Real Zaragoza

Un partido y sus circunstancias

La actuación del colegiado Muñiz Fernández en el encuentro del sábado en La Romareda deja una herida en una escuadra que aspiraba a cambiar su tendencia deportiva.

El Real Zaragoza cayó derrotado el sábado por la desafortunada actuación del colegiado Muñiz Fernández. No estuvo atinado el colegiado, que se cargó el partido, destrozó el ánimo blanquillo y de su parroquia y quiso, además, enmendar sus errores por el camino de la compensación.


La injusticia de la desafortunada actuación del colegiado deja una herida honda en la formación de Manolo Jiménez. Porque hay partidos que marcan una tendencia en la Liga y, sin duda, uno de ellos era el del sábado en La Romareda. La derrota, de la que tiró Muñiz, no es indiferente para el Real Zaragoza.


Había perfiles de gran atractivo en este duelo. Por un lado, la tendencia en el juego blanquillo. El Real Zaragoza había dado muestras ya de una recuperación significativa en su juego –que también se notó el sábado- y que precisaba el refrende de un resultado. No lo consiguió, en gran parte por el evenir marcado por el colegiado.


Era importante consolidarse en La Romareda, tras el triunfo logrado ante Osasuna. El reto era conformar el estadio como un fortín, cambiar la tendencia, transmitir una imagen de solidez. Nada de eso fue posible.


La derrota, además, ubica al Real Zaragoza al borde del abismo. Otra vez más. Con lo que ha costado empezar a sacar la cabeza, el equipo aragonés se vuelve a colgar del precipicio; en puertas, además, de otro encuentro fundamental, en Los Cármenes, ante un Granada que acaba de asaltar el Iberostar Estadi mallorquín.


No es el mejor ambiente para preparar el partido, más aún, cuando hay dos semanas antes de la próxima cita, cuando el Real Zaragoza no tiene la oportunidad de resarcirse de inmediato de los errores que él ha sufrido.


Muñiz no sólo se cargó un partido; descabalgó la proyección futbolística y anímica de un equipo enclenque, necesitado de refuerzos deportivos y morales que había ido acumulando en los últimos partidos. Y que se fueron por tierra en 90 minutos.


La derrota del sábado no sólo fue la suerte de un partido, también la de sus circunstancias.