Sujétalo, Manolo, porque el Real Zaragoza ha recuperado su espíritu y es hora de agarrarlo, de no dejarlo escapar. Es verdad que había merodeado también en otros partidos: se había mostrado también con claridad ante el Málaga o el Valencia. Pero había volado ya desde hacía bastantes partidos…

Ante el Real Madrid, este sábado, se vio otra vez a ese Real Zaragoza de Manolo Jiménez; a esa escuadra seria y poderosa, ambiciosa –alejada de los temores-, convencida de sus virtudes y segura de una victoria de la que sólo el capricho del fútbol le privó.

De Real a Real, tuvo este sábado más señorío futbolístico el Zaragoza. Se sobrepuso a su errática trayectoria y mereció sin duda la primera victoria de este año 2013 y la rehabilitación deportiva de La Romareda.

Porque la clave de los argumentos del Real Zaragoza estuvo en La Romareda. El estadio municipal vibró con el juego del equipo aragonés; lo empujó, compartió sus méritos; disfrutó de su juego; e hizo crecerse a una escuadra que necesitaba ganar y que acarició los tres puntos.

La afición zaragocista y la recuperación del espíritu del ‘sí se puede’ llevaron en volandas al equipo en una noche que mereció una pizca más de magia. Pero a medias la malaventura y la ya clásica mala actuación del colegiado -¡qué pesadez!- privaron al Real Zaragoza del triunfo.

El Real Zaragoza ha recuperado, sin duda, su espíritu. Es hora de que Jiménez lo conserve en el tramo final del Campeonato. De momento, la vida pasa por Riazor, el próximo sábado, a las 20.00.