Punto de inflexión negativo

En una cita que se presumía clave para robustecer la recuperación en la trayectoria de la temporada, el Zaragoza fue abofeteado por un Almería situado en zona de descenso

Partido Almería - Real Zaragoza
Toquero se duele tendido sobre el campo del Almería
Carlos Barba

Peor que en Huesca. Porque el Huesca es un señor equipo y el Almería no ganaba desde el 22 de septiembre, cuando superó a la cuadrilla del Sevilla Atlético por el mismo marcador que al Real Zaragoza. Numéricamente, ésa es la dimensión del oprobio de ayer. Futbolísticamente, el roto alcanza todavía una magnitud mayor: la distancia que separa a un filial de chavales de un equipo histórico en el fútbol español. Peor que en Huesca, decía. Peor que cuando ya pensábamos que no se podía hacer peor. Peor que nunca en este curso. A quien ame y sienta el Zaragoza, le sobran razones para estar preocupado.

La palabrita de esta semana nos remitía a la geometría descriptiva. El denominado punto de inflexión, esto es, el punto que cambia una trayectoria de cóncava a convexa (y viceversa...), ya hace tiempo que se trasladó al lenguaje deportivo para reflejar un momento crítico, un momento de cambio en el itinerario de un equipo. Ante la visita al campo del Almería, el ariete Borja Iglesias fue el primero en referirse al término. Venía el Zaragoza de sumar un afortunado triunfo ante el potente Rayo Vallecano. Nadie dijo que el Almería fuera sencillo, pero se intuía como asequible, como batible, como un rival incluso propicio para volver a ganar e intentar completar la tacada de nueve puntos consecutivos con el Reus al calor de La Romareda. Natxo González también verbalizó las dos palabras en su comparecencia previa al desplazamiento a Almería. Ariete y entrenador, entrenador y ariete, todos señalaron el momento en el que invertir la irregular trayectoria descrita y despegar de forma definitiva. Lamentablemente, sobre el césped del estadio de los Juegos Mediterráneos se confirmó el punto de inflexión, pero no fue el esperado. Pulgar abajo: el punto de inflexión fue hacia abajo, igual en el marcador que en el juego desarrollado.

La teorización de la obsesión esférica destila más y más palabras. Durante este ejercicio liguero, incluso antes, en la pretemporada, el Zaragoza fue el equipo de las sensaciones. Sanciones buenas, parecía. El equipo no ha superado nunca la décima plaza en la clasificación, pero le gustaba tocar y tal. Incluso corría hasta el último minuto, hecho inusual en los últimos meses del pasado curso. Quizás las sensaciones nacían más del deseo del zaragocismo de ver a su Zaragoza donde merece, y las alimentaba su rejuvenecida plantilla. Rotaba mucho Natxo, y las siete jornadas sin perder sembraron la ilusión. Muchos empates que un triunfo en Huesca habrían hecho buenos. Ergo, no eran buenos del todo los empates... La eficacia ante el Rayo despertó aritméticamente a un Zaragoza que ayer tenía ante sí, como apuntaron Borja y Natxo, un partido importante en su gráfico de la temporada. Y la pifió. Ahora tocará vaciarse para revertir una situación que no pinta bien ni en la tabla ni en el campo.

Hay motivos para la alarma. Si en Huesca se perdió con una alineación extraña, ayer se cayó con una formación que se entiende como la mejor posible o, al menos, una alineación lógica. La literatura aplicada al pelotón comienza a sonar demasiado remilgada, como artificial suena el eufemismo cuando algo se siente con toda el alma. Estamos mal, como ayer vimos. Lexema a lexema, las palabras sensaciones, fiabilidad o solidez chirrían en el tímpano cuando hay que hablar obligatoriamente de malas sensaciones, de falta de fiabilidad y de nula solidez. Solo así cabe explicar la derrota ante un Almería con un entrenador interino en el banquillo que sabe que hoy mismo abandonará su puesto ante la llegada de Lucas Alcaraz. Solo así se puede argumentar el revés ante un adversario que solo había sido capaz de sujetar dos de los últimos 24 puntos disputados. Solo así se puede llorar que al Zaragoza le metió ayer tres goles un conjunto que había hecho solo uno en los últimos 720 minutos. Ese equipo que arrastraba tan tenebrosos registros superó ayer con todas de la ley al Zaragoza. Sí, hubo punto de inflexión. Pero se reveló negativo.

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