Máximo rendimiento

El Real Zaragoza ha cubierto el primer tramo de liga con un buen bagaje de puntos y cohesión táctica
Ubicado en el paquete cabecero, su solvencia era difícil de prever tras el duro verano.

Los jugadores del Real Zaragoza celebran el segundo gol anotado frente al Girona en el último partido en La Romareda
Máximo rendimiento
José Miguel Marco

El Real Zaragoza ha terminado el primer tramo de la competición clasificado en 7º lugar, con 28 puntos, a uno de la zona de promoción de ascenso, lugar que ha pisado en la mitad de las 18 jornadas que se llevan disputadas de liga. Este bagaje, en un análisis global, invita a ponerle una nota de notable a sobresaliente en cuanto al nivel de rendimiento de un equipo hecho a machamartillo, en unas condiciones económicas y competitivas extremadamente complicadas y, sobre todo, en tiempo récord.


Sin duda, tanto para los responsables directivos del club, como para los propios componentes del vestuario, la afición y los observadores externos de cualquier lugar del mapa, hubiese sido imposible vaticinar a principios de septiembre (cuando se cerró el mercado estival de fichajes) que el Zaragoza iba a llegar a las vacaciones de Navidad en el paquete de cabeza. Y mucho más aventurado hubiese sido apostar por que más del 75 por ciento de los fichajes, heterogéneos y dispares como nunca a causa de la precariedad general con la que la nueva propiedad hubo de trabajar nada más aterrizar en agosto (con el director deportivo, Ángel Martín González, al timón), hubiesen mezclado y casado tan positivamente como lo han hecho en apenas cuatro meses de torneo.


El Real Zaragoza está sacando petróleo de una plantilla con solo 18 fichas profesionales, una circunstancia perniciosa para las aspiraciónes de ascenso del club fruto de una sanción de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) por la nefasta gestión y los incumplimientos de pago de la SAD en la campaña pasada, con Agapito Iglesias y Jesús García Pitarch como regentes de la entidad. Mucho más si se tienen en cuenta agravantes que, en algunos casos inevitablemente, han ido produciéndose en las primeras 18 jornadas, las que ha dado tiempo a jugar antes del cambio de año natural y de este clásico punto de inflexión de la Navidad.


El más acusado de ellos fue que el Zaragoza debió comenzar la liga con el equipo a medio construir, sin apenas piezas para acometer los dos primeros partidos. El primer fichaje fue Pedro y llegó el 4 de agosto (a 19 días del inicio liguero) a un vestuario en el que, del plantel final, solo estaban Fernández, Álamo y dos chicos que son importantes ahora pero que, entonces, se decidió que tuvieran ficha del filial, Rico y Whalley. En el caso del portero, la primera intención fue que jugase en el B, alternando arriba con otro portero veterano que nunca llegó.


Basha fue el segundo refuerzo, el 8 de ese mes. El día 12 llegaron cuatro de vez: Ruiz de Galarreta, Rubén, Cabrera y Diogo. Y el 14, Mario. Antes del debut en Huelva, solo aterrizaría Jaime, el 19 de agosto.


En estas condiciones se dio el primer paso ante el Recreativo. Debiendo completar, (por deseo subjetivo del entonces entrenador, Víctor Muñoz) la lista y la alineación con chicos juveniles como Vallejo, Muñoz o Nieto; y dando minutos a dos jugadores que se sabía de antemano que iban a salir el último día de mercado, casos de Adán Pérez y Porcar.


Otro hándicap que se arrastra perjudicialmente, derivado de este atribulado verano descrito, es que la plantilla se ha tenido que conocer compitiendo, sin opción alguna de cursar una pretemporada clásica, que de hecho no se hizo.Números de una situación atípica


Fruto de este accidentado arranque del curso, surge el dato de que el Real Zaragoza sea el tercer equipo que, pese a su limitación de fichas profesionales, más jugadores haya utilizado en estas 18 jornadas: un total de 25 (son 26 si se contempla la Copa, ya que ahí jugó el portero Alcolea, que no se ha estrenado en liga), solo superado por el Osasuna -también sancionado por la LFP- y el colista Albacete, que han usado un jugador más, 26. Pero este matiz es ciertamente engañoso, ya que (como se aprecia en el cuadro adjunto) el equipo se asienta básicamente en diez u once piezas clave y el resto, hasta hoy y por diversos motivos, han sido puro acompañamiento.


De hecho, sobre un máximo de 1.620 minutos, solo hay ocho jugadores que hayan participado en más de 1.000. El portero Whalley es el único que lo ha jugado todo y los otros siete baluartes tácticos han sido Borja Bastón, Ruiz de Galarreta, Dorca, Fernández, Eldin Hadzic, Cabrera y Álamo. Si se añade a este bloque a los tres que han disputado al menos 900 minutos -Willian José, Mario y Rico- se obtiene lo que podría ser un once inicial base.


Caben, y son necesarios en algún caso, matices a tener en cuenta. El más claro, que en este elenco falta Pedro, hombre crucial en cualquier esquema táctico, pero que hasta ahora solo ha podido jugar en 10 partidos (782 minutos) porque se lesionó de importancia en una rodilla en la 3ª jornada y estuvo parado dos meses y medio. También a causa de sendas lesiones, veteranos como Mario y Rubén -además del joven Vallejo- van a acumular al menos 40 días de baja, lo que ha reducido su participación de manera drástica y ha coartado la labor de los entrenadores en el último mes y medio.


La escasa capacidad de maniobra desde el banquillo queda clara al analizar los números que deja el primer tramo competitivo. Dos de las 18 fichas profesionales corresponden a dos porteros que aún no se han estrenado, Alcolea y Bono , por lo que, de facto, son solo 16 los futbolistas con ‘licencia A’ los que se están utilizando. Y de esos 16, dos casos son pura y curiosamente anecdóticos, Basha y Tato. El albanokosovar solo ha asomado en cuatro partidos (68 minutos en total), fruto de sus perennes molestias musculares que hicieron que hasta su mentor, el anterior técnico Víctor Muñoz, perdiese su confianza en él. Y en lo referente a Tato (que fue la última incorporación, ya el 16 de septiembre, fuera de plazo y procedente del paro), pese a haber participado en ocho choques -el doble que Basha-, suma casi la mitad de minutos que este, 36, pues sus apariciones han sido en los últimos instantes sin más relevancia para el equipo. Es decir, si se aparta a Basha y Tato del circuito de los que alguna vez han sido titulares (ellos nunca han estado en un once inicial), ya solo quedan 14 piezas profesionales de primer rango. Y, en puridad, aún cabe perfilar más el reparto de hombres importantes dentro del actual vestuario zaragocista y sacar de él a Diogo, dejándolo en tan solo 13. El charrúa ha participado en 9 partidos, pero solo ha sumado 406 minutos. Titular en tres choques con Víctor y parche extraño como medio centro en varios partidos, su valor ha caído enteros.El cambio de entrenador


El último inconveniente serio que ha debido salvar el equipo en el primer cuatrimestre ha sido la falta de comunión en muchas cuestiones con Víctor Muñoz como técnico inicial del curso. Algo que derivó, el 24 de noviembre, en su destitución, asunto siempre pantanoso, y en su permuta por Ranko Popovic. El aragonés entendió siempre a duras penas las especiales condiciones que sufre este año la SAD y, como él mismo reconoció, lejos de acercarse a la política del club, fue alejándose cada vez más del criterio matriz. Tras un mes negro (sumó un punto de 12 en sus últimos cuatro partidos), dejó paso a su sustituto y el equipo se ha rehecho de ese peligroso bache.