Opinión

Seguir creciendo

 El golpe sufrido por el Real Zaragoza hace una semana, con esa dolorosa derrota en La Romareda, ante el Celta, tenía dos vertientes: una deportiva –garantizaba la posibilidad de dar por fin un salto hacia el territorio de la tranquilidad, al que hace años que es ajeno el equipo aragonés- y la anímica. Porque truncaba de forma inesperada una línea progresiva que ponía de relieve que, por fin, las cosas se están haciendo bien.


La semana, que amanecía plácida, se convirtió en tormentosa. El peaje de la Copa del Rey podía comprometía aún más al Real Zaragoza; de ahí su indiscutible trascendencia. Pero de forma agónica y con un tremendo sufrimiento, el conjunto de Manolo Jiménez logró en Granada un billete que, sin duda, supone un espaldarazo moral fundamental para los blanquillos.


Toca ahora resarcirse del golpe deportivo. La ruleta competitiva da la oportunidad de sacarse la espina con rapidez. Y menos de una semana después, el Real Zaragoza llega a Mallorca con la ilusión de conquistar un territorio maldito y plantar su bandera en el Iberstar Estadi.


Los de Manolo Jiménez han recuperado sus argumentos y aspiran a consolidar esa progresión deportiva que habían mantenido hasta la jornada pasada. Las cosas son muy complicadas en las islas, donde el Mallorca no encuentra el camino y se precipita sin agarradero hacia los infiernos de la clasificación.


Otro rival directo, otro partido de empaque, trascendente, en el que, además, el Real Zaragoza puede curar heridas y volver a dar un giro a su historia reciente. Ganar debe ser el objetivo. Y, desde ahí, a seguir creciendo.