El Real Zaragoza se vuelve a atascar en el empate frente a la Cultural Leonesa

En un partido espeso, los de Natxo González marraron varias ocasiones en el segundo tiempo y no supieron salir del feo 0-0 final.

Borja Iglesias trata de avanzar ante la presión de Isaac y Zuiverloon.
Borja Iglesias trata de avanzar ante la presión de Isaac y Zuiverloon.
Toni Galán

Otro empate. Otro tropiezo en La Romareda. El Real Zaragoza no supo ganar a la Cultural Leonesa y se atascó en el 0-0 inicial, que fue incapaz de romper pese a que hubo ocasiones claras, especialmente en el segundo tiempo, periodo en el que los de Natxo González mejoraron sensiblemente un flojo inicio de partido. No logran los aragoneses cogerle el tino a la temporada en su rol de locales y, en el sexto compromiso jugado ante su afición, no tuvo el acierto suficiente como para lograr la segunda victoria del curso (solo lo ha hecho ante el Numancia).

Aburrido, frío, sin ritmo. Así fue el primer tiempo. No encontró el Real Zaragoza en ningún momento un punto de inspiración. Ni individual ni colectiva. En minutos, dominó algo más el cuadro aragonés. Pero en peligro, fue ligeramente mejor la Leonesa, que defendió siempre con cinco en línea, porque el pivote Yeray se incrustaba como tercer central, y buscó contragolpes desde los laterales que en un par de ocasiones le salieron bien, generando las dos mejores jugadas antes del descanso. A los de Natxo se les vio espesos, lentos, sin ideas en muchas fases del juego, un mal síntoma siempre cuando el 0-0 se atasca en el marcador.

No funcionó Raúl Guti como mediapunta. No es la primera vez que el entrenador vasco lo mete en esa labor, esta vez lo hizo por Buff, y ciertamente no parece lo mejor para el canterano ni para el equipo. Ahí el Real Zaragoza perdió una pieza clave en el engranaje. Como Borja Iglesias siempre anduvo torpe con el balón, Toquero pululó sin demasiado criterio ni continuidad por las zonas muertas del ataque y Febas también vivió un choque de flotación sin sustancia, el ataque aragonés fue ciego todo el tiempo. Los carrileros, siempre solución interesante para la pizarra de Natxo, esta vez no dieron alternativas al embozamiento del balón. Delmás, como siempre, empezó bien, pero falló en todos los centros y se atrancó sobre la media hora. En el otro flanco, Oyarzun no penetró jamás hasta el fondo. Tampoco por ahí llegaron opciones de coger el timón del duelo.

La Cultural estuvo cerca de adelantarse en el marcador en el minuto 6 por medio de Colinas, que se quedó solo, mano a mano ante Cristian Álvarez, tras un pase al hueco del exzaragocista Isaac. El extremo de los leoneses remató duro pero se topó con el cuerpo de Cristian Álvarez, que salvó un disgusto que hubiera cambiado el guión de raíz. Quizá ese aviso asustó a un Zaragoza demasiado atado con el balón en los pies. Lo del amontonamiento de defensores visitantes en el movimiento estático se le cruzó en la garganta a los de Natxo, algo parecido a lo del día del Alcorcón, de infausto recuerdo. El primer amago de remate vino a balón parado, en un cabezazo de Borja Iglesias tras un córner que se marchó elevado. Tampoco en la estrategia se mostraron duchos los zaragocistas.

En el 25, Emi Buendía dio el segundo susto a La Romareda al entrar solo en el área por la derecha. Se equivocó, menos mal, y decidió culminar él la jugada en vez de asistir a Rodri. Su disparo se marchó raso, cruzado, fuera. Pudo haber sido peor, sin duda. De nuevo surgía la Leonesa en un impetuoso ataque que dejaba en evidencia la cansina manera de buscar el área por parte zaragocista. De ahí al intermedio únicamente otro cabezazo de Mikel González en otro saque de esquina, en el minuto 33, sacó del sopor al graderío. El balón se marchó alto por poco.

Si los de arriba no tenían su noche, tampoco Zapater y Eguaras, desde el medio campo, eran capaces de romper líneas. Ni en corto, ni en largo. Total, que todo quedó abierto para la segunda parte. La primera resultó nula. En toda la extensión de la palabra. Y si alguien se podía quejar de no haber aprovechado sus breves segundos de inspiración ofensiva, ése era el equipo leonés. Tenía Natxo tarea para el cuarto de hora de refrigerio.

