El Real Zaragoza despedirá este sábado el año natural en La Romareda con un trascendental partido frente al Cádiz, uno de los equipos más en forma -quizá el que más- de toda la Segunda División. Se dará así por concluido un 2017 muy adverso en casa (los dos partidos que restan del año serán fuera, en Albacete y en Valladolid), cargado de dificultades deportivas en el que los aragoneses apenas han conquistado, hasta el momento, cuatro triunfos en 20 partidos. Un promedio muy bajo, insuficiente a todas luces para cualquier equipo que aspire a asentarse en la zona alta de la clasificación. Recuperar el pulso de las victorias locales ante los gaditanos es un reto grande, complicado, pero la recompensa también lo es. Ganar al Cádiz es sinónimo de recuperar crédito ante la afición. Ganar al Cádiz es limar, muy al final, los resultados de un año natural que bordean el suspenso en lo que a partidos como local se refiere.

Por eso, convertir La Romareda en un lugar donde se suma habitualmente de tres en tres es uno de los grandes retos que se le presentan al Real Zaragoza para el venidero e incipiente 2018. El vestuario, absolutamente consciente de la situación, lo admite cada semana sin dobleces: "Es verdad que no estamos siendo fuertes en casa. Pero es nuestra casa. Y ahí debemos empezar a ganar ya y que la afición comience a tener confianza en nosotros", insistía Diogo Verdasca al respecto este pasado martes. Julián Delmás y Alberto Benito, los otros dos portavoces de la plantilla esta semana, han insistido también en la vital necesidad de cerrar el año natural venciendo al Cádiz en La Romareda. La primera página del futuro 2018 se debe escribir ya en el presente 2017.

Y es que, la cuenta de resultados del Real Zaragoza en casa esta temporada presenta en liga un balance de dos victorias, cinco empates y una derrota en ocho partidos. Le ganó al Numancia y al Rayo Vallecano, empató con el Granada, el Nàstic de Tarragona, Osasuna, la Cultural Leonesa y el Reus y perdió frente al Alcorcón. En total, 11 puntos sobre 24. Menos de la mitad.

Si la cuenta se extiende a todo el 2017, el negativo balance escapa al paso de entrenadores, jugadores o directores deportivos. Raúl Agné, César Láinez y Natxo González se han sentado en los últimos 300 y pico días en el banquillo de La Romareda y, ninguno de los tres, ha conseguido abrochar la costura de las victorias. Agné arrancó el año perdiendo ante el Girona (0-2) y no consiguió que su equipo sumara los tres puntos de una tacada hasta principios de marzo, cuando superaron 3-0 al Numancia (curiosamente el rival al que ha ganado dos de sus cuatro partidos este año). Una dolorosa derrota 1-2 frente al Sevilla Atlético, que se quedó con diez y acabó con un juvenil de portero, le costaría el cargo dos semanas después. Ya con César Láinez al mando, el Real Zaragoza ganó un encuentro de los seis que disputó en casa, un trascendental 1-0 frente al Mallorca a mediados de abril que, puesto en perspectiva, supuso media permanencia en Segunda División.

Con margen de reacción

La solvencia zaragocista apenas ha mejorado con Natxo González, que tiene en su mano la posibilidad de comenzar a revertir desde mañana esta negativa tendencia de resultados. Tras la agónica victoria en Gijón del pasado domingo, un nuevo triunfo frente al Cádiz rearmaría de moral al vestuario de cara a la recta final del año, que presenta después en el horizonte las visitas al Albacete y al Valladolid, donde el equipo cerrará definitivamente el calendario de partidos del año natural.

En total, nueve puntos en juego de aquí a Navidad que marcarán el recorrido del Zaragoza en la recta final de la primera vuelta. A cinco puntos del ‘play off’ y a cinco puntos de la zona de descenso, en un término medio absoluto, el conjunto aragonés todavía está a tiempo de todo. De lo mejor y de lo peor. Recuperar el pulso de las victorias en La Romareda, empezando por el encuentro de este sábado ante el poderoso Cádiz, es el primer requisito indispensable para adentrarse en la zona noble de la clasificación. De otro modo, sin victorias constantes en casa, es imposible instalarse en la zona alta. Ha llegado la hora de reconquistar, por fin, La Romareda.