El último triunfo zaragocista en El Molinón, en Reyes de 2014 y con polémica

Ganaron los aragoneses 2-3 y el entrenador local, Sandoval, denunció una agresión del ayudante de Paco Herrera, Ángel Rodríguez, ambos hoy sportinguistas.

Sandoval, entrenador del Sporting en 2014, con el ojo morado tras el lío con Ángel Rodríguez, segundo del Real Zaragoza, en el túnel de vestuarios.
El último triunfo zaragocista en El Molinón, en Reyes de 2014 y con polémica
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Vuelve el Real Zaragoza a Gijón después de dos temporadas de los asturianos en Primera División. La última vez que los blanquillos jugarón en El Molinón perdieron 3-1 ante el equipo ascensor de Abelardo, aquel día en el que el árbitro madrileño Pizarro Gómez seccionó por la cintura al equipo aragonés con 1-1 en el marcador al expulsar a Fernández justo antes del descanso por una supuesta agresión a Jony que no pasó de un forcejeo, luego exagerado por el extremo asturiano. Era el 9 de noviembre de 2014, a escasos 15 días del despido de Víctor Muñoz como técnico del Zaragoza.

Para encontrar el último éxito zaragocista en campo rojiblanco (un lugar históricamente propicio en diferentes épocas y categorías) hay que irse algo más atrás, al 5 de enero de ese mismo 2014, con el Real Zaragoza recién descendido y entrenado curiosamente por el actual técnico gijonés, Paco Herrera. Era, claro, la temporada anterior. Ese día ganaron los aragoneses por 2-3, con un gol in extremis de Víctor Rodríguez, que había fallado un penalti instantes antes y se libró así de un disgusto tremendo de no haber sacado adelante esta victoria llena de goles.

Era el Zaragoza de Leo Franco; Cortés, Álvaro González, Arzo, Rico; Paglialunga, Acevedo; Barkero, Cidoncha, Montañés; y Roger. Luego, saldrían también el citado Víctor Rodríguez, Abraham y Álamo. En frente, el Sporting jugaba entonces con Cuéllar; Iván Hernández, Bernardo, Luis Hernández, Canella; Nacho Cases, Sergio Álvarez; Santi Jara, Alex Barrera (zaragocista efímero el año pasado); Lekic y Scepovic. También salieron al césped Casquero, Hugo Fraile e Isma López.

Marcó Roger el 0-1 nada más empezar. Voltearon el tanteador hasta el 2-1 Nacho Cases y Sergio Álvarez. El 2-2 lo firmó montañés a falta de media hora. Y, en la recta final, todo se alborotó de mala manera cuando aquel aguerrido Sporting que adiestraba el singular Sandoval se metió en líos de discusiones, entradas feas y fútbol turbio que halló un árbitro que no se arrugó ante semejante ambiente patrocinado desde el banquillo local: el andaluz Santos Pargaña. Dejó a los asturianos con 8 hombres al expulsar a Luis Hernández y a Iván Hernández en los minutos 53 y 68; y, más al final, también a Nacho Cases en el 82. El Zaragoza aprovechó tal esclarecimiento para apuntillar a los locales con el citado gol postrero de Víctor Rodríguez que dio forma al escándalo final.

No fue este, no obstante, el eje de la polémica del día. El protagonista del partido fue José Ramón Sandoval, el entrenador vallecano del Sporting. Cuando asomó en la sala de prensa al final del eléctrico partido mostraba un ojo morado, el derecho. Y ahí se supo el origen de una segunda parte tan hirviente. A Sandoval le habían dado un puñetazo en el túnel de vestuarios, en concreto el segundo entrenador zaragocista, Ángel Rodríguez, mano derecha de Paco Herrera (ahora los dos son los jefes del vestuario asturiano, las vueltas que da la vida). El siempre caliente técnico madrileño, entonces en Gijón, había avivado los ánimos, en comandita con algún miembro más de aquel 'staff' sportinguista de 2014, y hubo lío serio en el intermedio en las tripas del estadio.

Sandoval y el club local estudiaron presentar denuncia por el asunto, pero al final desistieron por aquello de que "lo que pasa en el campo ha de quedarse en el campo" y porque nadie estaba limpio de culpas en el rifirrafe. Fue curioso como Sandoval no quiso dar el nombre de Ángel Rodríguez como su agresor y lo encriptó definiéndolo como "una persona con el alma negra", alias que a partir de ahí tuvo que soportar Ángel con chanza en el ambiente zaragocista tras su sonado salto a la fama por su pelea con el preparador rojiblanco.

Son los recuerdos más próximos que evoca este retorno del Real Zaragoza a Gijón, un lugar donde mayormente siempre jugó en Primera División. Ahora, en Segunda, vuelve a cruzarse con un Sporting que tiene dificultades para intentar el regreso a la primera al grupo de élite del balompié hispano. Un clásico choque que, sin duda, vivió mucho mejores tiempos décadas atrás. 

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