Apagón en el ataque

El Real Zaragoza solo ha marcado un gol en los últimos 5 partidos: la mala toma de decisiones de #sus atacantes, el mal momento de Borja y otras razones explican su sequía

Toquero, en Albacete
Apagón en el ataque
Josema Moreno

El partido de Jorge Pombo en Albacete resume al Real Zaragoza de ayer: si el campo hubiera tenido 75 metros en lugar de 100, hubiera rozado el sobresaliente en el casillero de las notas. Pero le faltó el filo de la navaja: dominar también esa zona final, donde el fútbol se sintetiza y adquiere todo su sentido. Esa tierra del peligro, de la amenaza y del gol fue la única porción de terreno en la que el Zaragoza no se impuso en el Carlos Belmonte con la misma claridad que en el resto de tramos del juego.

Aunque Ros, Grippo y Papu tuvieron ocasiones nítidas, al Zaragoza le faltaron las cuestiones mollares del fútbol: rematar más y mejor, sacar más y mejores pases finales, tomar mejor las decisiones en los últimos metros… Asuntos, principalmente, de naturaleza individual. No es algo nuevo y esta espesura cuando el juego debe concretarse explica buena parte de los problemas actuales del Real Zaragoza: ha marcado solo un gol -Julián Delmás, su lateral derecho, al Sporting en una jugada de estrategia- en los últimos cinco partidos, sequía consolidada, además de ayer en Albacete, en los encuentros frente a Almería, Reus y Cádiz.

En el Carlos Belmonte, el Zaragoza matizó su registro con la sacudida que le pegó Natxo González al equipo, con siete cambios de nombres, algunos de posiciones y otros tantos de funciones tácticas. Un nuevo volantazo que, esta vez, le salió bien al técnico. El Zaragoza superó al Albacete y le salió el partido previsto con la apuesta por jugadores como Ros, Pombo, Guti y Toquero de acompañante de Borja. El equipo aragonés apostó más por el vértigo que por la serenidad, por la carrera, la verticalidad y el juego algo más directo. Al Albacete le descosió la línea de presión con las transiciones que inspiraba un notable Eguaras -mejorado como pivote, más productivo aún en esa posición hasta ahora de Zapater- y lanzaban Ros y Pombo. Este último fue un puñal que se partía a la hora de la verdad: nunca decidió bien, pasando cuando no debía y tirando cuando había otras soluciones más colectivas.

El Zaragoza no conquistó el área del Albacete, en parte, por razones de este tipo: mala selección a la hora de pasar, tirar, asociarse… En ese punto se desvaneció el equipo: faltó el último regate, el control decisivo, el remate definitivo, la asistencia clarividente… Los excesos individuales de algunos jugadores, la imprecisión de otros y ciertos estados preocupantes evitan que el Zaragoza genere más arriba.

Otra de las razones de su apagón ofensivo es el angustioso juego de Borja Iglesias, que ha dejado de disfrutar jugando y ahora lo hace sufriendo, con la ansiedad del gol unas veces y desasistido otras. Toquero, el otro goleador del equipo, tampoco anda fino. El Zaragoza les necesita para que el gol devuelva la luz al equipo.

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