De destitución, Natxo no quiere saber nada

El entrenador del Real Zaragoza considera "normal" la reunión del Consejo con todos los ejecutivos la semana pasada y se muestra tranquilo.

Natxo González, este viernes en los primeros minutos del entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.
Natxo González, este viernes en los primeros minutos del entrenamiento del Real Zaragoza en la Ciudad Deportiva.
Raquel Labodía

Natxo González lleva varias semanas en entredicho al margen de que, pese a que los números y el rendimiento del Real Zaragoza en la primera vuelta que concluirá este sábado frente al Barcelona B en La Romareda son compatibles con el peor equipo de hace décadas, en ningún momento ha sido contestado desde los graderíos. La dinámica general del bloque blanquillo, que ha derivado en su pobre 15ª posición en la tabla a estas avanzadas alturas del torneo (ya en su mitad) y en la dificultad para ganar partidos (5 de 20), en especial cuando actúa como local (2 de 9), hubiese derivado en años anteriores a una crisis mucho más visible a flor de piel. Pero, tras las negativas experiencias sufridas en las temporadas previas, donde el carrusel de despidos en el banquillo casi nunca dio buen resultado (solo el cambio de Popovic en lugar de Víctor Muñoz acabó mejorando el inicio torcido de cada curso), esta vez se apostó desde el principio por solicitar paciencia, calma, sosiego ambiental en torno a la plantilla y el cuerpo técnico. Una medida razonable.

El zaragocismo, con un alto grado de desazón por tantos disgustos como acumula en el último decenio, desde que el letal agapitismo introdujo al club en su túnel más oscuro de la historia, ha entendido que esa pose, que esa conducta es cabal y merece un alto grado de cumplimiento. Por eso, desde el mismo verano, en la mezcla de la ilusión que se gesta cada pretemporada al considerar que éste año sí es el bueno, se incluyó un apacible comportamiento, histórico por inusual, en las tribunas de La Romareda. Nunca ha habido más allá de un leve runrún en los muchos días feos e indigestos. Jamás una bronca monumental o reproches directos a la yugular. Se entienden, en líneas generales, los condicionantes. Se comprenden, con buena intención, las dificultades. Y se respeta, en la medida de lo posible, lo solicitado desde el corazón de los ejecutivos del club.

Pero, como es natural, si el fútbol no respalda esa voluntad generalizada, es posible que llegue un momento donde los cimientos morales no sujeten las taras de índole futbolística que presenta el equipo sobre el césped. Y ahí, la clasificación, la pelea por los objetivos consabidos por todos, es el chivato semanal. El testigo que denuncia máculas, manchas, malas praxis y demás chirridos en el día a día. No hace falta más que echarle un vistazo una vez cada pocos días, como a la varilla del aceite de un motor. Y lo que ahí sale, no da lugar a debates extensos.

Natxo es consciente de que su margen de maniobra ante los yerros y malos resultados se ha reducido al mínimo entre noviembre y diciembre. Y, de hecho, él estuvo presente en primera persona la pasada semana en la cumbre de consejeros de la SAD con el director general (Cuartero) y el director deportivo (Lalo Arantegui). Pero el vitoriano actúa con poso, quizá porque no le queda otra alternativa. Es cuestión de apostar por la fe en la reactivación, in extremis y a tiempo, del obturado equipo. Y Natxo así se manifestó en la rueda de prensa previa al partido ante el filial del Barcelona, este viernes de vísperas:

"Hubo una reunión con el Consejo. Me parece lo más normal del mundo que se junten con el director deportivo, con el entrenador... para hablar de la actualidad, para tomar un café, para comer o para lo que sea. Lo veo desde la normalidad. A partir de ahí, las conclusiones que se puedan sacar no es problema mío", esgrimió Natxo González.

El vasco cuenta con el respaldo de Lalo y José Mari Barba, director deportivo y secretario técnico, sus principales valedores desde un principio. También Cuartero, un escalón más arriba, sujeta con fuerza el actual statu quo futbolístico, algo natural cuando se trata de apuestas con mucho componente personal en cada caso. Y Natxo así lo indicó: "A mí siempre se me ha transmitido tranquilidad. Desde la dirección deportiva, que es donde más contacto tengo y que es, por supuesto, la responsable del área deportiva. La reunión fue una magnífica reunión. Hablamos de todo, de la trayectoria del equipo, del futuro, etcétera, etcétera... muy bien".

El discurrir del fútbol y esa medida de la varilla del aceite (o sea, los puntos y la clasificación del Real Zaragoza) marcarán la vigencia y la posible caducidad de este presente, que no cuenta entre sus cualidades la de ser perenne. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión