Opinión

Hablar sobre el campo

El vestuario zaragocista confecciona un discurso sólido y coherente. Sin embargo, es preciso que adquiera forma sobre el terreno de juego.

Montañés, Postiga y Romaric, en el duelo de Riazor
El Zaragoza cae ante el Dépor _8
EFE

Más que correcto, es acertado el discurso que transmite el vestuario del Real Zaragoza en la delicada situación por la que se encuentra el equipo. La plantilla quiere hacer acto de contrición y, tras solicitar el apoyo de los seguidores, garantiza el compromiso de la escuadra en busca de esa victoria ya imprescindible en este delicadísimo 2013.


El discurso resulta unívoco: ya desde esa extraña rueda de prensa de Manolo Jiménez tras su regreso de La Coruña, el entorno blanquillo quiere depositar su confianza sobre la afición, “el mejor jugador” llegó a decir del técnico del Real Zaragoza. Y han insistido los jugadores: lo hizo Roberto, lo ha hecho Víctor Rodríguez...


Pero no se puede desviar la mirada. El problema no está en la afición, que ha sido siempre fiel y sólido apoyo del equipo. No ha fallado en su empuje, no ha dejado de impulsar al equipo en los momentos más delicados. A cambio de… de muy poco.


Y es ahí donde hay que corregir; el escenario de los problemas y en donde es preciso abordar las soluciones. El técnico y los jugadores están en su derecho de pedir, pero tienen que dar. El Real Zaragoza ha perdido intensidad y chispa, ansia de ganar, ambición. Y es ese el terreno que es obligado reandar. 


El zaragocismo ha estado –y estará- a la altura de las circunstancias. No ha dejado de alentar y estar al lado de los suyos. Y lo ha demostrado con hechos. El compromiso de la plantilla se encadena ante los micrófonos, en sus comparecencias. Y el discurso resulta impecable: pero ha pasado el tiempo de hablar ante las cámaras. Ya va siendo hora de engarzar el discurso sobre el terreno de juego.