Accidentada derrota del Real Zaragoza ante el Cádiz que impide el repunte

Los aragoneses cayeron 0-2 en un partido que jugaron en inferioridad numérica, hasta con nueve hombres casi media hora tras las expulsiones de Verdasca y Cristian Álvarez.

Accidentada derrota del Real Zaragoza ante el Cádiz que impide el repunte.
Accidentada derrota del Real Zaragoza ante el Cádiz que impide el repunte.
Toni Galán

No pudo el Real Zaragoza enlazar dos victorias tras la lograda en Gijón seis días antes. El Cádiz se llevó los tres puntos de La Romareda en uno de los partidos más accidentados de los últimos tiempos en el estadio municipal, en el que los de Natxo González jugaron con nueve hombres casi media hora y, en inferioridad, desde el minuto 27. Pese a este lastre, al final letal para los blanquillos, la enfadada afición aragonesa (sobre todo con el árbitro), la hinchada reconoció el gran esfuerzo llevado a cabo por el equipo en esas circunstancias tan contrarias.

El partido empezó torcido y torcido se embocó hasta el final. Lleno de incidencias ajenas al fútbol en sí. De brusquedades, de decisiones arbitrales erróneas repartidas hacia los dos bandos, para que nadie tenga nada que reprochar por ese flanco. Plasticidad, juego de cierta sustancia, no hubo apenas. La primera parte fue un canto coral al aburrimiento, al mosqueo permanente en las gradas, a la bronca. Y para el Real Zaragoza, en ese jaleo fuera de lo normal, lo mejor fue llegar al intermedio con el 0-0 inicial.

Por orden de prevalencia, la acción fundamental fue la expulsión de Verdasca antes de la media hora. El portugués se fue de la boca y le dijo al árbitro, el santanderino Cordero Vega, “eres muy malo” tras enseñarle una amarilla por protestar una falta clara anterior sobre Febas que no señaló. Craso error del luso que alteró los planes de Natxo. No obstante, la cosa había empezado rara en el ámbito disciplinario, pues el mismo juez le perdonó la roja a Papunashvili en los 5 primeros minutos del duelo. Primero, a los 30 segundos, tras una entrada brutal a la rodilla del exzaragocista José Mari, que acabaría sustituido más tarde al no poder aguantar el dolor. Cordero no mostró ni la amarilla al georgiano que, poco después, sacudió el tobillo de Garrido y, ahí sí, fue amonestado. Pudieron ser dos acciones accidentales, pero en cualquier caso punibles y castigadas con benevolencia por el árbitro de turno.

También pudo haber cambiado el rumbo de la alborotada noche el gol anulado a Vinícius en el 14. El brasileño remató a quemarropa un rechazo del portero Cifuentes a disparo de Febas, pero estaba en fuera de juego por poco. El linier tuvo el ojo fino y el 1-0 se fue al limbo cuando el Real Zaragoza daba muestras de algo de idea para combatir al rocoso Cádiz enrachado. Entre tanto, los zaragocistas iban lanzados en las entradas sobre los gaditanos, siempre llegando un segundo tarde al corte. Así llovieron tarjetas en cadena sobre Papunashvili, Zapater, Verdasca… más tarde Vinícius. La inspiración futbolística desapareció enseguida y todo derivó al barullo permanente.

El Cádiz no se mostró demasiado hábil ni once contra once ni, después, en superioridad numérica. Natxo metió a Zapater de central tras la roja a Verdasca mientras pensaba con calma qué hacer. Tardó 8 minutos en meter en danza a Jesús Valentín, sacrificando al segundo punta, el deslavazado Vinícius. El guión estaba destinado a otro día de aguante atrás, de firmar el 0-0 como mal menor. El Cádiz sabía que tenía mucho tiempo para mover el árbol y tampoco forzó demasiado la máquina entre tanta algarada.

En el rato en el que hubo algo de intención en el juego, Borja Iglesias en el minuto 4 remató forzado un pase largo al área y detuvo bien Cifuentes. En el 7, Garrido, solo en el segundo palo tras una falta lateral mal defendida, estuvo cerca de volear al marco con mucho peligro, pero la tiró fuera, desequilibrado. Salvi también probó fortuna desde lejos, sin puntería, un par de minutos más tarde. Y Barral, a la media vuelta en el área chica, en el 15, disparó fuera tras una buena penetración de Álvaro García. Pocos detalles que llevarse a la boca desde la grada que, en todo caso, transmitían algo más de peligro por parte andaluza gracias a la velocidad consabida de sus extremos, los citados Salvi y Álvaro.

El intermedio hizo de relajante muscular para todo el mundo. Hacía falta romper con un primer tiempo horroroso de seguir, infumable en su globalidad y, desde el prisma zaragocista, poco halagüeño. Así se afrontó un segundo tiempo que olía a dominio total de los amarillos y a una defensa a ultranza de los de Natxo en pos de guardar la puerta de Cristian Álvarez imbatida y esperar a ver si sonaba la flauta en alguna contra. Es decir, lo del día del Nástic, del Osasuna, del Rayo Vallecano… una película de reestreno ya vista en la pantalla de La Romareda varias veces, no solo esta temporada, sino también las anteriores. Es el sino del zaragocismo contemporáneo.