Salió el Zaragoza, como se esperaba y deseaba, más espoleado y metido en la faena. Y en 9 minutos gestó hasta tres ocasiones de gol. La primera, en una falta lanzada por sorpresa por Oyarzun desde 30 metros que casi sorprendio a Jesús Fernández junto al poste. Y las otras dos, en sendos testarazos de Borja Iglesias y Toquero a centros templados del propio Oyarzun, por fin activado. Los dos remates se marcharon fuera, pero animaron a la afición y subieron las pulsaciones del equipo al unísono. Algo había cambiado. Y para bien.

La Leonesa logro domar bien ese ataque intenso del Zaragoza tras rebasar el cuarto de hora y entonces llegó el tiempo de los entrenadores. Los cambios. Ambos hicieron la primera permuta con talante ofensivo a la vez. Vinicius y Guarrotxena al campo. No les gustaba el 0-0. Natxo retrasó a Guti a la medular, su sitio más natural, pues decidió retirar a Eguaras, muy apagado de nuevo. Vinicius y Borja Iglesias armaron una doble punta de lanza, con Toquero basculando también al centro. Era casi un 4-3-3 de partida. La Leonesa, entre tanto, apenas pisaba el área de un tranquilo Cristian Álvarez. Por ese lado, en la segunda parte el Real Zaragoza no padeció en las contras como al principio del envite.

El juego se embarulló por momentos. En la línea media había demasiado tráfico de gente y las pérdidas de unos y otros fueron constantes. De ahí, en las recuperaciones, el Real Zaragoza empezó a buscarle las cosquillas a la zaga visitante. Pero Toquero estropeó por fuera de juego una acción de gol que debió dejar a Vinicius y que remató solo Borja Iglesias en el 70. Y poco después Zapater no logró hilvanar el último pase a Iglesias en otro robo rápido de balón que pilló a contrapié a los leoneses. En una noche sin luces, era otra manera de buscar el petróleo del gol ganador: la rapidez de reacción. Vinicius y Papunashvili, en el 79, intentaron la filigrana en el área pero al georgiano le sobró el último regate. Debió chutar tras la dejada del brasileño. Se esfumó otro amago de ocasión de gol. Y el tiempo volaba.

En los últimos 10 minutos la Cultural se echó atrás descaradamente. Ya no quería más que el empate. Y el Zaragoza presionó con todo lo que tenía en mente, que no era mucho. Guti disparó desde lejos, mal.  Nadie encontró un pase bueno, un desmarque útil. El minutero se fue y todo resultó desesperante. Vinicius tuvo el triunfo en el 90, a la salida de un córner. El ‘7’ zaragocista empalmó en el área una volea que se marchó fuera rozando el palo izquierdo. Y Borja Iglesias repitió disparo en el 92, tras un pase largo de Delmás desde atrás, pero Jesús Fernández tocó lo justo para enviar a córner y dejar las tablas definitivas en el marcador.

El Real Zaragoza sigue sin saber ganar en casa. Uno de seis. Mal bagaje. Se atascó de nuevo en el empate. Puntito a puntito no se va lejos. Y menos si se llega con déficit a esta racha de siete partidos sin perder que, por esto, resulta engañosa y nociva para los intereses zaragocistas. No pierde, pero tampoco gana. Y eso en La Romareda es una patología que anuncia problemas más adelante. La Cultural era uno de esos rivales a los que un equipo como el aragonés debe ganar siempre. Y visto el segundo tiempo, con las jugadas de gol fabricadas, al Real Zaragoza se le quedó escaso el rédito en esta noche de poca clarividencia atacante.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Mikel González, Verdasca, Oyarzun; Zapater, Eguaras (Vinicius, 63); Toquero (Papunashvili, 73), Raúl Guti, Febas; y Borja Iglesias.

Cultural Leonesa: Jesús Fernández; Isaac, Albizua, Zuiverloon, Viti; Mario Ortiz, Yeray; Emi Buendía (Aridai, 91), Señé, Colinas (Guarrotxena, 63); y Rodri.

Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Yeray (52), Oyarzun (76) y Señé (82).

Goles: No hubo.

Incidencias: Noche desagradable en lo meteorológico en Zaragoza a causa del fuerte viento, pese a los 19 grados de temperatura. El césped presentó un estado aceptable, con algunas zonas con pequeñas calvas. El hecho de que se jugase en viernes, horario intempestivo para la costumbre, restó afluencia de público en las tribunas de La Romareda: alrededor de 16.000 espectadores.

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