El Almería, un enfermo crónico

Bordeando el descenso en los dos últimos años, el rival del Zaragoza vive instalado en una crisis constante.

Morcillo, capitán del Almería, y Javi Ros durante el Zaragoza-Almería de la temporada pasada.
Morcillo, capitán del Almería, y Javi Ros durante el Zaragoza-Almería de la temporada pasada.
José Miguel Marco

La Unión Deportiva Almería ha jugado en Primera División seis de sus once últimas temporadas. Incluso llegó a ser octavo, de la mano de Unai Emery, en 2008, el año del penúltimo descenso a Segunda División del Real Zaragoza. Los almerienses bajaron en 2011, ascendieron en 2013 y volvieron a descender de nuevo en 2015. Su objetivo y su previsión era recuperar de inmediato la máxima categoría, en uno o dos años, aprovechando la inyección económica que la liga reparte entre los clubes que bajan de Primera a Segunda.

Sin embargo, el actual paso del Almería por la categoría de plata está siguiendo una ruta muy desviada de la prevista. De hecho, los patrones que están definiendo las últimas campañas de los andaluces se aproximan más a los del Mallorca o el Elche, entidades grandes, con pasado reciente en Primera, que han terminado bajando un escalón más, hasta la 2ªB.

En dos temporadas y el tercio de la actual, el Almería ha tenido siete entrenadores distintos. Siete entrenadores en menos de tres años. Sergi Barjuan, con el que descendieron de Primera, fue el primer elegido para tratar de lograr el deseado ascenso. Duró siete jornadas. Después desfilaron por el banquillo Miguel Rivera, Joan Carrillo, Néstor Gorosito y el zaragozano Fernando Soriano, que colgó las botas y se vistió con el traje de entrenador para salvar al equipo en los últimos cuatro partidos. El Almería terminó la liga decimoctavo, a solo un punto del abismo de la Segunda División B. En un año que nacía con el claro reto del ascenso, ganó diez partidos.

La línea del curso pasado no fue muy diferente a la del anterior. Soriano arrancó la temporada y los resultados volvieron a ser los de un equipo candidato al descenso. Venció seis encuentros en las 27 primeras jornadas y fue despedido. Como esta semana, Fran Fernández, el técnico del filial, se hizo cargo del equipo durante dos partidos (una victoria y un empate) antes de que el club contratara a Miguel Ramis. En esta ocasión, fueron tres los puntos que separaron al Almería de bajar a 2ªB.

Cual enfermo crónico, el conjunto almeriense vuelve a vivir este noviembre la misma crisis de cada inicio de temporada. Cambian los nombres, pero el mal sigue ahí. El exzaragocista Miguel Ángel Corona, director deportivo desde junio, ha hecho una profunda renovación de la plantilla, tratando de regenerar la ilusión de la ciudad. El inicio fue notable, con diez puntos en las primeras seis jornadas, pero la crisis crónica de cada año volvió a sacudir al equipo, que enlaza ahora seis derrotas en las últimas siete jornadas.

Ramis fue destituido el pasado domingo y el club trabaja esta semana en la contratación de su octavo técnico en los últimos tres años. Mientras, Fran Fernández, el preparador del filial, trata de convencer a sus jugadores de que pueden conseguir los tres puntos frente al Zaragoza. "Tenemos que pasarle por encima al Zaragoza en todo, en fútbol, en ganas, en agresividad, en combatividad…", decía este miércoles el centrocampista Mandi. También han hablado estos días los capitanes, responsabilizándose al cien por cien de la situación deportiva y lamentando la salida de Ramis.

La mala dinámica les ha instalado en una peligrosa antepenúltima posición, con 12 puntos y nueve goles a favor (el que menos) en 14 jornadas. Para ellos, el encuentro de mañana frente al Zaragoza supone mucho más que tres puntos. "No voy a decir que es una final porque estamos en la 15ª jornada, pero sí que podemos cambiar nuestra dinámica o, por el contrario, complicar más aún nuestra situación", asegura su capitán, el veterano Jorge Morcillo.

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