Y esta vez no hubo que esperar demasiado para recibir el mazazo del 0-1 que tiraba por tierra las esperanzas de puntuar. Solo habían pasado 7 minutos de la reanudación del choque cuando el Cádiz se adelantó en el tanteador. Y, para que la estadística prosiguiera dejando datos lacerantes para los aragoneses, el autor fue Jesús Valentín en propia puerta en una acción desgraciada. Tras un pase de Abdullah a la espalda de los centrales, que dejó solo a Alvaro García ante el portero zaragocista, éste lo regateó y disparó al desguarnecido marco para estrellar el balón en el poste. El rebote lo intrudujo en la red el central canario en su retroceso a la desesperada. Ahí pareció morir el Real Zaragoza en otra, la enésima, noche negada en su rol de local. De hecho, nada más sacarse de centro, el mismo Álvaro volvió a quedarse solo ante Cristian Álvarez, que salió del área con todo para anticiparse por décimas de segundo y evitar el segundo gol visitante.

En otra acción parecida, en el minuto 67, el guardameta argentino salió lejos del área para taponar otro contragolpe cadista y, después de un mal control con el pie, se ayudó de la mano para evitar que Carrillo se fuese solo al marco. Eso significó otra roja directa y que el Real Zaragoza se quedase con 9 hombres. Menos mal que Natxo no había ejecutado el doble cambio que preparaba, con Toquero y Raúl Guti ya atándose los cordones preparados para entrar en juego. Así pudo poner bajo palos a Ratón y eludió jugar con un jugador de campo con los guantes durante casi media hora. Todo seguía por el camino más abrupto posible en un día aciago.

El Cádiz, sorprendentemente, no se hizo con el dominio absoluto del balón y permitió incluso un par de ataque zaragocistas que llevaron la emoción a un graderío efervescente por motivos evidentes. Los minutos fueron transcurriendo sin apenas llegadas peligrosas de los andaluces, que con el 0-1 se veían muy confiados en sus propias fuerzas. En esas coordenadas, lo que hizo el Zaragoza tuvo su mérito en esta ocasión. No perdió la cara el equipo aragonés y buscó la aguja en el pajar. Natxo sustituyó a Zapater por Toquero para dejar un ‘nueve’ sobre el campo con marcado talante ofensivo. E hicieron sufrir a los de Álvaro Cervera. A falta de 11 minutos, una jugada de Papunashvili fue rematada por Borja Iglesias desde la corona del área y, tras golpear en un central, se marchó a córner. El público agradeció el esfuerzo zaragocista pese a tanta adversidad.

En la recta final, hubo un resquicio para soñar con el milagro de empatar con dos jugadores menos. El Cádiz no logró cerrar el triunfo hasta el 89, en una contra de Salvi, que rozaba el fuera de juego en su arrancada, que remachó a quemarropa el recién salido Romera. Hasta entonces, el Real Zaragoza esgrimió orgullo, casta, amor propio. Y solo claudicó por la inevitable inferioridad a la que fue sometido por el devenir del partido, de las decisiones arbitrales, por los errores de conducta claves en las decisiones cruciales del choque por parte de las individualidades blanquillas. Fue un castigo lógico al final, pero defendido con una imagen que el público aplaudió pese a una nueva derrota en La Romareda. Se acaba 2017 como empezó en el estadio municipal. Con otro sofocón. Está claro que va a tocar remar de lo lindo para situar al equipo en una zona de cierto sosiego en una campaña que se muestra complicada nuevamente.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Grippo, Verdasca, Ángel Martínez; Zapater (Toquero, 74), Eguaras; Papunashvili, Febas (Ratón, 69); Vinícius (Jesús Valentín, 35) y Borja Iglesias.

Cádiz CF: Cifuentes; Servando, Kecojevic, Marcos Mauro, Bijker; José Mari (Abdullah 39), Garrido (Romera, 82), Alex Fernández; Salvi, Álvaro García; y Barral (Carrillo, 61).

Árbitro: Córdero Vega (Comité Cántabro). Expulsó a Verdasca (27) con roja directa por decirle “eres muy malo” y a Cristian Álvarez (67) por tocar con la mano fuera del área. Amonestó a Papunashvili (5), Zapater (25), Verdasca (27), Vinícius (30), Bijker (36) y Garrido (57).

Goles: 0-1, min. 52: Jesús Valentín, en propia puerta. 0-2, min. 89; Romera.

Incidencias: Noche fría en Zaragoza, con 7 grados al inicio del partido y una sensación térmica inferior, con una lluvia suave desde una hora antes. El césped de La Romareda sigue empeorando progresivamente su estado y presentó numerosas irregularidades en muchas zonas del terreno de juego. En las gradas del estadio, floja entrada, alrededor de 14.000 espectadores.

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