Opinión

Todavía peor

Después de los empates ante el Hércules y el Mirandés, el Real Zaragoza cosechó una derrota en un partido muy similar: tuvo las ocasiones, pero no fue capaz de convertirlas.

El jugador del Real Zaragoza Paredes pelea con un rival
Todavía peor
A. SALAMÉ

Después de los tristes empates ante el Hércules y el Mirandés, costaba pensar que el Real Zaragoza diera otro paso atrás. Pero este sábado, en otro partido triste y desangelado, se dejó ganar por un puñado de chavales en un Mini Estadi en donde se sentía el aliento de un zaragocismo admirable que es de largo lo mejor que tiene esta entidad. Y que exige el respeto del club y sus dirigentes.


Un gol en el último tercio de la segunda parte cerró un partido que selló la primera derrota del cuadro aragonés en ese estadio en el que los de Paco Herrera buscaban el primer triunfo.


Dos puntos de nueve posibles y un gol en tres partidos ponen de relieve las carencias de un equipo que no logra adaptarse a la singularidad de la categoría y al que el técnico no consigue darle el aire de suficiencia y eficacia que se le supone a uno de los más claros favoritos al ascenso (sobre el papel).


El cuadro blanquillo hizo más méritos, tuvo más ocasiones, al menos; y en su densidad, mereció más. Pero como ya le había pasado en sus dos encuentros previos, no fue capaz de plasmar en el marcador sus oportunidades.


En un imagen muy similar a la ofrecida en sus dos envites previos, el duelo caminaba hacia otro empate a nada, hasta que una acción aislada e hilada de los jóvenes canteranos azulgranas, permitió a la formación de Eusebio Sacristán llevarse la victoria.


Al Real Zaragoza le falta, entre otras cosas -y sobre todo-, pegada. En Barcelona, dispuso de ocasiones muy claras para marcar, pero careció de acierto. Se ha encomendado a una tripleta de delanteros –Henríquez, Roger y Ortí- que desbordan juventud, pero a los que hay que exigirles estar a la altura de la jerarquía del equipo. Y pedir también la implicación y el acierto desde la segunda línea; de hombres como Movilla, Luis García y Barkero, que ponen la experiencia y la veteranía en la escuadra.


La penitencia, el purgatorio de la Segunda es larguísimo. Pero reaccionar resulta imprescindible. El zaragocismo merece un respeto deportivo. Que pasa por ganar de inmediato. El sábado llega a La Romareda el Lugo. Ya vale…