Algunas aspectos llamativos han marcado la presentación del nuevo entrenador del Real Zaragoza, Paco Herrera. De salida, la presencia de Ferando Molinos, todavía presidente del conjunto aragonés. El cabeza visible de la entidad quiso arropar con su presencia al recién llegado; apenas habló, aunque elogió la figura del nuevo responsable de la parcela técnica: "He tenido diversas experienias con él y es un gran profesional".

Flotaba, además, en el acto, la invisible presencia del máximo accionista, Agapito Iglesias. Se le preguntó con quién había acordado su llegada, aunque explicó que había sido su representante el que había llevado la negociación; e indicó que ha mantenido ya un par de conversaciones con el propietario de la entidad.

Sabe Paco Herrera que llega a una institución desgajada, rota. Y, en el punto de partida, solicita la colaboración de todos: "Esto lo vamos a conseguir entre todos -relata-. Todos somos importantes para conseguir el ascenso". Desembarca, además, con un contrato de dos años, que ningún técnico ha logrado cumplir bajo el paraguas de Agapito Iglesias; y entendió el desencanto de la gente, que se puede "borrar" del proyecto:"Confío en que en pretemporada el equipo diga algo" y anime así a los aficionados a sumarse al proyecto. 

Complicado territorio al que se asoma Paco Herrera. Él mismo lo ha señalado en el acto de puesta de largo: "El algunos aspectos, la situación es similar a la del Celta". No, desde luego, en la fractura entre los aficionados y el propietario de la entidad.