El Real Zaragoza vive inmerso en una temporada compleja, cargada de dificultades, en la que está siendo incapaz de encontrar una línea estable de regularidad en sus resultados. Tampoco en su fútbol. A rachas, el juego del equipo de Natxo González es más o menos estable, competitivo. En otros momentos, carece de fluidez, solidez defensiva y acierto goleador. Dos caras de una misma moneda. En solo una ocasión ha sido capaz de enlazar dos victorias consecutivas y su mejor serie de resultados sin conocer la derrota se estira hasta las siete jornadas (desde la sexta hasta la duodécima).

Hay un dato que refleja bien la paradoja de campeonato que está completando el Real Zaragoza: ha sumado los mismos puntos, once, como local que como visitante. Su rendimiento a domicilio es, dentro de las jerarquías vigentes en la actual Segunda División, más que aceptable. Incluso notable. De hecho, solo tres equipos han sumado más puntos lejos de su estadio que los aragoneses: el lanzado Cádiz (16), el colíder Lugo (14) y Osasuna (12), a tiro de piedra del ‘play off’ con un partido menos (el aplazado por la nieve frente al Nástic). Por detrás de este trío, en una hipotética clasificación única con los partidos a domicilio, un grupo de equipos con once puntos entre los que está el Real Zaragoza junto al Rayo Vallecano, el Alcorcón y el propio Nástic de Tarragona.

El Zaragoza, a pesar de todos sus pesares, ha capturado más puntos lejos de La Romareda de los que ha sumado, por ejemplo, el Huesca fuera de El Alcoraz, el Numancia de Los Pajaritos o el Granada del Nuevo Los Cármenes. El Huesca es líder, el Numancia es cuarto y el Granada quinto. La temporada del Zaragoza fuera de casa, en este sentido y a pesar de los evidentes patinazos en Huesca o en Almería, no se puede calificar de negativa. Tres de sus cinco victorias han llegado en desplazamientos: en Córdoba (1-2), en Lorca (0-2) y en Gijón (0-1). En casa, solo ha sido capaz de vencer al Numancia (3-0) y al Rayo Vallecano (3-2).

El curso pasado, apenas ganó cuatro partidos fuera de su estadio (Rayo Vallecano, Huesca, Elche y Mirandés), una cifra que también se repitió la temporada anterior (Albacete, Bilbao Athletic, Córdoba y Valladolid). Con solo una victoria más, el Zaragoza de Natxo González ya igualaría a sus predecesores. Con más de media liga aún por delante. Y precisamente son dos salidas lo que afronta ahora el Zaragoza en sus dos próximos compromisos, los últimos del año. Albacete y Valladolid medirán la solidez visitante de un equipo que viene de rescatar tres puntos de oro en Gijón y que necesita recuperar los perdidos frente al Cádiz en La Romareda, donde la fuga de puntos se ha convertido en un problema de primer orden. Dos signos triunfantes en estas dos venideras salidas confirmarían la buena salud visitante de los de Natxo González en la primera vuelta.

El contraste en La Romareda

Ser el cuarto mejor visitante de la liga ubicaría a los aragoneses en una situación privilegiada si acompañaran los resultados en casa. En la actual Segunda División, sumar once puntos a domicilio es un registro positivo, pero sumar once puntos como local es uno muy negativo. Ni más ni menos. El contraste es tan evidente que el mismo Real Zaragoza que es el cuarto mejor visitante de Segunda es, también, el cuarto peor local de la categoría. Solo el Sevilla Atlético, el Córdoba (ambos en descenso) y el Nástic de Tarragona son peores en sus estadios que el Zaragoza. Los números de los aragoneses en La Romareda son de equipo que desciende irremediablemente de categoría en el mes de junio.

A excepción del Cádiz, todos los conjuntos que se encuentran en ascenso directo o en zona de promoción, son también los más sólidos en casa. El Huesca es líder de Segunda y es el mejor como local. A su estela, el Numancia, a dos puntos del ascenso directo. El Granada, el Oviedo, el Tenerife, el Rayo... todos los que han convertido sus estadios en lugares de victorias habituales, están ahora instalados en las posiciones de pelea por el acceso a la Primera División.

La lección es clara: si el Zaragoza quiere escalar posiciones en la tabla debe, imperiosamente, corregir su tremendo déficit en La Romareda. Vivir exclusivamente de lo que se rasca a domicilio es del todo imposible, a pesar de que el equipo ha mejorado sus prestaciones fuera de casa con respecto a temporadas precedentes.