De Borja a Borja

De los últimos grandes goleadores del Zaragoza en Segunda, solo Bastón mejora los registros de Iglesias

Borja Iglesias anota el primer gol del Real Zaragoza contra el Sevilla Atlético
Borja Iglesias anota el primer gol del Real Zaragoza contra el Sevilla Atlético
Jesús Spínola

Borja Iglesias tiene gol. Su repertorio va mucho más allá de las llamaradas de fuego que escupen sus botas, es un delantero poliédrico, pero ese instinto letal, su capacidad de remate, le define y le distingue como una pieza de alto valor para el Real Zaragoza.

No es sencillo, en Segunda División, encontrar el gol. Cada verano, los artilleros principales de la categoría se pagan a precio de oro en el mercado: acaban en Primera, en ligas extranjeras o se quedan en Segunda en algunos de los equipos de presupuesto puntero. La libra de goleador es el producto más lujoso y el más complicado de hallar en una categoría donde representa un bien escaso.

Al Zaragoza se le abrió un problema de primer orden cuando perdió en junio a Ángel Rodríguez después de 21 goles la pasada temporada. Números que el Zaragoza no podía comprar en el mercado. Ni el Zaragoza ni casi nadie en Segunda. El objetivo no era incorporar un goleador ya hecho y derecho en la categoría, o en otras superiores, o en los mercados internacionales.

El goleador del Zaragoza debía esculpirse en el Zaragoza: alguien cuyas mejores cifras estuvieran aún por llegar. Y así, el destino del club se enfocó hacia Borja Iglesias. Lalo Arantegui puso su nombre en la diana del mercado y cerró la contratación de un delantero de Segunda B que todo el mundo sabía que estaba fuera de su ecosistema competitivo. Había marcado 34 goles con el equipo filial del Celta de Vigo, un registro apreciable, a no descuidar si ese rendimiento anotador se trasladaba al fútbol profesional: por eso, le ofertaron desde todos los rincones de la Segunda División. Casi 20 ofertas estudió Borja Iglesias entre junio y los primeros días de julio. Eligió el Zaragoza.

El delantero gallego no ha tardado en confirmar todas las certezas que se le intuían: efectivamente, era un futbolista fuera de categoría. Quizá, incluso en Segunda siga siéndolo. Pero, ante todo, Borja, en Zaragoza, se enfrentaba a la tiranía de las cifras. Su perfil podía presentar virtudes por todas sus caras: un delantero brillante en el uso del cuerpo, con movilidad, preciso en los apoyos, inteligente en la lectura del juego, de una velocidad extraordinaria con su larga anatomía…

Pero, por encima de todo, a Borja se le iba a calibrar en la balanza de los goles. Y ahí, Borja no ha tardado en ratificar todo lo que viene destilando desde que comenzó la temporada: es un depredador de infinitos recursos para el remate. Solo era cuestión de dejar correr un poco el tiempo para comprobar cómo engrosaba su cosecha. Borja huele la presa (su segundo gol en Sevilla es una demostración de agresividad goleadora, a ese balón no se tira todo el mundo con esa fe), se mueve sigiloso en el área y tiene una mortero en el pie derecho.

Es decir, Borja Iglesias tiene gol. En 11 jornadas, ha marcado 7 tantos, a los que agrega otro en Copa del Rey. En total, ocho dianas en el despertar de la temporada. Una evidencia incuestionable.

Es cierto que cuatro de esos goles llevan la huella de los once metros (uno de ellos en Copa contra el Granada), pero eso no resta relevancia a su producción ni a su intimidación. Solo Jaime Mata, delantero del Valladolid y pichichi provisional, con un inicio sobresaliente, 10 goles (ayer volvió a dejar una muesca más), mejora al ariete del Real Zaragoza.

Cerca de Borja Bastón

De momento, Borja Iglesias está muy cerca de los estratosféricos números goleadores que firmó su tocayo, Borja Bastón, en las once primeras jornadas de la temporada 2014-2015. El madrileño, a estas alturas de temporada, ya llevaba 9 de los 22 goles que anotó esa campaña. Marcó en todos los partidos que jugó excepto en tres (en los dos primeros se quedó en blanco, además no estuvo aún disponible para Víctor Muñoz en la primera jornada). Aquel arranque de Borja Bastón fue descomunal. Ahora, Borja Iglesias transita por los siete goles ligueros, no muy lejos de mejorar los números de su antecesor en la delantera del Real Zaragoza, pues no vio puerta en las jornadas 12,13 y 14. El actual ‘9’ del equipo aragonés sí mejora los registros de los otros dos grandes delanteros en Segunda del Real Zaragoza: la pasada campaña, Ángel Rodríguez había marcado cinco de sus 21 goles totales. Mientras en 2008-2009, el brasileño Ewerthon lleva cuatro de los 28 con los que cerró el curso tras una recta final de erupción goleadora.

Borja Iglesias, con su cadencia anotadora actual, proyecta 27 goles a final de temporada, una cuota que le abriría las puertas del panteón de grandes artilleros de la historia del Real Zaragoza. El gallego ya apunta a ser uno más de la estirpe de aristócratas delanteros que tanto ha caracterizado al club aragonés, chicos jóvenes, casi todos producto nacional, que rompieron a golear en La Romareda.

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