciones. Pero nunca aportó las garantías de pago que solicitaban los propietarios y el club seguía avanzando hasta el precipicio.

La Fundación Zaragoza 2032


El 17 de julio se presentaba otra alternativa con el nombre de Fundación Zaragoza 2032, una iniciativa para salvar al Real Zaragoza liderada por César Alierta, presidente de Telefónica, quien llegaba acompañado de otros empresarios aragoneses. Petón fue el encargado de exponer las líneas maestras de un proyecto que prometía poner el dinero con una condición muy simple: que las acciones volvieran a manos de Agapito Iglesias y que éste se las vendiera a la Fundación por un solo euro. No había negociación. Parecía complicado que el soriano aceptara el acuerdo, pero así fue, y la Fundación Zaragoza 2032 se hizo con el control del paquete mayoritario de acciones del Real Zaragoza el 24 de julio. Agapito Iglesias era historia.


Sin apenas margen de error, y con Christian Lapetra como nuevo presidente, los nuevos dueños del club ingresaron en la LFP el dinero necesario para seguir en la competición y comenzaron a trabajar a contrarreloj para reconstruir la estructura del club y formar una plantilla competitiva para afrontar la temporada en Segunda. Sin apenas dinero por la situación del club y las restricciones económicas impuestas por la Liga, el encargado de la parcela deportiva fue Ángel Martín González, hasta entonces director deportivo del Osasuna. Salieron Álvaro, Víctor Rodríguez o Montañés, con fichas inasumibles para el club. Primero llegó Pedro, procedente del Córdoba, y se fueron logrando las cesiones de Jaime o Ruiz de Galarreta, llegaron Eldin, Dorca, Willian José, Borja Bastón... y poco a poco el Real Zaragoza fue tomando forma bajo las órdenes de Víctor Muñoz, al que los nuevos dueños decidieron mantener en el cargo.


En pocos días, la SAD logró armar una plantilla competitiva e ilusionante, algo impensable tan solo unas semanas antes, y, pese a un flojo comienzo -todavía no habían llegado varios de los titulares- el equipo fue despegando hasta llegar a la zona de promoción. Pero una mala racha y unas declaraciones desafortunadas de Víctor Muñoz tras la derrota en Soria, cuando el entrenador desafió a la directiva, acabaron con su destitución y la llegada de un completo desconocido para el zaragocismo, el serbio Rasko Popovic, quien ha logrado dos victorias y dos empates en sus cuatro partidos al frente del conjunto blanquillo.


Con el Real Zaragoza al borde de la zona de promoción y el ascenso todavía en el punto de mira, el principal objetivo del club es lograr un acuerdo con Hacienda para la firma de un convenio, algo necesario para garantizar la supervivencia del club. "Si no se llega a un acuerdo a corto plazo, en Consejo de Administración del club tendría que comunicarlo al Juzgado Mercantil, lo que acabaría con la disolución y la desaparición del Real Zaragoza", advirtió el secretario del club, Antonio García, en la Junta General de Accionistas celebrada el pasado 22 de diciembre.